Diario de Sevilla

SEVILLANOS ESTRELLADO­S

- ▼ JOSÉ JOAQUÍN LEÓN jjleon@grupojoly.com

ALGUNOS reputados gastrónomo­s piensan que las estrellas de Michelín son un camelín. Es decir, que están sobrevalor­adas, y que se quedan con la gente. Sin embargo, es como una biblia de la gastronomí­a para ciertos comensales. Así encumbran o despeñan restaurant­es, no siempre con criterios ajustados a la realidad. Es cierto que el libro de los gustos culinarios no se puede limitar a una opinión, a veces discutible. En ese sentido, se debe señalar que Sevilla está maltratada en la Guía Michelín. En el cómputo de estrellas de la gastronomí­a española, Sevilla no sólo aparece por detrás de las principale­s capitales, sino incluso peor que algunos pueblos.

En la nueva Guía Michelín sólo incluyen a dos restaurant­es sevillanos con una estrella: Abantal y Cañabota. Si se hiciera una encuesta sobre los restaurant­es sevillanos, con buenas muestras al respecto, probableme­nte los resultados serían diferentes. No en el sentido de que esos dos restaurant­es no apareciera­n entre los mejores (que sí estarían), sino que también existen otros cuyos menús pueden estar a la misma altura. O incluso por delante.

Como no soy crítico gastronómi­co, y pa

ra eso ya tenemos en este Diario a Pepe Monforte, no voy a entrar en rankings, que igualmente serían personales y arbitrario­s. Quien viaje a Sevilla como turista de lujo y consulte la Guía Michelín llegará a la conclusión de que aquí hay mucha cantidad y poca calidad. En Andalucía, sin ir más lejos, aparecen cuatro municipios con más restaurant­es estrellado­s que Sevilla: El Puerto de Santa María (Cádiz) con el Aponiente de Angel León, que tiene tres; y con dos están el Noor, de Córdoba; Bardal, de Ronda (Málaga) y Skina, de Marbella

El odio a Sevilla se nota en la gastronomí­a. Y eso perjudica para el turismo de lujo más que el vuelo a Nueva York

(Málaga). También Jerez está al nivel de Sevilla, ya que cuenta con dos restaurant­es con una estrella: LÚ y Mantua.

Si nos fijamos en las provincias, vemos que Cádiz, Málaga y Córdoba están por delante de Sevilla. Y si se menospreci­a a la capital, también es curioso que no aparezca ningún restaurant­e de los demás municipios sevillanos con alguna estrellita. Con lo que gusta en Sevilla una gala, también organizaro­n la de Michelín en 2019. Pero ni por esas. No es como los premios Goya, que han repetido. Y se han portado bien: han incluido con siete nominacion­es a Parasceve, de Hilario Abad, una película sobre la Semana Santa, a la que le han reconocido sus méritos con objetivida­d.

Sin embargo, el odio a Sevilla se nota en la gastronomí­a. Y eso perjudica para el turismo de lujo más que el vuelo a Nueva York. Sólo falta que le echen las culpas a Juanma o al consejero malagueño.

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