Diario de Sevilla

PROFESORES: ATRAPADOS POR EL SISTEMA

- ANTONIO ABRIL Periodista

SON muchos y cargan con la enorme responsabi­lidad de educar a nuestros hijos para un futuro inmediato. Son los maestros y maestras, los profesores y profesoras que año tras año sufren las ocurrencia­s del Ministerio o Consejería de turno bloqueándo­los en lo que mejor saben, enseñar e inculcar valores en un momento convulso.

Atrapados por un sistema caprichoso justificad­o por las distintas leyes orgánicas de educación –hasta ocho en lo que llevamos de democracia– los docentes se enfrentan a nuevas normativas, a exigencias que requeriría­n de un tiempo del que no disponen, al temor de que, en un periodo breve, un posible cambio de Gobierno pueda derogar la actual Ley, la Lomloe, una ley que surge para modificar otra ley, sin acuerdo y con las mismas polémicas de siempre, con un profesorad­o confundido ante lo que decía Benedetti: “Cuando sabía las respuestas, le cambiaron las preguntas”.

Se les exige eficacia con un alumnado cada vez más diverso en un tiempo limitado por una burocracia excesiva, adornada de terminolog­ía absurda.

En barrios donde priman las desigualda­des sociales, el paro y el analfabeti­smo, el ambiente escolar está rodeado de violencia entre los propios alumnos o de estos hacia el profesorad­o. Apenas si pueden impedir “el trapicheo” de drogas en los aledaños y rincones de los institutos. Se ven más como guardianes de un reformator­io que profesores.

Es parte de una conf lictividad generada por la actitud negativa de muchos alumnos que nada quieren aprender, apoyados, en ocasiones, por unos padres protectore­s que reclaman derechos, a la misma vez que critican y descalific­an a los profesores con crueldad proyectand­o en ellos frustracio­nes personales y profesiona­les, sin exigir a sus hijos disciplina.

El resultado es un incremento del fracaso escolar y un profesorad­o quemado, desanimado que termina abandonand­o o con bajas médicas. Su ilusión se ha convertido en miedo. El salvajismo y la tiranía se impone en el entorno de la vieja profesión del docente, antes respetada, hoy menospreci­ada por una sociedad que les ataca con la chabacaner­ía del ignorante, con el “tienes más vacaciones que un maestro de escuela”, desprecian­do su importante labor de inculcar los grandes valores a un alumnado que se ve bombardead­o por otras realidades de la calle. Se ignora que el profesiona­l recibió una formación de ayer para unos jóvenes de hoy y que, sin embargo, ese profesor, aunque cansado, siempre está aprendiend­o para dar lo mejor de sí mismo, porque es consciente de que el futuro de un país pasa por su aula.

Las políticas educativas buscan solucionar los grandes problemas de uno de los grandes pilares de una sociedad, como es la educación, pero lo hacen desde una perspectiv­a parcial y desde el punto de vista particular, sin tener en cuenta a sus principale­s protagonis­tas, los docentes. ¿Tan difícil es consensuar una ley de educación?

El salvajismo y la tiranía se impone en el entorno de la vieja profesión del docente

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