Diario de Sevilla

Operación Griñán Mártir, el Barón Verde y el miedo a la Marea Blanca

- TEODORO LEÓN GROSS

« MAREA »

En muchas comunidade­s cunde el temor al efecto contagio de la marea blanca de Madrid, pero sobre todo –léase Andalucía– en las comunidade­s del PP. El factor derecha existe. Hicieron falta años y años, décadas, para que el socialismo andaluz se viera desbordado por una marea, y no vino de los grandes sindicatos; en cambio, al Gobierno de PP-C’s les bastó poco más de media legislatur­a y en plena pandemia, aunque aquellas manifas pincharan por su indisimula­ble instrument­alización electorali­sta. Ahora con lo sucedido en Madrid hay más inquietud. Desde allí ha prendido la mecha del descontent­o y el próximo sábado hay convocator­ia en Andalucía. ¿Tendrá éxito ahora? Desde la Junta se ha dado orden de dialogar, de mantener los puentes, de evitar cuidadosam­ente la imagen de soberbia con la que Ayuso inf lamó la llama... y exhiben sus números: 4.500 millones más en sanidad, un incremento del 45%; 30.000 profesiona­les más; dos mil millones en infraestru­cturas; listas de espera reducidas en un 5%... Pero también son consciente­s de que los problemas estructura­les de la atención primaria existen y que los grandes números no consuelan a quien se estrella ahí. A ello se suma, claro, el factor político. Pedro Sánchez no ha tenido protestas por los confinamie­ntos inconstitu­cionales, las mayores facturas de electricid­ad en los hogares españoles sin defensa para las familias vulnerable­s, la mayor matanza de inmigrante­s en la frontera de España, el gasto militar, contribuir a que etarras vuelvan a las calles vascas a cambio de un presupuest­o, mercadear con el Código Penal poniendo muy barato que se repita el 1-O al redefinir los tipos penales... y ahora la rebaja de condenas a agresores sexuales. Pero con eso ya cuentan. Hay cosas que la derecha sabe que van de suyo. ¿Cien días después de una mayoría absoluta puede estallar una marea blanca?

« VIAJE »

Hay casi siempre algo de aldeanismo en las críticas a los viajes de los mandatario­s políticos. Suelen destilar más rabia que argumentos, como si estos hicieran turismo de gañote. ¡Pues claro que deben viajar! Eso sí, sus viajes conllevan algunos riesgos, sobre todo alejarse de la propia realidad. A menudo se ha señalado cómo Pedro Sánchez disfrutaba mucho más como Mr. Sánchez que Sr. Sánchez, lejos de los problemas cotidianos de la administra­ción española y de los abucheos, con la cortesía diplomátic­a... Y Juanma Moreno, en sus primeros compases como presidente, ha estado en Londres, Bruselas y Egipto. Sí, ninguno era un viaje injustific­ado, pero cuidado con la embriagado­ra sensación de que uno sobrevuela las miserias. La mayoría absoluta facilita situarse sobre esta. Esta semana, desde Egipto, donde quiere convertirs­e en el Barón Verde alejándose del perfil escéptico de Ayuso, anunciaba una inversión importante de Endesa en renovables, pero también hablaba de la negociació­n presupuest­aria en términos imaginario­s. Desde aquí le advertían que esa negociació­n era más bien de los Mundos Yupi. La realidad no es la que esperas que sea, sino la que es.

« CACERÍA »

Ante la proximidad del amargo plazo límite para Griñán y otros condenados, en el PSOE andaluz ha cambiado algo. “Aquí ha habido claramente una cacería política”; “asistimos a una auténtica cacería mediática”; “cuando la cacería adquiere dimensione­s de fusilamien­to...”. Una de esas tres frases es del PSOE andaluz, las otras dos son de Arnaldo Otegi y de Echenique.. ¿Cuál es cuál? Esto da una idea del registro en el que se ha situado el PSOE-A: nivel OtegiEchen­ique. Definitiva­mente en el PSOE-A, después de lavarse las manos con el indulto, la cosa ha cambiado para adoptar un mensaje agresivo. Hipótesis verosímil: viendo muy difícil el indulto, si no imposible tras la polémica de la malversaci­ón, en el PSOE andaluz han dado por bueno que no interesa aceptar la condena, asumiendo lo ocurrido, sino que conviene desacredit­arla, y por eso se han lanzado a denunciar que Griñán es víctima de una “injusticia”. Así lo ha dicho Juan Espadas. Y también Zapatero ha salido al paso de la condena por prevaricac­ión y malversaci­ón: “un hombre honesto incapaz de cometer delito alguno”. El problema, claro, es que eso supone desacredit­ar la sentencia del Tribunal Supremo y otras instancias, como enfatizaba Ángeles Férriz: “perseguir a personas honestas y honradas que no se han llevado ni un euro, que no han beneficiad­o a sus amigos, que no han beneficiad­o a sus familiares, que no han beneficiad­o a su organizaci­ón política...”. En definitiva, el mito cristiano de la crucifixió­n arbitraria contra quien no ha hecho nada. Y ahí Pablo Iglesias tiene razón. En el PSOE se ponen estupendos dando lecciones a Irene Montero sobre la necesidad de respetar a los jueces y su trabajo, pero si les afecta a ellos, desacredit­an la acción de la Justicia con la misma determinac­ión. Y no parece que esto vaya precisamen­te a ayudar a Griñán con sus recursos. Pero segurament­e en el PSOE-A no piensan en ayudar a Griñán, sino en ayudarse a sí mismos.

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ANTONIO PIZARRO El ex presidente de la Junta José Antonio Griñán, durante el juicio de los ERE.
 ?? CHEMA MOYA / EFE ?? Manifestac­ión por la sanidad pública en Madrid.
CHEMA MOYA / EFE Manifestac­ión por la sanidad pública en Madrid.
 ?? M. G. ?? El presidente de la Junta, Juanma Moreno, en la Cumbre del Clima.
M. G. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, en la Cumbre del Clima.
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