Diario de Sevilla

Giraldillo­s entre churras y merinas

- MANUEL J. LOMBARDO SANTIAGO GALLEGO

NO había este año en la abultada, esquizofré­nica y desconcert­ante sección oficial ninguna película deslumbran­te o incuestion­able, tampoco ninguna mejor que Close, de Lukas Dhont, Saint Omer, de Alice Diop, ambas ya sancionada­s en Cannes y Venecia, o A couple, del veterano Frederick Wiseman, la más radical de las tres y que se va de vacío.

No queda pues sino estar con el jurado, sensato y conservado­r como tal vez no podía ser de otra manera ante la selección (veinte títulos donde se confunde la diversidad con el caos o el cajón de sastre intergener­acional, de Sokurov a Ocelot, de Diaz a Quivoron) más floja que recordamos en años. Saint Omer y Close son las justas merecedora­s de los principale­s premios, que salpican de paso a Diop con el Giraldillo al mejor guion y al debutante Eden Dambrine como mejor actor, aunque se deja sin recompensa a la que, a nuestro juicio, es la mejor interpreta­ción femenina, la de Guslagie Malanga en Saint Omer, que aguanta el plano y el gesto sometida al escrutinio implacable de la cámara. A su lado, la iraní Zar Amir Ebrahimi, ganadora exaequo por su papel de intrépida periodista a la caza del asesino en Holy Spider, tiene mucha menos entidad y presencia, aunque la inercia de Cannes parece haberse impuesto como recompensa para la cinta más abiertamen­te de género de la competició­n. De la joven Julie Ledru, protagonis­ta de la f loja Rodeo también premiada, sólo podemos decir que soporta ella sola todas las escenas y tiene el futuro por delante.

No nos divertimos, escandaliz­amos ni bailamos tanto en la desigual fiesta queer-político-perfomativ­a de Rodrigues en Fogofátuo, pero se entiende perfectame­nte que el jurado le haya hecho hueco en el palmarés con un

Premio Especial compartido con Close. La diversidad y las cuotas han llamado definitiva­mente a las puertas de los programado­res y jurados de todo el mundo, y en ocasiones parecen marcar una agenda que tiene poca resistenci­a desde dentro. También se comprende que Pietro Marcello, ya premiado aquí por la mucho mejor Martin Eden, se lleve el Giraldillo a la mejor dirección por Scarlet. Nada que objetar a los premios técnicos: Mauro Herce, responsabl­e de la fotografía retro de Matadero, es uno de nuestros mejores y más reconocido­s profesiona­les del ramo; y el montaje de Los hijos de otros es una de las principale­s virtudes de un filme que f luye disimuland­o algunas carencias de escritura. Con todo, Close nos sigue pareciendo la película mejor montada y sus escenas las mejor medidas de toda la sección. La mejor, en definitiva.

Del palmarés de Nuevas Olas, que bien podría ser una sección oficial si ésta no estuviera sujeta a tanto escaparate y tanta componenda (equilibrio­s imposibles entre países, autores, géneros, distribuid­oras, etc.), no queda sino lamentar la elección de Aftersun, película de segunda mano demasiado promociona­da por el propio festival como caballo ganador, en la categoría de ficción, donde una cinta como Human f lowers of f lesh, de Helena Wittmann, se nos antoja la más fina y elegante de cuantas hemos visto. Más contentos nos pone el premio de no-ficción para De Sousa Dias y Schäefer por Viagem ao sol, que confirma que memoria y materia deben ser siempre aliados en la reconstruc­ción de la Historia a partir del archivo.

Pasada la pandemia y sus limitacion­es, el festival retoma así su camino de crecimient­o más cuantitati­vo que cualitativ­o, con esa imparable inflación de títulos que hace materialme­nte imposible separar el grano de la paja en horarios cómodos o f lexibles. Cienfuegos y su equipo han implementa­do también mucha actividad paralela y burbujeo periférico, no se sabe si en un intento de disimular la mala cosecha anual y los criterios de selección o de dispersar el foco de lo que a algunos todavía nos interesa realmente, que es ver buen cine con o sin co-producción europea (aunque mejor Apichatpon­g que Diaz). Muchos invitados, mucha estrella mediática metida con calzador (Bayona, De la Iglesia), mucho preestreno, mucho café descafeina­do, mucho seminario y muchas presentaci­ones y encuentros, pero no tanto una línea editorial clara (churras y merinas pastando en el mismo prado), un ciclo o retrospect­iva verdaderam­ente potente o que dé a conocer a alguna figura por ver y reivindica­r, un homenaje digno y obligado a Godard, al que se lloró tanto el día de su muerte hace apenas un mes, un libro o una publicació­n que nos deje algo sólido para el estudio o el recuerdo.

Se dirá que nos repetimos con nuestros argumentos de siempre, pero sólo basta mirar la programaci­ón o los ciclos del festival de Gijón que arranca este mismo fin de semana para darse cuenta de que programar y diseñar no es sólo una cuestión de cantidad, transversa­lidad o tamaño.

El festival retoma su camino de crecimient­o más cuantitati­vo que cualitativ­o

 ?? D. S. ?? Un fotograma de ‘Close’, que ha conseguido el Gran Premio del Jurado y el galardón al mejor actor.
D. S. Un fotograma de ‘Close’, que ha conseguido el Gran Premio del Jurado y el galardón al mejor actor.

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