¿TIENEN NOSTALGIA DEL ‘ PARTE’?
NOSTALGIA del parte. Isabel Rodríguez, portavoz del Gobierno, ha dicho: “Igual que tenemos un espacio para el tiempo, para saber si va a llover, si no va a llover, como va a amanecer en el día de mañana, ante la necesidad de que la ciudadanía acceda con veracidad a esta información, tendríamos que reservar un espacio de información pública en cada informativo y así conseguiríamos que, además del total de actualidad, tuviéramos esa información para los becados, para las familias con los recibos de la luz, para las hipotecas, en definitiva para lo que es la preocupación del día a día de la ciudadanía, que se aproxime a la información con un interés no sesgado previamente”. Y lo dicho, pese a que un portavoz del Ministerio de Política Territorial haya dicho que no se trata “de una propuesta formal”, queda dicho. Con el agravante de que no es el primer ataque se hace desde el Gobierno a la libertad de información.
Lo de que “un espacio de información pública” garantiza que la ciudadanía “acceda con veracidad” a la información (léase propaganda) lo tenía claro el franquismo. En 1938 Serrano Suñer afirmaba que “después de esta guerra, en que la radio ha alcanzado una importancia enorme y donde, sin exagerar, se puede decir que ha ganado batallas, no cabe duda que el Estado del Caudillo dará a la Radiodifusión toda la importancia que merece”. Dicho y hecho. La Orden de 6 de octubre de 1939 estableció que “para Noticiarios generales todas las emisoras del territorio nacional conectarán con la emisora de Radio Nacional en Madrid a las horas que el Departamento de Radio de la Dirección General de Propaganda designe”. No hubo más informativos que el parte de Radio Nacional hasta la derogación de esta orden en 1977.
¡Esos sí que eran tiempos!, pensará la señora Rodríguez. Llegaba la hora y en todas las emisoras se conectaba con RNE para oír lo que por hábito de la guerra se llamaba el parte y tenía como sintonía La Generala, un toque militar de corneta orquestado por el musicólogo y compositor jesuita Nemesio Otaño (autor de un temprano himno “en honor al Generalísimo y Caudillo de España”). Sonó todos los días en todos los partes que debían radiar todas las emisoras desde 1939 hasta 1977 reportando jugosos derechos a su autor hasta su fallecimiento en 1956 y 300 millones de pesetas a sus herederos. O tempora.
Los del ‘parte’ obligatorio de RNE sí que eran tiempos, debe pensar la señora portavoz del Gobierno