Tres tesoros sevillanos viajarán a Burgos para ‘Las Edades del Hombre’
● La edición, bajo el nombre LUX, está dedicada a la Catedral de Burgos en el 800 aniversario de su construcción
Tres piezas singulares formarán parte del relato dedicado al proceso constructivo de las catedrales. La maqueta de la Catedral de Sevilla vista desde la cabecera, con San Leandro y San Isidoro, el Tríptico Relicario de las Tablas Alfonsíes, y una cruz relicario del Lignum Crucis viajarán a Burgos para la próxima edición de la exposición Las Edades del Hombre, que será inaugurada por los Reyes el 29 de junio. Bajo el título de LUX, la muestra conmemora el VIII centenario de la construcción de la Catedral burgalesa.
La maqueta de la Catedral de Sevilla vista desde la cabecera, con San Leandro y San Isidoro es obra de Jorge y Alejo Fernández Alemán. Está realizada en madera policromada en torno a los años 1511–1517. “Esta pieza constituye una singular muestra del proceso de construcción de la Catedral, en la que se recoge la presencia de dos arzobispos hispalenses, San Leandro y San Isidoro, que fueron pilares de la Iglesia en una época anterior a la construcción del templo, pero que dejaron su impronta no sólo en Sevilla, sino también en todo el territorio hispánico”. Se encuentra en la predela del retablo mayor de la Catedral, junto a la Virgen de la Sede.
El Tríptico Relicario de las Tablas Alfonsíes es la pieza de plata más antigua que atesora la Catedral y cuenta un gran valor histórico que supera al indudable valor artístico, dado que fue Alfonso X el Sabio el que, en sus disposiciones testamentarias, mandó que fuesen entregadas a la Catedral a su muerte, si su cuerpo era sepultado en ella, como así ocurrió. “Se trata de una extraordinaria obra de orfebrería, fruto del trabajo de famosos orfebres que ya trabajaban en Sevilla. Cabe destacar su vinculación con los monarcas que, junto con los cabildos, obispos y nobles fueron auténticos promotores de las catedrales góticas”. Se puede contemplar durante todo el año en la Sacristía Mayor junto con las llaves de Sevilla y la Virgen de las Batallas.
Por último, la Cruz-relicario del Lignum Crucis de esmaltes y camafeos con el grupo escultórico de la Piedad, donada a la Catedral de Sevilla en 1389 por el cardenal don Pedro Gómez Álvarez de Albornoz (1378–1390), “incide de nuevo en la extraordinaria relevancia de las reliquias y, para ello, se elaboraron los más bellos y ricos relicarios, como esta pieza, en los que la presencia de los metales y piedras preciosas estaba inexorablemente unida al valor espiritual de su contenido”.