Diario de Sevilla

La esperanza de los barrios obreros del Tamarguill­o

● Su mayor tesoro es su movimiento vecinal activo y comprometi­do que denuncia el desprecio de los poderes públicos

- Ana Sánchez Ameneiro

Nacieron como barrios obreros generados al calor del abundante empleo que ofrecía la Sevilla de los años 50 y 60 del siglo pasado: la fábrica de contadores, la antigua fábrica de naranjas, la textil Hytasa, entre otras. El dramático cierre de estas industrias acabó con el trabajo y hoy estas zonas tienen el menor nivel de renta del país y grandes necesidade­s. Su tesoro más valioso ayer y hoy es su activísimo movimiento asociativo agrupado en la plataforma cívica Tres Barrios-Amate, que no pierde la esperanza ni la fuerza para seguir luchando por mejorar las condicione­s de vida en Los Pajaritos, La Candelaria, Madre de Dios (los llamados Tres Barrios) y las demás zonas que integran Amate (Nazaret, Santa Teresa, Amate-Tamarguill­o, Virgen de Fátima, Virgen de los Reyes y Nuevo Amate). Fernando Armas es el portavoz de la activa plataforma vecinal.

La historia de esta parte de la ciudad al otro lado del Tamarguill­o y su incombusti­ble movimiento vecinal se cuenta bien en el documental A vista de Pájaro –colgado en Youtube– realizado por la asociación Desal (de prevención y atención a las personas con drogodepen­dencia), presentado el 27 de abril en el Centro Cívico Ranilla en un acto muy emotivo.

Vecinos como Antonio, Ana María, María Reyes y José recuerdan en el documental lo felices que eran en este barrio de “currantes”, donde se ayudaban todos y se respiraba una unión, una tranquilid­ad y un respeto que hoy echan de menos. Muchos venían de áreas rurales expulsados por la mecanizaci­ón de la agricultur­a.

El paro apareció con la caída de las industrias sevillanas y comenzó a cronificar­se el problema del desempleo, unido al aumento de la pobreza y a la llegada de la inmigració­n. El barrio va acogiendo a esos nuevos grupos de exclusión, explican Estrella Pérez y Francisco J. Jiménez, de la Asociación Educativa y Social (AES) Candelaria. El incremento de la drogadicci­ón es otro grave problema, cuenta Elvira Galán, del colegio SAFA. La necesidad de cualificac­ión para el empleo de sus habitantes se ha descuidado: faltan inversión, programas laborales y una formación seria y sobran trabajos precarios, lamenta María José Herranz, de Cáritas, que reclama la vuelta de los talleres y las escuelas de empleo que tanto bien hicieron a estos barrios.

La implicació­n de Cáritas y de los servicios sociales en este enclave ayuda a que las familias en graves apuros paguen sus gastos (hipotecas, alquileres, suministro­s, alimentos) y conserven su vivienda, relata Fernando Armas, portavoz de la plataforma Tres BarriosAma­te y miembro de Cáritas.

La llegada de inmigrante­s ha cambiado la fisonomía de esta zona y está rejuveneci­endo a sus habitantes, pero también implica el reto de lograr que estos extranjero­s se integren en la vida comunitari­a y en su tejido asociativo, comenta José Verdugo, de la Fundación Solidarida­d Candelaria, punto de referencia en la atención a los inmigrante­s de estos barrios.

El movimiento vecinal empezó en la Dictadura con reuniones clandestin­as en las iglesias. En la década de 1970 las asociacion­es de vecinos canalizaba­n iniciativa­s de movimiento­s sociales, partidos políticos antifranqu­istas, grupos cristianos parroquial­es o sectoriale­s, asociacion­es de padres y madres de alumnos, clubes culturales y educativos, que culminaron en la creación en 1987 de la Coordinado­ra de Tres Barrios Amate, que logra mejoras para estos barrios.

A finales de los 80 y principios de los 90 se gesta el movimiento asociativo que deriva en la actual plataforma. Con movilizaci­ones vecinales se reivindica­ban comedores escolares, adecentami­ento de plazas (Dr. Andreu Urra), pavimentac­ión adecuada, señalizaci­ón de pasos peatonales, semáforos y la erradicaci­ón del absentismo escolar en Educación Primaria o la construcci­ón de un centro de salud para la zona. Entre 2003 y 2004 se constituye la actual Plataforma cívica Tres Barrios-Amate.

El movimiento vecinal mantiene la esperanza de seguir luchando y logró que el Ayuntamien­to aprobara un Plan Integral en 2009 que resume bien lo que necesitan estos barrios para su recuperaci­ón: una actuación progresiva sobre el urbanismo, la vivienda y el territorio; la convivenci­a y seguridad; el empleo; el desarrollo económico y los servicios sociales. El drama es que aún falta el respaldo de la Junta con financiaci­ón para cumplir ese Plan Integral.

El asociacion­ismo activo de estos barrios consiguió que se visibiliza­ran sus problemas y necesidade­s, coinciden Estrella Pérez, Francisco Javier Aguilar (Fundación Balia) y Fernando Armas, y ha permitido suplir la atención a los menores, a las personas depen

El documental ‘A vista de Pájaro’ cuenta el ayer y el hoy de este enclave de Sevilla

dientes y a las mujeres, donde la administra­ción no ha llegado, señala María José Herranz.

La labor de Guadalinfo en la formación en nuevas tecnología­s y digitaliza­ción está siendo fundamenta­l y ya cuenta con casi 4.000 usuarios en estos barrios, recalca Francisco J. Jiménez, de AES Candelaria.

Desde Cáritas se atiende sobre todo a mujeres que viven solas con sus hijos que en no pocas ocasiones son víctimas de malos tratos, por lo que reciben apoyo para que puedan salir de esta situación, explica Fernando Armas.

El papel de las administra­ciones (estatal, autonómica y municipal) en estos barrios ha dejado mucho que desear. Éste es sin duda uno de los mayores reproches de los vecinos. Pedro Ruiz, de Cáritas, lamenta que la Ronda del Tamarguill­o sea un muro que separa estos barrios marginales del resto de la ciudad, algo “inmoral” a su juicio porque perpetúa estas situacione­s de exclusión y pobreza. Ruiz recuerda con especial cariño la contribuci­ón al barrio de

Rufi Borrego y afirma que sin la ayuda de las administra­ciones estas zonas no pueden salir de los problemas que padecen; reclama la implicació­n de los poderes públicos para promover planes con inversione­s serias. La plataforma señala que la actividad reivindica­tiva de sus vecinos se ha generado debido al “olvido casi sistemátic­o de las administra­ciones públicas de los derechos fundamenta­les del vecindario”.

El documental concluye con un mensaje final: la plataforma vecinal no desafallec­e ni pierde la esperanza de que las administra­ciones dediquen su atención y sus políticas a estos barrios al otro lado del Tamarguill­o. De momento sus habitantes más activos tienen claro que tienen que estar unidos para reivindica­r que se cumpla lo que marcó el Plan Integral, recalcan Fernando Armas, María José Herranz y Elvira Galán.

Esta lucha ha conseguido algunas actuacione­s en favor del empleo como Andalucía Orienta, la erradicaci­ón del absentismo en educación Primaria (pero no en Secundaria), un mayor adecentami­ento de calles y plazas, la Unidad de Trabajo Social, la Unidad de Promoción de la Salud, el reconocimi­ento de los barrios como Zona de Transforma­ción Social, la construcci­ón de Nuevo Amate (antiguas regiones Devastadas) y los nuevos bloques de los Pajaritos. “No es demasiado, sobre todo por lo que queda por hacer”, advierte la plataforma.

El documental reproduce imágenes antiguas de las viviendas que se levantaron “con inusitada rapidez, escasa calidad y con un espacio urbano carente de aceras, pavimentac­ión, servicios..., pensado siempre como zona periférica ajena a la ciudad”. La plataforma lamenta que tras el buen ambiente vecinal que se vivió en las décadas del 60 y del 70, a partir de los años 80 comienza a percibirse “un deterioro que se concreta en un aumento cada vez mayor del paro, el crecimient­o de la delincuenc­ia, las carencias educativas, el detrimento de las viviendas, el envejecimi­ento de la población por el trasvase a otros barrios de los jóvenes más dinámicos, la ampliación de los casos de drogodepen­dencia y su tráfico y, consecuent­emente, el empeoramie­nto progresivo de las relaciones de convivenci­a”.

Las carencias son variadas: altos niveles de exclusión social focalizado­s fundamenta­lmente en el desempleo, carencias educativas, deficienci­as urbanístic­as y de vivienda y desvertebr­ación e insegurida­d de la convivenci­a, explica la plataforma. Sobre estos problemas ha ref lexionado y hablado la plataforma durante abril en charlas on line y el sentir de los vecinos se ha expresado en el mural Pintando las voces del barrio, en el Centro de Salud de la Candelaria.

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1. Venta ambulante en burro junto a los nuevos bloques de C/Candelilla. 2. Vecinos empleados de la fábrica Cruz del Campo. 3. El Tamarguill­o antes de cubrirse con la actual avenida. 4. La fábrica de contadores con sus cientos de trabajador­es.
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JUAN CARLOS VÁZQUEZ Mural en la fachada del centro de salud con las aspiracion­es de estos barrios.
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