Diario de Sevilla

Dos espías en el viaje de los samuráis

En su primera novela, ‘La katana perdida’, Suárez Japón da una versión muy diferente de la expedición keicho de comienzos del siglo XVII

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EL muerto en la primera línea. Un ahogado en el Río Grande. Con ecos de Far West se abre la novela La katana perdida (Espuela de Plata, Renacimien­to), debut en el género de Juan Manuel Suárez Japón (Coria del Río, 1945). Estas coordenada­s biográfica­s, el topónimo y el año de nacimiento, en este caso exceden de la pura cortesía y no son para nada casuales. El autor nació en la ciudad donde se desarrolla la mayor parte de la historia y nace en agosto de 1945, el mes y el año de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.

Se estrena en la novela, pero el asunto que trata, “una novela histórica con aromas de thriller”, como dice José Calvo Poyato, ya lo abordó en publicacio­nes anteriores: Japonesas y japoneses a orillas del Guadalquiv­ir, De Sendai a Coria del Río: historias de japoneses y japones o La trastienda de Virginio. La trastienda de recambios de automóvile­s y bicicletas es uno de los escenarios de la novela.

La génesis de esta novela, según cuenta Suárez Japón en la introducci­ón, tuvo lugar en una visita que hizo en 1992, siendo entonces consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, a Coria del Río con José Manuel Caballero Bonald. Pasaron junto a la estatua del samurái Hasekura Tsunenaga, cabeza visible de la expedición Keicho (1613-1620). Cuando Suárez Japón le describía a su interlocut­or el paisaje que contemplab­an, éste le dijo: “No dudo que aquí se hagan presentes la Historia y la Geografía, pero, realmente, aquí lo que hay es mucha Literatura”.

Se lo tomó al pie de la letra y al político coriano y catedrátic­o de Geografía Humana le ha salido una señora novela. La relevancia de aquella expedición se ref leja en la ilustració­n de la portada del libro, La embajada de Hasekura Tsunenaga en Roma de 1615, fresco que está en la Sala Real o de los Coraceros del Palazzo del Quirinale en Roma. Uno de los cuatro puntos cardinales de aquella expedición que pasó por Nueva España, Sevilla y Madrid.

El galeón entró por la misma desembocad­ura del Guadalquiv­ir por la que casi un siglo antes hizo su aparición la nao Victoria después de completar la primera Vuelta al Mundo. Y como en aquella expedición al mando de Magallanes, en esta ocasión, con el marino Sebastián Vizcaíno y el franciscan­o Luis Sotelo con un grupo de samuráis japoneses, también existe una autoridad contestada y traidores a bordo.

Suárez Japón mantiene la tensión narrativa con dos relatos separados por cuatro siglos, los transcurri­dos entre la propia expedición y la investigac­ión para dar con la katana perdida, una Excalibur coriana, una Tizona ribereña, un arma para la guerra y también para la paz que guarda uno de los secretos mejor guardados de aquel viaje.

Estamos en el final del siglo XVI y comienzos del XVII. Tiempos en los que muere Felipe II (1598), nace Velázquez (1599). Expedición que coincide con la muerte de Cervantes (1616) y con la presencia en Sevilla de Lope de Vega, cantor del Arenal.

Empecé la lectura de la novela descubrien­do que Por un puñado de dólares, el primer western de la trilogía almeriense de Sergio Leone, tenía como punto de partida una película de Akira Kurosawa. En el conciliábu­lo de quienes quieren cambiar el curso de ese viaje falta uno para los siete samuráis que inspiraron a Los siete magníficos. En Japón quieren más comerciant­es españoles y menos misioneros, algunos de los cuales viven allí su particular Nagasaki, martirizad­os al mismo tiempo que los samuráis cambian los dos océanos de su travesía por los meandros del Guadalquiv­ir.

Este fin de semana tiene lugar en Sevilla el Japan Week, diálogos entre culturas. En la Cartuja se ha disputado un España-Japón de fútbol femenino y Japón es uno de

La idea de la novela le surgió en un paseo por Coria con Caballero Bonald

los rivales de España en el Mundial de Qatar. La presencia del apellido Japón es uno de los elementos de intriga en esta historia en la que aparecen personajes reales: Luis Yáñez, coriano de nacimiento, el alcalde Manuel del Valle, o Mauricio DomínguezA­dame, histórico jefe de Protocolo del Ayuntamien­to de Sevilla.

En Japón hay un Francis Drake holandés, Williams Adams. Manila y Acapulco son el alfa y omega de una relación intraoceán­ica en la que Japón quiere pasar a jugar un papel fundamenta­l. Suárez Japón da una nueva visión del viaje. Con ingredient­es muy literarios, como el viaje iniciático de Saigo Watanabe e Hiroshi Naruda para colarse como espías en el barco del franciscan­o y los samuráis, o la historia de amor con trampas del profesor español y la hermosa japonesa. Watanabe y Naruda recuerdan a esos dos personajes de la película de Kurosawa Una fortaleza escondida.

Ni comerciant­es ni misioneros. Ahora los que más viajan a Japón son los artistas flamencos. Coria, conocida como la Baracaldo del Sur por su fertilidad en talentos balompédic­os (Ruiz Sosa, Rogelio, Lozano…), es una embajada oficiosa de Japón en España. Suárez Japón da una imagen muy diferente de Hasekura Tsunenaga que va a sorprender al lector. Un siglo después del viaje de Magallanes y Elcano. La vuelta al mundo sin salir de Coria.

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RAÚL CARO / EFE Suárez Japón, junto al monumento a Hasekura Tsunenaga, protagonis­ta de su novela.
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