LA JUDERÍA Y EL PALACIO DE ALTAMIRA
AÑOS después de la conquista de Sevilla por los cristianos, Alfonso X el Sabio dona tres de sus mezquitas a los judíos para adecuarlas a sinagogas dentro de un recinto que se convertirá en judería, en el espacio que hoy abarcan los barrios de Santa Cruz y de San Bartolomé. En este último, se levantaban mansiones de prohombres hebreos influyentes en la vida política, social y cultural de la villa hispalense. Entre dichas casas señoriales destacaba la perteneciente al Contador Mayor de Enrique II Yuçaf Pichón, erigida en el solar ocupado actualmente por el fantástico Palacio de Altamira, donde recientes hallazgos arqueológicos han revelado restos de una antigua vivienda de época almohade. Tras el asesinato de Pichón por sus propios correligionarios a causa de malversación, su casa-palacio fue adquirida por el Contador Mayor de Juan I y Enrique III Samuel Abravanel, quien se había convertido al cristianismo y recibido el nombre de Juan Sánchez de Sevilla antes del asalto a la judería acaecido en junio de 1391. La matanza dejó muy debilitada a la comunidad hebrea, perdiendo dos sinagogas y conservando sólo la de San Bartolomé.
Doña Elvira de Ayala, hija del canciller y cronista real Pedro López de Ayala, recibe en herencia a comienzos del siglo XV terrenos e inmuebles situados en el nuevo Barrio de Santa Cruz. Asimismo, las antiguas posesiones judías en las collaciones de San Bartolomé y
Conozcamos y revelemos los misterios ocultos de nuestra gran judería, volvamos a cuidarla
Santa María la Blanca pasarán al Justicia Mayor Diego López de Stúñiga y a su mayordomo Juan Hurtado de Mendoza por donación real. El primitivo edificio de Pichón es transformado entonces en un majestuoso palacete mudéjar inspirado en el Palacio de Pedro I del Alcázar, recordando sus dos patios al de Las Doncellas y al de Las Muñecas. Vinculado al ducado de Béjar, marquesado de Villamanrique y condado de Altamira, sufre a lo largo del tiempo importantes reformas. Pasa a ser corral de vecinos en el siglo XIX y soporta drásticas alteraciones que destruyen buena parte de sus yeserías, artesonados, pavimentos de azulejería, jardín y huerta. Recupera parte de su antiguo esplendor al ser restaurado a finales del pasado siglo para albergar la Consejería de Cultura andaluza, resaltando su espléndida fachada manierista del XVII atribuida a Vermondo Resta y una sugestiva fuente medieval que recuerda su pasado sefardí.
Conozcamos y revelemos los misterios ocultos de nuestra gran judería, volvamos a cuidarla y a mostrarla a través de un imprescindible Centro de Interpretación, pues su conocimiento aviva las emociones de los visitantes a través de enclaves de ensueño entre mágicos rincones, sugerentes palacios y callejuelas románticas. Ecos históricos y legendarios resuenan en sus plazas junto a orgullosos naranjos que guardan aires místicos monacales y eclesiales, así como las almas de miles de sevillanos que sólo deseaban vivir en paz en el territorio de sus ancestros y que fueron expulsados de sus casas y de su país sin justificación aceptable alguna.