Voces y colores de la viola
El conjunto de Alejandro Marías se sumergió en un fascinante recorrido en torno a la melodía que da nombre a su grupo, La Spagna. Recorrido fascinante, porque el conjunto sirvió al canto llano de origen y a sus variaciones con un rigor austero y sin alharacas, cargado de bellezas, por los detalles de color que transmitían las diversas combinaciones tímbricas empleadas y por una general y refinada desnudez.
Para cuando ofrecieron su lectura personal de la Spagnoletta, casi convertida en una pequeña jam session en que los diferentes miembros del grupo fueron cediéndose la palabra, Marías había mostrado ya que tiene un bellísimo sonido con la viola soprano, que sonó perfecta en afinación, y domina igualmente la tenor. Juan Carlos de Mulder tocó con notable ternura a Pilkington con una vihuela, y la viola bajo apareció en las manos de Marías para un Hume muy colorista, por el amplio continuo.
Quedaba la parte francesa del recital, la más vistosa y virtuosística. Empezó con una Portuguesa de Forqueray un tanto atropellada y en la que quizá la articulación de Marías no resultó demasiado clara. Muy delicada en cambio la Sarabande à l’espagnol de Marais y formidable sus Folías, que se escucharon completas, con sus 32 couplets, que permitieron a La Spagna mostrar su extraordinaria capacidad para combinar la variedad e individualidad de sus miembros con el trabajo conjunto, para arropar a un solista que dio lo mejor de sí en este paseo entre lo exquisito y lo delirante por todas las posibilidades de la viola.
Un recorrido fascinante por la melodía que da nombre al conjunto