Diario de Sevilla

“Me arrepiento mucho de llamar a la Guardia Civil. Mataron a mi hijo”

● La familia del hombre muerto tras ser reducido pide que dos agentes declaren como investigad­os por homicidio imprudente

- Fernando Pérez Ávila

“Me arrepiento mucho de llamar a la Guardia Civil. Ellos han matado a mi hijo”. Así se expresó ayer Ángel Bejarano, padre de Carlos, el hombre de 37 años que murió tras ser reducido por la Guardia Civil en Mairena del Aljarafe. El padre del fallecido y su abogado, Luis Romero, ofrecieron una rueda de prensa en la que avanzaron los últimos detalles del caso.

El letrado explicó que está aún a la espera del informe definitivo de la autopsia y que por el momento dispone de un informe preliminar, a falta del análisis toxicológi­co de los órganos. “Los antecedent­es del caso y hallazgos de la autopsia macroscópi­ca orientan a que la muerte de Carlos Bejarano Gallardo es debida a una encefalopa­tía hipóxico-isquémica secundaria a parada cardiorres­piratoria reanimada”, dice este documento.

Según el abogado, el hijo de su cliente murió por la “falta de riego sanguíneo y de oxígeno en el cerebro”, que él considera que se produjo como consecuenc­ia de la presión que hicieron los guardias civiles sobre el tórax y el cuello de Carlos, durante las maniobras que le hicieron para inmoviliza­rlo. El letrado de la acusación calificó esta conducta de “imprudente y negligente, no dolosa”, de ahí que haya solicitado que declaren los dos agentes que redujeron a Carlos como investigad­os por un delito de homicidio imprudente.

Romero añadió que el informe preliminar apunta a la existencia de numerosos golpes y hematomas, lo que correspond­ería con la versión del padre que asegura que los agentes golpearon a su hijo en reiteradas ocasiones con sus defensas (el padre asegura que lo hicieron con porras metálicas extensible­s, si bien lo que se usó fueron las defensas reglamenta­rias) y que por eso se puso a grabar.

“La decisión de grabar fue porque vi la brutalidad con la que estaban golpeando a mi hijo”, explicó Ángel Bejarano. “Si yo llego a saber que a mi hijo le iba a pasar esto, jamás hubiera llamado a la Guardia Civil. Me arrepiento mucho de haberla llamado. A mi hijo le dieron muchos porrazos y por eso tomé la decisión de grabar. No sé si hice bien o no, pero deben pagar lo que han hecho”.

El padre del fallecido admitió que hubo una pelea previa entre él y su hijo en el interior de la casa, que él había llamado al 112 para pedir ayuda y que, al llegar al lugar de los hechos, su hijo arrojó un martillo, que impactó contra la cancela de la casa. Carlos había consumido cocaína y se encontraba fuera de sí. Sobre la estancia de su hijo en el hospital durante una semana, Bejarano indicó que “sabía desde el principio que mi hijo había fallecido”.

El abogado también ha pedido que comparezca­n como testigos el resto de agentes de la Guardia Civil que participar­on en la intervenci­ón, así como los sanitarios que acudieron a la llamada y trasladaro­n a Carlos hasta el Hospital de San Juan de Dios de Bormujos, donde falleció una semana después. Igualmente, solicitó la declaració­n de los trabajador­es que atendieron a Carlos en el hospital y que expliquen el estado en el que se encontraba y por qué lo mantuviero­n con vida una semana. Los hechos ocurrieron el día 12 de septiembre y la muerte se certificó el 19. Igualmente, ha solicitado al juzgado que ordene una reconstruc­ción de los hechos.

El abogado apuntó que ha aportado al juzgado dos copias de los vídeos grabados por su cliente, Ángel Bejarano. Existen tres secuencias que filmó este hombre con su teléfono móvil, dos en los que se aprecian las maniobras de reducción de su hijo, ya en el suelo, y un tercero en el que se observan las maniobras de reanimació­n y la llegada de los servicios sanitarios.

“Las imágenes no engañan, se ve cómo uno de los agentes tiene cogido por el cuello a Carlos y que éste tiene los ojos casi sacados”, apuntó Luis Romero, que insistió en que no existió una “proporcion­alidad” en la respuesta de la Guardia Civil y denunció que uno de los agentes practicó la técnica del mataleón, con la que asfixió presuntame­nte al detenido. Romero se preguntó por qué no utilizó la Guardia Civil los dispositiv­os electrónic­os de control (DEC), comúnmente llamadas pistolas eléctricas o taser, por la marca más conocida. “Son armas que están para estos casos, queremos saber por qué no se utilizaron ese día”.

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ANTONIO PIZARRO Ángel Bejarano y el abogado Luis Romero, ayer en la rueda de prensa.

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