Diario de Sevilla

LA ESTUPIDEZ MINISTERIA­L

- ▼ LUIS CHACÓN elmaslargo­viaje.wordpress.com

EN ese delicioso opúsculo que es Las leyes fundamenta­les de la estupidez humana, el profesor Cipolla define al estúpido como “quien, al tomar una decisión o ejercer una acción, causa daño a otros sin obtener, al mismo tiempo, provecho para sí, o incluso cosechando un perjuicio”. No quisiera yo calificar de estúpida la actitud de doña Irene Montero pero, ateniéndom­e a la definición anterior, me será imposible evitarlo. Olvidemos la altanería demostrada durante la tramitació­n de la ley del sí es sí, también conocida como ley Montero para alimentar la vanidad de su impulsora; obviemos el rechazo a las voces que anticipaba­n los efectos indeseados del texto legal; soslayemos la carga ideológica con que adornan los ministros de Podemos, apoyados por el resto del gobierno, cualquier asunto sobre el que desean legislar. Orillemos todo eso y nos seguirá quedando lo mismo, la explosiva mezcla de una inconmensu­rable soberbia combinada con una recalcitra­nte estupidez.

Ante un error, que puede ser involuntar­io y hasta inesperado, sólo cabe reconocerl­o y rectificar de inmediato. Pero, a diferencia de lo que haría una persona inteligent­e –tomar una decisión que beneficie a los demás y a ella misma– la ministra de Igualdad y su entorno insisten en llevar la

A diferencia de lo que haría una persona inteligent­e, Montero insiste en llevar la razón con la persistenc­ia de un majadero

razón con la persistenc­ia de un majadero, amén de esparcir dudas y escarnio sobre los jueces. Anoten que en este caso no hay juezas y jueces, aunque las mujeres sean mayoría en la carrera judicial. Sólo jueces. Como los niños malcriados pillados in fraganti en la travesura, buscan culpables imaginario­s. Y a falta de duendecill­os traviesos, lanzan sus invectivas contra los jueces fascistas, machistas e interminab­lemente istas. A excepción de progresist­as. Porque progresist­as sólo son ellas.

La señora Montero no es la única responsabl­e de este desaguisad­o. El Gobierno es un órgano colegiado que aprobó el proyecto de ley, las Cortes lo debieron estudiar y mejorar en el proceso legislativ­o y no olvidemos que se aprobó por amplia mayoría. De ahí que, al escuchar las críticas de Ciudadanos, las risas retumben en el palacio de la Carrera de San Jerónimo. Pero todo eso no resta un ápice a la actitud estúpida de la señora Montero, que amén de perjudicar a quienes esperaban mayor dureza en las penas y defraudar a quienes la creyeron, cava su propia tumba política al demostrar que carece de lo que más valor da a un político ante su electorado: rectificar.

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