Sacerdotes a 857 euros al mes
● El clero sevillano espera que entre los objetivos de Saiz figuren las necesidades de los sacerdotes
EL clero está expectante ante la toma de posesión del nuevo arzobispo, monseñor José Ángel Saiz. Los curas andan inquietos por los planteamientos que tendrá para ellos el prelado procedente de Tarrasa. Uno de los asuntos que más preocupa es el de los ingresos económicos de los presbíteros, una cuestión en la que se ha mejorado en los últimos años, pero muchos te reconocen que de forma insuficiente. Los curas tratan estos temas en privado, muy en privado. Uno de ellos nos mostró la nómina en un café casi clandestino:
“Mira bien, Fiscal, vivo con 857 euros al mes y atiendo varios templos, como bien sabes. Te reconozco que cobro esta cantidad de la Diócesis, pero después cada parroquia, dependiendo de su capacidad económica, te puede asignar un complemento de entre cien y trescientos euros más, pero ojo porque hay parroquias que no pueden darte eso, máxime en estos tiempos, e incluso las hay en las que, por supuesto, tienes que poner dinero de tu propio bolsillo porque no vas a dejar a una familia tirada o un aseo sin arreglar, por ejemplo. A esto hay que sumarle si tienes que cuidar a tus padres, o bien tienes a tu cargo a algún hermano u otro familiar, porque los sacerdotes no estamos casados, claro que no, pero tenemos parientes, soportamos nuestras cargas como los demás. No olvides cuando hay que hacer obras importantes en los templos y el Arzobispado te dice que no tiene recursos. También tengo que ser yo, como mis hermanos sacerdotes, quien gestione los recursos necesarios para financiar la obra, conseguir que el arquitecto renuncie a sus honorarios y moverte por instituciones como en tiempos hizo, por ejemplo, don José Luis Peinado con San Isidoro, ¿recuerdas?”.
Los curas tienen miedo cuando hablan de dinero. Por eso el interlocutor no para de mirar quién entra en la cafetería y se asegura de que yo me haya guardado bien el papel de la nómina para que no quede a la vista de nadie.
“Te comento otros detalles que al gran público pasan desapercibidos. Pesa mucho la exigencia que te encuentras muchas veces por parte de los fieles cuando tienes poca experiencia pastoral y te utilizan para fines determinados que te hacer quedar mal. También pesa, claro que sí, la obediencia a tu obispo o superior más inmediato, sea vicario general o vicario de zona, cuando no estás de acuerdo con su criterio pastoral. ¡Como en todos los trabajos! Pero a 857 euros al mes... Y ahora la incertidumbre que provoca la llegada de un obispo nuevo, porque casi siempre tienes que adaptarte a sus criterios”.
Mira de nuevo a su entorno y vuelve a la carga de forma desor
Los curas sobreviven, ayudan, buscan dinero para las obras, asisten a sus parientes...
denada con el dinero y otros asuntos: “La base de cotización para la jubilación son 600 euros largos que después complementa la diócesis hasta la nómina que tenemos. Por cierto, la soledad de los mayores me recuerda a la de los nuevos que salen del seminario. Sí, la casa sacerdotal es un gran acierto, ya que antes el desamparo para los ancianos era total. Esa casa es deficitaria, pero se mantiene. ¿Los curas que cuelgan los hábitos? Normalmente las diócesis les cubren un año de sueldo, pero no tienen derecho a prestación alguna. Se quedan desamparados. Pues sí, hay muchas veces que nos sentimos números que formamos parte de un organigrama para rellenar parroquias que se queden libres. Y aún más delicada, Fiscal, es la constitución de grupos, sectores, corrientes de opinión y diferentes sensibilidades que se forman en la diócesis y en función de donde estés podrás estar mejor o peor considerado. La cuestión económica es alarmante en la jubilación a los 75, porque, si el arzobispo te la admite, tienes que dejar la parroquia, la casa rectoral, etcétera. Como ves, los problemas son serios tanto para los jóvenes como para los mayores. Y eso que te repito que en Sevilla hemos mejorado económicamente con el trabajo del ecónomo profesional que fichó don Juan José. Pero Sevilla sigue siendo una de las diócesis donde menos se cobra”.
Y sigue. Está a tumba abierta: “Sales del seminario y te envían de párroco directamente a uno o varios pueblos. Los fieles creen que tienes la experiencia suficiente para desarrollarlo todo de momento, pero no es así. Te faltan tablas y te enfrentas a situaciones muy delicadas, tanto los compañeros que son de la capital y van a los pueblos, como al contrario. No todos los jóvenes sacerdotes conocen, por ejemplo, el mundo de las hermandades, o saben enfrentarse a la economía de una parroquia, la organización de las catequesis, las obras de mantenimiento, la carencia de medios... Todo esto está claro que se hace por vocación, porque si fuera por una cuestión económica, aquí no quedaría nadie. Alguien debe contarlo, aunque sea al menos una vez. ¿Tú pagas los cafés, verdad?”.