Diario de Sevilla

Un central como mínimo

● Monchi, obligado a acertar con la columna vertebral como principal foco a mejorar en este difícil mercado

- Jesús Alba

Cada sevillista, usando la palabra escogida por Jorge Sampaoli, tiene su “diagnóstic­o”, que en la mayoría de los casos coincide. Monchi tiene trabajo y se ve obligado a afinar y a buscar rendimient­o inmediato, algo que es fácil de decir y muy complicado de encontrar.

El Sevilla necesita un cambio en el mes de enero y el paréntesis liguero quizá sea una oportunida­d para que el mercado invernal sea de alguna manera distinto a lo habitual, también –está claro– con el aderezo de un Mundial en un periodo extraño y que parte en dos las competicio­nes de clubes.

El director deportivo, a caballo entre duras críticas y la fe ciega de sus más fieles defensores, ha reconocido sus errores y ha de cambiar el chip en un mercado que siempre utilizó para ganarle varios meses a la adaptación de sus apuestas de futuro, uno de los pilares del tan cacareado y exitoso “modelo de negocio”.

La plantilla ha de reconstrui­rse y no basta un par de retoques. Y casi todo tiene su foco en la columna vertebral del equipo. No se entiende que haya tres delanteros poste (En-Nesyri, Rafa Mir y Dolberg) y el mismo número de centrales (Nizanzou, Rekik y Marcao) con un entrenador que la mayoría de los partidos prefiere no alinear a ningún delantero. El déficit de físico en el centro del campo y la abundancia de jugadores de balón al pie son otros de los aspectos a mejorar y con urgencia.

El gran quid de la cuestión. No es cualquier cosa desprender­se de un plumazo de dos pilares como Koundé y Diego Carlos. Considerad­a una de las mejores parejas de centrales de Europa, no había que ser un experto en fútbol para intuir que el Sevilla iba a sentir la marcha de ambos. Si el legado de los tres años de Lopetegui fue claramente el sistema defensivo, vender a los dos fue darle una patada al puntal que sostenía el edificio.

Pero el gran problema no estuvo en la calidad de los que se marcharon, sino en lo que ofrecieron sus sustitutos. Marcao, con muchos problemas físicos, aún debe demostrar que puede adaptarse a la exigencia de la Liga española y Nianzou no deja de ser un chaval de 20 años con mucho que aprender. El tercer central iba a ser Rekik, un recambio cuya virtud fue la paciencia, el tiempo que le tocó esperar, y que está muy lejos del nivel que necesita el Sevilla. Además, han demostrado una preoucupan­te propensión a las lesiones musculares (cuatro roturas entre los tres en dos meses de competició­n). La situación ha provocado que hayan tenido que tomar protagonis­mo José Ángel Carmona y Kike Salas, centrales de un Sevilla Atlético que bajó a Segunda RFEF, y Gudelj, que ha pasado de descarte a líder del equipo sin comerlo ni beberlo.

Monchi tendrá la difícil papeleta de acertar en una demarcació­n en la que es extremadam­ente difícil dar con el jugador clave en un mercado como el de enero. Como mínimo ha de venir uno y hasta un segundo no estaría nada mal.

“Yo creo que el club tiene que buscar un recambio para mí. Ya tengo 35 años”. La frase, saliendo de la boca de Fernando Reges, es demoledora e ilustra lo que hoy es el Sevilla. El brasileño ocupa una posición clave en el equipo, donde un solo futbolista, si es el idóneo, puede cambiar de la noche a la mañana el rendimient­o general de un proyecto. El declive ha sido patente desde que Fernando cayó lesionado y empezó a perderse partidos por el tobillo. Lo que vino ya se sabe, una segunda vuelta agónica la pasada temporada en la que llegó a temerse por la Champions cuando se hablaba de luchar por el título y el peor arranque de la historia en la presente campaña.

Es otro puesto en el que es muy difícil dar con el perfil adecuado. Se precisa experienci­a, inteligenc­ia táctica y físico para frenar los contraataq­ues rivales. Casi nada.

Sampaoli se ha referido en ocasiones a la necesidad de que sumen los hombres de la segunda línea. Se ha apuntado el nombre de Gerson, a quien tuvo en Marsella, pero podría ser otro cualquiera. Es evidente que falta ritmo, músculo, dinamismo... en un centro del campo plano tanto en defensa como en ataque. El fútbol en Europa se ha vuelto tremendame­nte físico y ahí el Sevilla tiene un problema.

Para muchos la solución está en casa: la vuelta de Ocampos. Aunque en la derecha ha habido partidos en los que Sampaoli ha alineado a Jesús Navas con Montiel por detrás, sobre todo es en la izquierda donde el Sevilla necesita un jugador que rompa. Ya en tiempos de Lopetegui el Papu Gómez, Isco... tenían que hacer esa función de falso extremo. No urge tanto como lo que tiene que ver con la columna vertebral, pero es necesario.

El curso pasado fue un problema y ahora, con tres arietes (posiblemen­te el único plantel con ese número), el gol sigue brillando por su ausencia. Sampaoli quiere un punta más móvil que sus tres tanques.

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Monchi, en una de sus comparecen­cias en la presente temporada.

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