Diario de Sevilla

Los conventos de clausura hacen un llamada especial por la venta de dulces en el Alcázar

● Advierten de que no son ajenos a la subida del coste de los materiales y la energía, por lo que piden que se acuda a comprar

- Juan Parejo

Una cita tradiciona­l de la antesala de la Navidad. El Alcázar de Sevilla acogerá del 3 al 6 de diciembre una nueva edición de la Exposición y Venta de Dulces de Conventos de Clausura de Sevilla y Provincia. Un evento de vital importanci­a para las comunidade­s de religiosas que consiguen unos importante­s ingresos con los que subsistir a lo largo del año. Esta edición está marcada por la gran subida de los precios de la energía y las materias primas de las que tampoco se libran las religiosas. Por ello, hacen un especial llamamient­o a los sevillanos para que se vuelquen en la compra para ayudar a los cenobios.

“Este año volvemos al Alcázar en un año complicado por las subidas de precios de las materias primas y de la energía, es por lo que hacemos un llamamient­o a los sevillanos para que sigan apoyando y ayudando a nuestras monjas con la compra de dulces de navidad que supone un ingreso imprescind­ible para su sustento”, subrayan desde la organizaci­ón de este evento que suma 38 años en este 2022.

En la provincia de Sevilla subsisten 34 conventos de clausura que cuentan en la actualidad con 435 monjas. La mayoría de estos cenobios se dedican a la elabora

La tradiciona­l cita se celebrará entre el 3 y el 6 de diciembre con 19 conventos

ción de dulces para conseguir los ingresos que son necesarios para mantener unos edificios que, como norma general, cuentan con siglos de antigüedad y unas considerab­les dimensione­s.

Los 19 conventos que suelen exponer sus dulces en la muestra llevarán al Alcázar 250 variedades entre todos, que suponen más de 7.000 kilos de dulces. De la capital serán siete: San Leandro (Agustinas), Santa Paula (Jerónimas), Santa Inés (Clarisas), San Clemente (Cistercien­ses), Madre de Dios (Dominicas), Santa Ana (Carmelitas) y Santa María de Jesús (Clarisas). Los otros doce proceden de la provincia: Jerónimas de Constantin­a, Jerónimas de Morón, Clarisas de Alcalá, Estepa, Marchena, Morón y Carmona, Dominicas de Bormujos, Mercedaria­s Descalzas de Marchena y de Osuna, Concepcion­istas Franciscan­as de Osuna y Carmelitas de Utrera.

“Consumir productos de las monjas es una forma de valorar, conservar y perpetuar nuestro rico patrimonio gastronómi­co y cultural”, aseguran. Desde la organizaci­ón animan a los sevillanos a no limitarse a acudir al Alcázar a comprar durante los días del certamen. Piden que visiten los tornos de las distintas comunidade­s en cualquier momento del año. “Antaño las monjas elaboraban sus dulces como agradecimi­ento a sus benefactor­es, sus recetas tienen siglos de antigüedad. Ahora su elaboració­n es su trabajo diario y el sustento para mantenerse y conservar los monasterio­s. Mantengamo­s las tradicione­s, compremos productos de calidad, artesanale­s y completame­nte naturales”.

Otra forma de ayudar a las religiosas es regalar sus productos a familiares y amigos. “Los dulces de las monjas son un regalo económico en tiempo de crisis, que gustan a todos y que se puede compartir. De mucha calidad por su materia prima y porque están hechos a mano, con primor, en silencio y oración. Elaborados en sus obradores y que se pueden enviar, desde la clausura, a cualquier punto de España”.

Las monjas de clausura se dedican a la vida contemplat­iva. No salen a pedir a la calle, no cuentan con subvencion­es de ningún tipo. Viven de su trabajo y de las limosnas que reciben. “Tenemos la gran suerte en la diócesis de Sevilla de tener 34 conventos dedicados a la oración que tanta falta nos hace, ellas están al día de todo lo que sucede en el mundo y rezan por toda la humanidad. Su lema es Ora et Labora. Es responsabi­lidad nuestra ayudarles en lo que podamos para que ellas puedan tener paz”.

Sevilla Ora et Labora es el nombre del sello de calidad que distingue los fabulosos productos que elaboran las religiosas en sus conventos. Esta enseña fue concedida tras cumplirse una serie de requisitos. Están hechos en los obradores de los conventos por monjas de clausura que trabajan en oración y silencio. Se trata de productos exquisitos desarrolla­dos con autenticid­ad en comunidade­s de paz y entornos únicos. Son elaborados de forma artesanal. Todos sus productos son realizados a mano con paciencia y dedicación. Hechos con materia prima de primera calidad. Y por supuesto guardando todas las medidas de seguridad e higiene. Se trata de patrimonio gastronómi­co de Sevilla. Muchas de sus recetas tienen siglos de antigüedad, son joyas de la gastronomí­a local y de su historia. Cuentan con una sencilla y cuidada presentaci­ón: acorde con el estilo de vida de las monjas y siguiendo la tradición. Están envasados y etiquetado­s cumpliendo con la normativa en calidad y seguridad alimentari­a obligatori­a. Por último, su producción es limitada. La actividad principal de las monjas de clausura es la oración contemplat­iva. Es por lo que tan sólo elaboran dulces y otros productos artesanos para su subsistenc­ia. No tienen una producción industrial­izada.

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JOSÉ ÁNGEL GARCÍA La venta de dulces de conventos del año 2021.

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