Simplemente Isabel
Llegó a la alta política de carambola aceptando un reto ante el que otros se achantaron y ella aceptó con ilusión. La apuesta resultó ganadora y se convirtió en presidenta de la Comunidad de Madrid. Desde el primer instante viene sufriendo todo tipo de invectivas ante las que no se arredra y ataques que incluso han alcanzado a su familia. Como ser humano, unas veces acierta y otras se equivoca. Suscita a la vez pasiones y odios, unos la elevan a lo más alto mientras que otros anhelan arrojarla al vertedero de la historia. No es amiga de circunloquios ni teme a la corrección política, situándose en las antípodas del eufemismo. Una mujer apasionada, segura de sí misma y bragada. Su aspecto físico engaña, ya que nos hallamos ante una mujer de armas tomar. Es en su propio partido donde, como reza la canción, no pueden vivir sin ella pero con ella tampoco; son conscientes de que Isabel es un imán que atrae muchos votos, un verdadero banderín de enganche, pero temen que a la vez haya quienes se muestren refractarios a su dogmatismo. En suma, una política polémica que genera controversias y debates y va ganando las batallas, no teme la lucha. Para enfrentarse a ella es preciso ser un primer espada. En mayo sabremos si suena para ella el Aleluya de Haendel o el Réquiem de Mozart. Fco. J. Sáenz Martínez (correo electrónico).
Juzgamos equivocadamente a Ayuso al hacerlo desde unos parámetros cristianos o de su moderna versión laica, como cierto socialismo o comunismo. Ayuso mamó la política del darwinismo social, del falangismo, en el que militó y al que sigue fiel, aunque, como el mismo Rajoy juvenil y tantos del PP hasta que formaron Vox, lo haya disimulado después para tener más poder y eficacia con el PP. Ambas ideologías quieren, por supuesto, acabar con la pobreza física y económica, pero la segunda cree que es necesario o más rápido conseguirlo acabando con los pobres, los enfermos, etcétera. Y para esa mejora de la humanidad considera moralmente lícito cualquier medio para alcanzar el poder y la riqueza, protegiendo a los más ricos y hundiendo del todo en la miseria y la muerte a los de abajo, sin una compasión que consideran dañina para la raza humana. Como es lógico, pues, toda la moral de Ayuso, su política, está subordinada a su ideología, aunque intente disimularlo en un mundo occidental en el que aún reina, teóricamente, la ideología contraria. De ahí que sea una auténtica heroína para tantos otros falangistas confesos o de hecho, ambos herencia envenenada del franquismo. Diego Mas (correo electrónico).
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