Los sobrinos del Tío Pepe
● González Byass da a conocer en una cata los vinos tranquilos de esas otras bodegas suyas que trascienden al marco jerezano
Las catas de vino siguen recuperando su pulso en Sevilla después de los dos complicados años de pandemia. En el restaurante Sabina Los Remedios, frente a la portada de la Feria, la Asociación Sevillana de Sumilleres organizó una especial para dar a conocer “los sobrinos del Tío Pepe”. Esto es, esos vinos tranquilos provenientes de bodegas englobadas dentro de la señera marca jerezana González Byass, cuyas bodegas son las segundas más visitadas del mundo: unas 200.000 personas las conocen cada año.
Como maestro de ceremonias estuvo el sumiller Juan Manuel Terceño, quien desde Madrid trajo hasta diez botellas que probaron y disfrutaron tanto los buenos aficionados al vino como profesionales del sector, tanto de tiendas especializadas como de restaurantes: las marcas están orientadas más a la hostelería.
Una de las tendencias actuales del mundo del vino apunta a la biodinámica, a la inf luencia de los factores naturales como la luna en el resultado final en la botella y al descarte de procesos industriales en la elaboración. Y de Chile, González Byass trajo Ritual, un sauvignon blanc de 2019 que es medio año más viejo que los 2019 españoles: allí la vendimia se realiza en abril o mayo. Parte sobre lías en barrica, otras criado en hormigón y cemento, luego es ensamblado. Otro vino chileno y biodinámico, esta vez tinto, fue Primus, de uva carmenere, en barrica nueva, de la comarca de Colchagua. El tercer vino del país andino fue Neyén: sólo se producen 4.000 botellas al año, de ahí los 50 euros.
Del Sur de Gredos y el norte de los Montes de Toledo proviene Altos de la Finca, de Finca Constancia. Un 60% syrah y 40% petit verdot de muy buena relación calidad-precio: 13 euros.
La bodega jerezana presentó también un Beronia distinto, para hostelería y tiendas gourmets: el Viñas Viejas 2019, un rioja elegante y frutal, fácil de beber; de Ribera del Duero, el burgalés Dominio Fournier (tempranillo), y de Cádiz su conocido Finca Moncloa, 100% tintilla de Rota. No podía faltar un generoso excepcional: el amontillado González Byass de 1975. De bodegas socias de la jerezana, un gran riesling austriaco de Domäne Wachau y un buen champán, Deutz Brut Classic.