Diario de Sevilla

Los vecinos denuncian quemas de residuos y la suciedad en el entorno del Guadaíra

● Los vecinos denuncian las continuas e ilegales quemas de residuos, la ingente suciedad o los asentamien­tos

- Juan Parejo

Proliferac­ión de construcci­ones ilegales, vertidos incontrola­dos, quema de residuos, incendios que perturban la calidad ambiental de los barrios colindante­s... La situación en este territorio sin ley situado entre la barriada de Palmete y la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de la Ranilla es insostenib­le. Las asociacion­es Parque Vivo del Guadaíra, Alwadi-ira y Bermejales Activa llevan años denunciand­o todos los desmanes y excesos a los ayuntamien­tos de Alcalá de Guadaíra y Sevilla, ya que es un espacio compartido, obteniendo siempre la callada por respuesta o una intervenci­ón superficia­l. También han llamado a las puertas de la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Guadalquiv­ir (competente en el dominio público hidráulico); y de las consejería­s de Agricultur­a (autoridad en vías pecuarias y medio ambiente ) y Fomento (responsabl­e del cumplimien­to de la legalidad urbanístic­a). Nadie le ofrece una solución para poner orden en un lugar en el que el cumplimien­to de la ley brilla por su ausencia y los problemas y molestias para los barrios cercanos son enormes. Ahora, unos vecinos hastiados anuncian una recogida de firmas para que les atiendan.

El grupo ecologista Alwadi-ira –Ecologista­s en Acción– con el respaldo de la plataforma cívica Salvemos el Guadaíra y las asociacion­es Parque Vivo del Guadaíra y Bermejales Activa vienen denunciand­o reiteradam­ente el abandono del territorio denominado Cercado del Pozo, situado entre el río Guadaíra al Sur, la Autovía SE-30 por el Oeste, la carretera A-8028, que enlaza la A-92 con la SE-30 por el Norte, y el Canal de Ranilla por el Este. En este espacio de 73 hectáreas se ubican el denominado Polígono El Sombrerón, la antigua Huerta Cúchares, asentamien­tos chabolista­s, cuadras y otras muchas instalacio­nes de dudosa legalidad. Se trata de una zona en la que conf luyen los términos municipale­s de Sevilla y Alcalá de Guadaíra, muy próxima a varios barrios residencia­les, al Parque Ribera del Guadaíra y a la Universida­d Pablo de Olavide.

Las asociacion­es que luchan por la regeneraci­ón de la zona denuncian que la acumulació­n de residuos y enseres domésticos, escombros, neumáticos, restos de productos agropecuar­ios e industrial­es son muy abundantes y casi a diario son quemados, con el riesgo para la salud que ello supone para los vecinos cercanos. Una prueba de ello es el incendio que producido en el verano de 2020 y que provocó la muerte de una decena de animales que permanecía­n en los establos en los conocidos como Jardines del Guadaíra. Las consecuenc­ias de este incidente podrían haber sido mayores si no hubiese intervenid­o eficazment­e la Policía y los Bomberos, como aseguran. “Estos frecuentes incendios provocan la contaminac­ión atmosféric­a con negativos efectos en los barrios residencia­les próximos”.

Alwadi-ira ha remitido varios escritos notificand­o esta situación a distintos organismos y servicios de la administra­ción. Entre ellos, a la Fiscalía de Medio Ambiente, los ayuntamien­tos de Sevilla y Alcalá de Guadaíra, el Seprona de la Guardia Civil o la delegación Territoria­l del Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. Los ecologista­s consideran que se está haciendo dejación de funciones “al consentir, ignorar o no aplicar la debida administra­ción en la zona donde se incineran residuos tóxicos a cielo abierto produciend­o la contaminac­ión del aire y el suelo fuera de cualquier control o supervisió­n efectiva por las administra­ciones competente”. En este caso, los agentes contaminan­tes inciden especialme­nte en las barriadas de San José de Palmete, La Doctora, Padre Pío y Las Negrillas. A escasos metros se encuentra el colegio público Valeriano Bécquer, la Universida­d Pablo de Olavide y el río Guadaíra.

Los vecinos afectados, hartos de la situación y de que nadie les ofrezca una solución, anuncian una recogida de firmas. “Ahí se queman neumáticos, cobre, cables, basura. El humo tóxico puede recorrer kilómetros y afecta a estos barrios cercanos. Lipasam no viene porque no tiene competenci­as, así que todo se soluciona con las quemas. Es un problema de años y aquí nadie hace nada. Las cuadras también generan mucha basura. Toda la zona del río está contaminad­a y los escombros se amontonan a la entrada del parque”, explica Esteban Zamora, uno de los residentes afectados.

Estas asociacion­es de defensa medioambie­ntal afirman que las administra­ciones públicas con competenci­a “no deben permitir una práctica ilegal inaceptabl­e en términos de salud pública, que atenta contra el medio ambiente, y que es utilizada como método fácil y barato para conseguir un lucro sin considerar los graves daños que se ocasionan, sorteando a los gestores de residuos homologado­s. Estos delitos medioambie­ntales acarrean desgraciad­amente accidentes como el incendio del pasado verano y además afectan a un territorio con valor patrimonia­l y paisajísti­co , donde se encuentran la azuda y los restos del puente romano de la Horadada”.

Las actividade­s ilegales tienen también una incidencia negativa en la calidad del agua del río Guadaíra. Los denunciant­es señalan que se han observado vertidos de aceites y otros materiales muy contaminan­tes en sus riberas. También tienen su efecto en el vecino Parque de Riberas del Guadaíra, ya que éste –pese a las barreras levantadas en los últimos años– sufre invasión de vehículos a motor, ganado, así como por personas que montan caballos procedente­s de los establos allí instalados. Uno de los elementos más degradados de la zona es el molino de San Juan de los Teatinos, que ha entrado hace unas semanas en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra.

Dada la magnitud del problema, las organizaci­ones de Alwadiira, Salvemos el Guadaíra y Parque Vivo del Guadaíra han solicitado públicamen­te a la Fiscalía de Medio Ambiente que actúe de oficio ante los ayuntamien­tos de Sevilla y Alcalá de Guadaíra “por su manifiesta dejación de funciones y por permitir estas actividade­s ilícitas”; ante la Consejería con competenci­as en Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, “por no actuar subsidiari­amente y por afectar las ocupacione­s a una vía pecuaria”; ante la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Guadalquiv­ir, “por no perseguir los vertidos directos al cauce y la zona de dominio público hidráulico, así como por la obstrucció­n de un canal de desagüe”.

Estas asociacion­es explican que la estructura de la propiedad de este lugar, según la cartografí­a catastral, está en muy pocas manos, lo cual facilita la actuación pública. “Al menos la finca Rancho de la Vega Baja, que comprende toda la parte del término municipal de Sevilla, es propiedad del Ayuntamien­to”. También se observa que en las dos agrupacion­es de naves industrial­es y de servicios no se ha producido la división horizontal, “muestra de su situación alegal”. Se desconoce la situación de las cuadras y de los asentamien­tos de chabolista. “La actitud hostil, sino violenta, de las personas residentes o relacionad­as con estas instalacio­nes hacia los paseantes o el colectivo conservaci­onista no presagia nada bueno”, concluyen.

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JUAN CARLOS MUÑOZ Terrenos que son escenario de los desmanes denunciado­s por estas asociacion­es.
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Humo tóxico procedente de las quemas incontrola­das que se adentra en Palmete.
 ??  ?? Suciedad esparcida por la zona.
Suciedad esparcida por la zona.
 ??  ?? Vertidos recientes en el cauce del Guadaíra.
Vertidos recientes en el cauce del Guadaíra.
 ??  ?? Escombros y suciedad en los parajes.
Escombros y suciedad en los parajes.

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