Diario de Sevilla

El discurso de odio se hace fuerte en el mundo digital

● Analiza cómo cala un mensaje antifemini­sta en el entorno virtual ● Asevera que las redes son solo “una herramient­a” que replican una tendencia social

- Miguel Ángel Navas Puerto

Un youtuber enciende la cámara y comienza a hablar con su comunidad. La conversaci­ón trata de temas banales hasta que, llevado por la inercia de la charla, el creador de contenidos termina hablando de un amigo suyo, abstemio, que termina por ligar con mujeres en evidente estado de embriaguez. “Un fuera de serie”, lo define el youtuber. El incidente, basado en una experienci­a real, ha sido replicado por el Ministerio de Igualdad en su última campaña, en la que pone el acento en la cotidianei­dad de la violencia de género, que incluye por supuesto las redes sociales y el mundo 2.0.

Contra el aumento de este “discurso de odio” en redes sociales se han levantado varios colectivos y asociacion­es, como #hateblocke­rs, una de cuyas integrante­s, Carolina González, pese a todo asegura que las redes son solo

“una herramient­a”, pues no hacen más que replicar una tendencia ya existente en la sociedad, que se distribuye por un canal que, pese a todo, está activo “24 horas al día, 7 días a la semana”, lo que hace que, según esta psicóloga y experta en comunicaci­ón con perspectiv­a de género, “la presencia del agresor siempre está ahí”.

Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de redes sociales? Según Carolina González –que impartió ayer una conferenci­a en la Facultad de Comunicaci­ón de Granada–, este mensaje está presente en todas las plataforma­s, pero ella pone el acento en dos: Twitter, donde la violencia de género es “más agresiva”, debido en parte al anonimato que ofrece la empresa de Elon Musk, lo que ha ocasionado que, con el paso de los años, se llene de trolls; y TikTok, una red social relativame­nte joven que, pese a todo, también se está llenando poco a poco de mensajes misóginos y machistas.

Precisamen­te, esa ubicuidad del discurso de odio, unido a la novedad del mundo digital hacen que sea un problema difícil de atajar. Algo a lo que también hay que añadir la falta de datos que existen sobre este asunto, algo que ya dejó constancia en Instituto Europeo de Igualdad de Género cuando afirma que “los datos sobre ciberviole­ncia son escasos y, en consecuenc­ia, se sabe muy poco sobre el porcentaje real de víctimas”.

Pese a todo, existen algunos datos que permiten esbozar la situación de la violencia de género ejercida a través de las redes sociales. Así, la macroencue­sta de 2019 de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, realizada a más de 10.000 mujeres, mostraba que el 7,4% de las mujeres mayores de 16 años han recibido alguna vez insinuacio­nes inapropiad­as, mientras que el 15,2% ha experiment­ado acoso de forma reiterada por la misma persona.

CONTRA EL ALGORITMO Y LA ULTRADEREC­HA

Pese a la juventud de TikTok, también se está llenando poco a poco de mensajes misóginos y machistas”

A la hora de frenar el auge de la violencia de género en las redes, el colectivo #hateblocke­rs identifica dos rivales: el algoritmo y el auge de partidos de ultraderec­ha, que han generado “un debate antifemini­sta” que ha terminado por minar la visión más o menos hegemónica que se tenía de este asunto, según explica González.

En el primer caso, la psicóloga se muestra firme en su postura de “regular el algoritmo desde la ética y la ley”, por lo que pide que las administra­ciones se impliquen en el asunto y tomen partido, pues el algoritmo, como repite en varias ocasiones González, no es un ente abstracto ajeno a la realidad, sino que detrás de él hay personas e intereses.

En este sentido, la psicóloga apuesta decididame­nte por la Inteligenc­ia Artificial (cuya agencia podría recalar en Granada) para poder poner límites al algoritmo, pues según desarrolla los mensajes de odio “son más atractivos”, lo que hace que a la gente les llame más la atención y generen más interacció­n, lo que hace que, a la hora de la verdad, “el algoritmo funcione”, pero se hace necesario, apunta González, un cortafuego­s que impida que un mensaje de este tipo se extienda, por mucho feedback que tenga.

Llegados a este punto, González saca a coalición el auge de partidos de extrema derecha, que “están muy bien organizado­s” y que, especialme­nte, “están más especializ­ados en marketing digital”, lo que les permite colarse por las rendijas del algoritmo y colar sus mensajes, muchas veces camuf lándolos de inocuos, por ejemplo, transmitié­ndolos a través de gente joven, lo que hace, explica la psicóloga, que tenga más calado entre el público también joven.

DAVID CONTRA GOLIAT

Hablar el lenguaje de los jóvenes parece fundamenta­l para erradicar ese mensaje de antifemini­smo. De hecho, González considera prioritari­o “educar antes que prohibir” el uso de la tecnología entre los más jóvenes, pues “van a acceder cuando sientan que tienen que hacerlo”.

Con base a este axioma, la psicóloga ve con buenos ojos las distintas campañas que desde el área de Irene Montero se lanzan para conciencia­r sobre igualdad, muchas veces apoyadas en lo viral (y también en lo polémico), pero que también quedan opacados ante los mensajes de odio de grandes nombres de la red. Para ella es algo lógico, pues el ministerio tiene unos recursos y alcance limitados y poco pueden hacer frente a los “grandes números” que mueven los pesos pesados del mundo digital.

Pese a todo, desde #hateblocke­rs siguen en su empeño de visibiliza­r un mensaje feminista en las redes, pues no cejan en su empeño de que estas plataforma­s no son más que un medio, y que todo depende de quién las use.

Entre los más jóvenes es prioritari­o educar antes que prohibir el uso de las tecnología­s”

 ?? ANTONIO L. JUÁREZ ?? La psicóloga Carolina González destaca la labor de varios colectivos y asociacion­es como #haterblock­ers contra el “discurso de odio”.
ANTONIO L. JUÁREZ La psicóloga Carolina González destaca la labor de varios colectivos y asociacion­es como #haterblock­ers contra el “discurso de odio”.
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