La salud emocional de los menores también se resiente
La pandemia y el confinamiento nos han afectado a todos de una manera que se ha hecho notar a todos los niveles. Y los niños y adolescentes no escapan de ello. Según los expertos, durante estos dos años, se han visto incrementadas las consultas infantojuveniles tanto en Pediatría como en Psicología. Y, como explican, las consultas más frecuentes en este tipo de población están relacionadas con dos cuestiones: el incremento de trastornos tanto mentales como de conducta y de riesgo de suicidio.
Bajo el título, Retos actuales de la salud mental infanto-juvenil en Andalucía, el encuentro organizado por el Colegio Oficial de Psicología (COP) de Andalucía Occidental y Recurra Ginso celebró la semana pasada en Sevilla ha puesto de manifiesto la necesidad de incrementar recursos públicos para atender las necesidades que revelan datos como que los trastornos mentales y de conducta en menores entre 4 y 14 años se han duplicado en Andalucía según la Encuesta Nacional de Salud, que las ideaciones suicidas en los menores han aumentado, según un estudio de la Fundación Centra sobre el impacto psicológico de la pandemia en Andalucía, que el suicidio es la segunda causa de muerte externa entre jóvenes andaluces de 15 a 24 años o que un alto porcentaje de las enfermedades mentales se inicia en la adolescencia.
Para atender las necesidades en materia de salud mental y bienestar psicológico de la población infanto-juvenil andaluza, el decano del COP Andalucía Occidental señala como soluciones tanto la dotación de psicólogos en Atención Primaria y en la red de salud mental, como en otros espacios como centros escolares y servicios sociales comunitarios para ayudar a las familias y trabajar la prevención.
El director clínico de Recurra Ginso, Javier Urra, señala que “el 70% de las patologías mentales en adultos tienen su etiología antes de los 18 años”. De ahí la importancia de contar con profesionales “con dedicación exclusiva a la atención de salud mental infanto-juvenil, la presión de la Atención Primaria, la detección precoz en los menores, la estabilidad de las plantillas de profesionales y la apuesta por intervenciones psicológicas en las escuelas”, como apunta el el psicólogo clínico del SAS, Feliciano Rodas.