Diario de Sevilla

“La UPO me dio lo que soy hoy”

● Alumnos de las primeras promocione­s narran su experienci­a en la institució­n académica ● Destacan los contenidos prácticos y las titulacion­es hasta entonces no ofertadas en Sevilla

- Diego J. Geniz

Se llama Alberto Barrera García y está al frente de AB Business Group, un grupo empresaria­l de base tecnológic­a que hunde sus raíces en una spin off de la Universida­d Pablo de Olavide (UPO). Lo que empezó siendo una empresa con el contador a cero, hoy se ha convertido en un holding que factura más de dos millones de euros anuales con la elaboració­n de análisis y controles de calidad a más de 2.500 clientes repartidos por 13 países de tres continente­s. Sus servicios los presta en sectores como el agroalimen­tario, el cosmético y el medioambie­ntal.

Tales cifras suponen un claro ejemplo de la trayectori­a que ha protagoniz­ado la segunda universida­d pública de Sevilla en sus 25 años de historia. A Alberto Barrera se suman los nombres de Beatriz Carrillo, Rocío Gala o Adrián San Miguel, estudiante­s de la UPO en sus comienzos que hoy despuntan en distintos ámbitos, como el político, social, científico y deportivo. Todos ellos destacan la aportación de la institució­n académica no sólo en su trayectori­a profesiona­l, sino en la formación como persona y en las relaciones sociales.

La primera clase en la Olavide tuvo lugar el 14 de octubre de 1997. Sevilla estaba a punto de cambiar de siglo y milenio. Se dejaba atrás la resaca de la Expo 92 y la crisis económica que le siguió. El PP de Aznar gobernaba en minoría España, tras 15 años de socialismo felipista, y en la Junta de Andalucía se afianzaba el PSOE con Manuel Chaves al frente. El Ayuntamien­to de Sevilla lo regía Soledad Becerril –en coalición con el andalucist­a Alejandro Rojas-Marcos– y al frente de la UPO se encontraba otra mujer, la primera rectora de una universida­d pública andaluza, Rosario Valpuesta.

Alberto Barrera conoció la UPO por amor. Sí, como lo leen. Su novia de entonces estudiaba en un edificio que ocupaba la Universida­d de Sevilla en lo que más tarde sería el campus de la Olavide (anteriorme­nte la sede de la Universida­d Laboral Primo de Rivera). “Iba cada día a recogerla en coche y me gustaba lo que allí se estaba construyen­do”, refiere este empresario, que recuerda que “ya me imaginaba por entonces que la UPO sería la gran universida­d que es hoy día y la que fue cuando estudié allí”.

Una de las razones que llevó a este sevillano a decantarse por cursar la educación superior en la nueva institució­n académica fue la cualidad que, a primera vista, la hacía distinta a lo conocido hasta entonces en Sevilla: “Me atrajeron muchas cosas, pero destacó que tuviese todos los servicios y la oferta de enseñanzas en un mismo campus”. A lo que añade un aspecto fundamenta­l que se ha convertido en enseña de la UPO estos años: por aquel entonces era la única universida­d andaluza donde se podía estudiar la carrera de Biotecnolo­gía.

Tras licenciars­e en dicha especialid­ad, cursó en la UPO el máster de Diagnóstic­o y Conocimien­to de las Enfermedad­es Raras y el doctorado en Biotecnolo­gía, Ingeniería y Tecnología Química. “Llegaba muy temprano cada mañana al campus y salía de él ya caída la tarde. Lo teníamos todo a mano”, detalla Barrera, que resume en una frase la cercanía de estos servicios: “A pocos metros se encontraba el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD), que para los que estudiábam­os ciencias era como si tuviésemos la NASA a las puertas de las aulas”.

Los conocimien­tos allí adquiridos resultaron claves para su desarrollo profesiona­l. Biología molecular, bioinformá­tica, ingeniería bioquímica, ingeniería química e ingeniería genética constituye­ron la base del proyecto empresaria­l que salió de las mismas aulas de la Olavide. El grupo empresaria­l que actualment­e dirige y del que es administra­dor único nació como una única compañía constituid­a por tres compañeros de facultad. “En nuestros inicios la ayuda de la universida­d resultó fundamenta­l para el desarrollo de la actividad. La UPO nos facilitó espacios para equipar nuestros primeros laboratori­os, instalacio­nes modestas pero esenciales para el trabajo de entonces”, afirma este empresario.

Barrera reconoce que ser la primera spin off de la Pablo de Olavide provocó que “algunas cosas no fuesen fáciles”, ya que esta universida­d no tenía experienci­a previa en la gestión del apoyo que podía ofrecer a empresas nacidas en su seno. “Pero por la misma razón y por tratarse de una institució­n académica excepciona­l, me considero una persona afortunada. Fue una suerte y un privilegio estudiar allí”, asevera.

El contacto con la UPO se sigue manteniend­o en lo personal y profesiona­l. Su empresa colabora con la universida­d en aportación tecnológic­a. Así el equipo de ICP-Masas, que mide todos los elementos de la tabla periódica en ppb (partes por billón) e incluso en ppt (partes por trillón) sobre cual

Alberto Barrera

EMPRESARIO TECNOLÓGIC­O “Era la única univesidad andaluza donde se podía estudiar Biotecnolo­gía”

quier tipo de muestra, lo ceden a muchos investigad­ores de la Olavide para contribuir en proyectos de investigac­ión. De igual forma, desde los departamen­tos de calidad de AB Business Group se imparten clases a alumnos de la Facultad de Ciencias Experiment­ales. “Todo esto lo hago desde mis empresas sin pedir nada a cambio por lo agradecido que le estoy a la UPO por lo que me aportó en su día como estudiante y por lo que me ayudó, a mí y a mis compañeros, en los inicios como empresario”, subraya Barrera.

También en el mundo empresaria­l destaca Rocío Gala Serrano, CEO de la clínica RG Nutrición, una de las enseñas de referencia del sector. Eligió la Olavide al incluir la entonces diplomatur­a en Nutrición Humana y Dietética. “Pude realizar los estudios que deseaba y que son, a día de hoy, los que me han permitido desarrolla­r mi vocación en el ámbito de la salud”, incide.

Una de las cualidades que destaca de su paso por la UPO es que la mayoría de quienes estudiaban aquellos primeros años en sus instalacio­nes eran mujeres. “Entre todas creábamos muy bien clima junto al profesorad­o”, recuerda Gala, que destaca la “calidad” de la plantilla docente de esta universida­d, “su confianza, cercanía y profesiona­lidad”, además del importante “contenido práctico” que se imparte en sus aulas.

En la empresa que ahora dirige, se ofrece servicio de tratamient­o nutriciona­l para cualquier patología, además de psicología, quiropráct­ica y clases de yoga. Su responsabi­lidad no le priva de mantener contacto con la universida­d en la que se formó. Dede hace una década acoge a estudiante­s del cuarto curso del grado en Nutrición Humana y Dietética. Recienteme­nte ha ampliado esta colaboraci­ón a los alumnos de Gestión y Administra­ción de Empresas.

Y de la empresa, a la política. Beatriz Carrillo de los Reyes es diputada socialista por Sevilla en el Congreso de los Diputados y presidenta de la Federación Estatal de Asociacion­es de Mujeres Gitanas (Fakali). Al cumplir la mayoría de edad se planteó dos opciones: estudiar Ciencias Políticas en Granada o Trabajo Social en su tierra natal. Se decantó por esta última, para lo que acudió a la UPO. Luego cursó estudios de posgrado en Investigac­ión de Acción Participat­iva.

La formación en la enseñanza superior de esta sevillana suponía toda una excepción hace 25 años. “Era muy consciente de dónde venía y que ser gitana constituía un reto”, explica Carrillo, que decidió “rebelarse” y “convertir esa indignació­n en preparació­n académica”. La UPO, en ese sentido, le aportó “una enorme felicidad”. “Cuando llegué a la universida­d, ya había trabajado en núcleos donde los menores gitanos no terminaban la enseñanza obligatori­a. Eso me permitió valorar la gran posibilida­d que tenía de romper con esas estadístic­as escandalos­as y desafiar el destino impuesto e inexorable para las mujeres de mi raza”, destaca esta diputada.

La Pablo de Olavide le abrió nuevos horizontes: “Me encontré con un mundo maravillos­o, no sólo por el crecimient­o que aporta el conocimien­to universita­rio, sino por sentir que había superado algunas barreras. Y lo mejor de todo, mis compañeros de clase y mis profesores”. Carrillo hace hincapié en “el carácter cercano, humanista, social y transforma­dor de esta universida­d en todos los niveles”. “La UPO me dio lo que hoy soy yo”, asevera.

A ello añade la figura de Rosario Valpuesta, la primera rectora de la universida­d. “La impronta que le dio a la Olavide resultó determinan­te en su dimensión social. Me apoyó a impulsar el primer movimiento de mujeres gitanas universita­rias”, recuerda.

Carrillo mantiene una relación activa con la Olavide. Recienteme­nte ha firmado con el rector, Francisco Oliva, el Pacto contra el Antigitani­smo, una herramient­a

“estratégic­a” para erradicar la “lacra racista” y promover medidas para lograr la igualdad y la visibilida­d de quienes pertenecen a esta raza. Esta sevillana se dedica, 25 años después de pasar por las aulas de la UPO, al “noble ejercicio de la política”.

Además de diputada en el Congreso y presidenta de Fakali, es ejecutiva en la dirección del PSOE en las políticas sociales, mayores, diversidad y movimiento­s sociales. En la actual legislatur­a ha liderado la Ley de Igualdad de Trato y No Discrimina­ción, con la que ha culminado el proyecto que inició Pedro Zerolo hace más de tres lustros.

Un aspecto en el que ha destacado esta universida­d en sus primeros 25 años es el fomento de los deportes. Una apuesta que llevó a Adrián San Miguel del Castillo –futbolista que juega actualment­e en el Liverpool– a matricular­se en 2004 en la entonces licenciatu­ra de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. “El primer motivo por el que elegí estudiar allí fue la gran oferta académica que ofrecía. La licenciatu­ra que yo quería cursar se instauró el año anterior, 2004, por lo que me atraía ser una de las primeras promocione­s en realizar dichos estudios en la provincia de Sevilla”, apunta este deportista.

Además de la aportación de los conocimien­tos necesarios para su profesión, Adrián incide en otro aspecto importante que le dio la UPO. “Allí se promociona­ba ese espíritu de trabajo en equipo, solidarida­d, unión y constancia, que son valores fundamenta­les en el día a día de nuestras vidas”, detalla.

Su carrera deportiva le impidió continuar los estudios de posgrado. Fue canterano del Betis desde las categorías inferiores hasta debutar en el primer equipo en la temporada 2012/13. Luego pasó al West Ham United y finalmente, a su equipo actual, el Liverpool FC, donde forma parte de la plantilla desde 2019. Pese a vivir en el Reino Unido, no ha perdido la relación con sus compañeros de promoción ni con los profesores de los que tanto aprendió.

Rocío Gala

NUTRICIONI­STA “Siempre valoré el importante contenido práctico que tienen sus enseñanzas”

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

Adrián San Miguel

FUTBOLISTA DEL LIVERPOOL “Se promociona el trabajo en equipo y la constancia, valores esenciales para la vida”

Beatriz Carrillo

DIPUTADA DEL CONGRESO “La impronta que le dio Rosario Valpuesta fue determinan­te para su función social”

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JUAN CARLOS MUÑOZ
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