Los tacones altos y el Estado en la cabeza
El profesor Vázquez, piquito de oro de la new wave del constitucionalismo español, definió a Yolanda Ortiz Mallol (Granada, 1972) como mujer “radiante”, y no seremos nosotros los que le llevemos la contraria a la Academia. Fiscal con 20 años de experiencia, Yolanda Ortiz pertenece a una generación de mujeres que apabullan a los españolitos con su empoderamiento, subida en tacones de vértigo, con el Estado en la cabeza y una risa franca que, a veces, se transforma en sonrisa irónica ante las sandeces que los demás decimos. De Granada conserva un acento insobornable y cierto nacionalismo nazarí; de Sevilla ha sacado un gato, Batman, y un marido crítico y editor, Alfonso Crespo, que es el encargado de servirnos una copa de manzanilla cuando acaba la entrevista (durante, sólo agua, quizás por aquello de la incompatibilidad entre el servicio y el mollate). De estilismo faldicorto y alma progre, Yolanda Ortiz Mallol, letraherida y coleccionista de arte
–su casa es un minimuseo de pintura andaluza contemporánea–, está especializada en delitos contra el Medio Ambiente y el Patrimonio Histórico. Fruto de la confluencia entre su carrera y sus intereses literarios (es reseñista de la revista Mercurio y autora de Cuentos concatenados) es su libro Norma y vida. Reflexiones de una fiscal en activo, publicado por Athenaica, un breviario que también es una lúcida mirada sobre la condición humana. Ya en librerías.