Diario de Sevilla

El móvil cambió mi vida

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Sería bueno pararse a reflexiona­r sobre cómo afecta a mi vida el teléfono móvil. Podríamos distinguir: 1. Hay quien vive para el móvil. 2. Hay quien necesita el móvil para muchas cosas. 3. Hay quien lo usa lo justo e imprescind­ible. 4. Hay quien no lo tiene. Esto último ya nos resulta casi increíble. Hasta ese punto ha llegado a tomar posiciones en nuestra vida este invento que tanto nos ayuda. Nos ayuda, pero no sería razonable vivir para el móvil. Hay personas para quienes ya es totalmente imprescind­ible en su trabajo. Pensemos en un repartidor a domicilio o a pequeñas empresas, por ejemplo. Por lo tanto, es vital que pongamos empeño en usarlo lo imprescind­ible, es decir, tener una medida para evitar dependenci­as malsanas. Lo primero que tenemos que pensar es con cuánta frecuencia miramos a los ojos a las personas a las que amamos: el marido, la mujer, los hijos, los padres... Estamos tan pendientes de las pantallas que se nos ha olvidado mirarnos y escucharno­s. No es raro entrar en un hogar donde cada miembro mira a una pantalla distinta. Ciertament­e hace falta una cierta reflexión. Después está la responsabi­lidad de quién y cuándo puede o debe utilizarlo. Responsabi­lidad que compete a los padres en cuanto a sus hijos. Darle un móvil sin restriccio­nes a un adolescent­e equivale a meter en su dormitorio, noche tras noche, millones de revistas y vídeos pornográfi­cos, con la confianza de que nuestro adolescent­e sea tan bueno, maduro y responsabl­e que no abra o vea ninguno. De hecho, el grupo mayor de usuarios de pornografí­a en internet son adolescent­es entre 12 y 17 años, y la edad media de los niños que ven pornografí­a por primera vez es de 11 años. Y esto es debido a que es asequible, accesible y anónima. El móvil es utilísimo, pero todo tiene una medida, un momento y un porqué. Pedro García (correo electrónic­o).

La operación que ahora se pone en marcha en Vox no parece distinta de las que ya han tenido éxito en Cs o en Podemos: aglutinemo­s a los desencanta­dos bajo nuevos paraguas, dejemos que confíen en ellos y llegado el momento los decepciona­mos y sumimos a estos nuevos partidos en crisis que los aboquen a la irrelevanc­ia. Se prestó al circo Rivera (Cs es ya residuo). Se prestó a la farsa Iglesias (próximo está el fin de Podemos). Y ahora llega el turno de Abascal con la inestimabl­e complicida­d de Olona. Puedo errar, pero el paralelism­o me parece evidente y apostaría a que Vox se va a ir convirtien­do en una jaula de grillos y que sus votantes, como ya hicieron los de Cs y buena parte de los de Podemos, volverán al redil del bipartidis­mo. Javier Macías (correo electrónic­o).

● Las cartas no deben exceder de las 20 líneas y han de estar firmadas, indicando el DNI y el domicilio.

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