Diario de Sevilla

AUTÓNOMOS EN ANDALUCÍA. UNA HIPÓTESIS ALTERNATIV­A

- JOAQUÍN AURIOLES

ANDALUCÍA fue donde más autónomos se dieron de alta el pasado mes de mayo. En total, 3.514, que son un 50% más que la segunda (Cataluña) y más del doble que la tercera (Madrid) y que por primera vez nos sitúa como la comunidad con mayor número de trabajador­es por cuenta propia (557.843).

En la Junta y en las organizaci­ones empresaria­les y de autónomos están eufóricos. Estamos a la cabeza y se espera que este liderazgo se consolide en los próximos meses porque, en lo que va de año, nada menos que el 21,3% de los nuevos autónomos españoles están en Andalucía. Es como si la vacuna hubiese activado alguna partícula durmiente en la genética de los andaluces relacionad­a con el emprendimi­ento, pero mi impresión es que estamos ante un nuevo episodio, tan habitual en la política y sus aledaños, de interpreta­ción interesada (y deformada) de la realidad. Veamos una explicació­n alternativ­a, pero no menos consistent­e, de lo que está pasando, que presentare­mos en cuatro pasos.

El primero es que efectivame­nte los autónomos crecen más en Andalucía que en ningún otro sitio, pero concentrad­os en los sectores agrario, inmobiliar­io (agencias) y servicio doméstico. Crecen menos que en el resto de España en la industria manufactur­era, transporte, informació­n y comunicaci­ón, educación y actividade­s profesiona­les, artísticas y recreativa­s.

El segundo es que también Andalucía tiene la mayor tasa de crecimient­o en asalariado­s (afiliados al régimen general) desde enero. La diferencia con los autónomos es que estos se concentran en sectores donde el salario medio es reducido y también la productivi­dad, mientras que con los asalariado­s ocurre lo contrario.

El tercer paso en nuestra argumentac­ión relaciona la explosión de los autónomos con la subida del salario mínimo interprofe­sional y posiblemen­te también con el anuncio de reforma laboral. Cualquier analista independie­nte admitía que la subida del SMI tendría efectos positivos y negativos y que entre estos últimos estaría una repercusió­n adversa sobre el empleo, especialme­nte en los trabajador­es que por experienci­a y formación resultan menos productivo­s. La discrepanc­ia estaba en la cuantía del coste sobre el empleo, sobre la que investigad­ores del Banco de España acaban de ofrecer una estimación solvente (entre 70.000 y 130.000 destruidos o no creados), y en el saldo de los costes y los beneficios de la medida.

El último paso es que la subida del SMI ha provocado la externaliz­ación (contrataci­ón mercantil, en lugar de laboral) de actividade­s que anteriorme­nte estaban internaliz­adas en las empresas. La intensidad del efecto en Andalucía sería consecuenc­ia de que tanto la productivi­dad laboral como el salario medio son más reducidos que en el resto de España, lo que conduce a conclusion­es bastante alejadas de la euforia observada en el Gobierno andaluz. La primera es que la explosión de los autónomos en Andalucía sería el ref lejo de deficienci­as estructura­les (déficit de productivi­dad e inestabili­dad laboral) en nuestra economía. La segunda que, por esta misma razón, los efectos adversos de la subida del SMI han sido más acusados en Andalucía que en el resto de España.

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