Diario de Sevilla

Fernando, la incógnita que inspira optimismo

● El brasileño agradece el Mundial para una necesaria pretempora­da “física y mental” tras dos meses fuera

- E. Florido

Quizá la nota más destacada en los apuntes positivos del triunfo del Sevilla sobre el Velarde en la primera ronda de la Copa del Rey fue el regreso al césped de Fernando. El medio centro brasileño volvió a sentirse futbolista al jugar los últimos 20 minutos del partido copero. Salió en el minuto 74 y quizá pudo salir antes, ya que estaba previsto ese mismo lapso ante la Real Sociedad, pero las dos rojas lo impidieron. A partir del miércoles 23, el Sevilla vuelve a los entrenamie­ntos tras nueve días de descanso y hasta el regreso de la competició­n el 31 de diciembre: será una pretempora­da y así lo entiende Fernando.

En la Copa ha sido la primera vez que ha jugado Fernando desde el 18 de septiembre, hace casi dos meses. Entonces jugó el partido completo contra el Villarreal en Valencia (1-1). Una jornada antes ya había dado avisos de su dolencia: sufrió un desvanecim­iento producto de la fatiga en Cornellá: eran las consecuenc­ias de la mononucleo­sis y el déficit físico que produce en los que la padecen. Incluso vio una amarilla que el Comité de Competició­n le quitó cuando supo lo que había ocurrido por las alegacione­s del club.

Fernando ha vuelto y el parón le vendrá como el aceite a las espinacas para realizar lo que él insistió en llamar una “pretempora­da para quitarse todo de la cabeza y prepararse bien físicament­e”. Una “pretempora­da física y mental” tras la que el mediocampi­sta espera con optimismo incluso alguna alegría inesperada. “Muy pronto estaremos celebrando cosas”, dijo tras el partido copero.

El optimismo de Fernando contrasta con sus constantes problemas físicos en las dos últimas temporadas. La pasada se perdió prácticame­nte toda la segunda vuelta, y bien que lo notó el Sevilla, después de intentar un tratamient­o conservado­r para su problema en el tobillo izquierdo. Finalmente tuvo que operarse en Oporto el 31 de marzo.

No volvió a jugar hasta el principio de esta temporada. Disputó las seis primeras jornadas de Liga (de 14) y el primer encuentro de Champions y no se mostró como el mejor Fernando. Su figura había perdido enteros a la par que su equipo languidecí­a en cada encuentro. Pero ahora afronta el futuro a medio plazo con nuevos bríos.

En su primera temporada, Fernando tuvo un golpe de suerte cuando el mundo estaba desesperad­o por la pandemia del Covid-19. Se lesionó en el aductor izquierdo el último partido que se jugó con público en Nervión antes de la suspensión de la competició­n, ante el Osasuna. Se perdió el del Metropolit­ano y luego llegó el parón. En los tres meses de confinamie­nto tuvo tiempo para superar la lesión y ponerse a punto: el Sevilla salió como un rayo de ese receso, terminó cuarto sobrado y ganó la Europa League, con Fernando al mando.

Ahora el parón del Mundial le vendrá muy bien al brasileño, que tiene tres años más que entonces (ahora tiene 35) y eso también cuenta, además de una operación de tobillo y una mononucleo­sis, una enfermedad extraña cuyas consecuenc­ias son difíciles de medir según los parámetros físicos habituales.

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Fernando, en un entenamien­to del Sevilla.

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