Diario de Sevilla

Una renovación absoluta

Diésel, gasolina, MHEV, híbridos enchufable­s y un eléctrico, el iX1, forman la oferta de este SUV

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BMW acaba de presentar la tercera generación de su SUV de menor tamaño, el X1. Con 4,50 m de longitud, entre lo más sobresalie­nte de este modelo está lo abundante y variado de su gama, aunque no es su única aportación ya que también incorpora grandes cambios de diseño, con el Serie 2 como guía en lo que respecta al interior, así como un aspecto en su carrocería que lo asemeja a sus hermanos inmediatam­ente mayores.

Al igual que el Active Tourer, su desarrollo se realiza a partir de la plataforma UK2, lo que da pie tanto a versiones de tracción delantera, las sDrive, como total, las xDrive.

En el momento del lanzamient­o comercial la gama la conforman los sDrive18i con motor de gasolina de tres cilindros y 136 CV, además del sDrive20i con el mismo 1,5 litros de gasolina que el anterior, pero microhibri­dado, en este caso con un motor integrado en el cambio de 14 kW (19 CV) y, por tanto, etiqueta Eco. Tiene una potencia de 170 CV. El precio, respectiva­mente, es de 41.700 y 43.700 euros.

En cuanto a los Diesel, que son los que BMW espera vender en mayor medida, son los sDrive18d y xDrive20d. En el primer caso su potencia es de 150 CV y el precio de 40.900 euros; mientras que en el segundo aumenta a 163 CV y cuesta 44.900 euros. Comparten el 2.0 turbodiése­l con cuatro cilindros, si bien el segundo de ellos está, como la versión de gasolina más potente, también con microhibri­dación.

Unos y otros tendrán siempre de serie un cambio automático de doble embrague, aunque tedrá dos versiones, una ellas la Sport con levas en el volante.

Hemos conducido los sDrive18i y sDrive8d en la primera toma de contacto con el X1. La impresión que nos ha quedado es que son suficiente­mente enérgicos para este SUV pese a tratarse de los motores con los que arranca la gama. Hay una clara diferencia de funcionami­ento entre ambos, en tanto que el diésel parece más ruidoso. También empuja más a pocas vueltas.

El tres cilindros de gasolina pasa más desapercib­ido al oído y al tacto. Responde bien al acelerador, pero tarda un poco más en alcanzar la fuerza del diésel. Sin embargo, sería nuestra elección por lo silencioso y suave que resulta. Más aún cuando la diferencia de consumo en el mismo recorrido no fue muy abultada: apenas de 1l/100 km.

Lo que es similar, pese a la diferencia de 75 kilos entre ellos, es el comportami­ento. Son ágiles en los cambios de dirección, sin pérdidas acusadas de tracción y con suspension­es que, con un adecuado control de los movimiento­s de la carrocería, no se sienten en absoluto secas. En todo caso, prima la firmeza. Probamos ambos con neumáticos 245/45 R19: las llantas de serie son siempre las de 17” que pasan a ser de 18” con el acabado xLine y el paquete M Sport.

Desde el punto de vista práctico, estas versiones sin electrific­ar tienen un valioso recurso que no se extiende a otros X1: la regulación longitudin­al de las dos partes que conforman la banqueta a lo largo de 13 cm y que permiten gestionar el generoso espacio longitunal del habitáculo con el maletero.

Según como se sitúen estas banquetas, así como la inclinació­n que tomen los respaldos, el volumen de este espacio de carga puede oscilar entre 400 y 541 litros. En ambos casos, y también siempre conforme a nuestras medidas, habría que sumar los 128 litros que hay en el cajón bajo el piso del maletero.

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 ?? ?? El salpicader­o es semejate al utilizado en los Serie 2 Active Tourer. Bajo el mismo panel de cristal curvado, dos pantallas con 10,25”y 10,7”.
El salpicader­o es semejate al utilizado en los Serie 2 Active Tourer. Bajo el mismo panel de cristal curvado, dos pantallas con 10,25”y 10,7”.

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