Noticias de la infancia
EL GRAN CALVIN Y HOBBES ILUSTRADO
Cuando se repasa la historia del cómic de prensa norteamericano, resulta apabullante su cantidad de obras maestras. Las hay de todo tipo: políticas, de detectives, de aventuras, de ciencia ficción, históricas, humorísticas... Y es precisamente este último género el que quizá más haya caracterizado el propio desarrollo del medio de la historieta desde su origen (no en vano, lo llamamos comic, o sea, cómico) y en el que encontramos un mayor número de títulos superlativos: Mutt and Jeff, Polly and Her Pals, Bringing Up Father, Thimble Theatre, Krazy Kat, Gasoline Alley, Li’l Abner, Peanuts, Doonesbury, Barnaby, Pogo..., la lista es interminable.
En su práctica totalidad, son hijos de otro tiempo, de cuando los periódicos impresos eran medios de comunicación realmente masivos, antes de internet y la revolución digital, y podemos afirmar (y lamentar) que su esplendor ya pasó. Cierto es que aún hay espacio para el chiste, incluso para la tira de humor, en los diarios actuales, y que se encuentran variaciones de esta misma clase en los webcómics, pero lejos quedan los días en que se trataba de un producto de consumo en ebullición y mayoritario. No
quiero sonar melancólico, las cosas simplemente evolucionan y me limito a constatar un hecho.
Durante la decadencia del género, hemos visto apagarse joyas de gran calibre y surgir muy pocas, casi ninguna, series de igual altura. Una de ellas fue Calvin y Hobbes, la virguería de Bill Watterson que debutó a finales de 1985 y echó la persiana en 1995, cuando estaba en la cresta de la ola. En aquella década prodigiosa, Watterson logró aunar una estética y un contenido perfectos, aplicados a una sincera, tierna y divertidísima captura de la infancia. Forjó, además, dos personajes inolvidables, el niño y su tigre de peluche que ganaron rápidamente un lugar entre los grandes iconos del cómic. El gran Calvin y Hobbes ilustrado presenta una generosa muestra de esta maravilla imperecedera. Pocas recopilaciones, en mi opinión, merecen más el adjetivo “imprescindible”.