Oficio interpretativo y fidelidad a Delibes
LOS SANTOS INOCENTES ★★★ ★★
GG Producción escénica y Teatro del Nómada. Basado en la novela homónima de Miguel Delibes. Adaptación:
Fernando Marías y Javier Hernández-Simón. Dirección: Javier Hernández-Simón. Intérpretes: Javier Gutiérrez, Pepa Pedroche, Fernando Huesca, Yune Nogueiras, Marta Gómez, Luis Bermejo, José Fernández, Raquel Varela y Jacobo Dicenta. Iluminación: Juan Gómez-Cornejo e Ion Anibal. Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda. Vestuario: Elda Noriega (AAPEE). Música y espacio sonoro:
Álvaro Renedo. Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Sábado, 26 de noviembre de 2022. Aforo: Localidades agotadas.
Manolo Matji, guionista de la película Los santos inocentes cuenta en una entrevista que le preguntó a Delibes: “¿Quiénes son los santos inocentes?”, y Miguel le dijo: “Todos”. Esta respuesta dice mucho del profundo compromiso ético del escritor castellano.
Su novela, publicada en 1981, es considerada una de las cumbres de la literatura española del siglo XX. La versión cinematográfica de Mario Camus se estrenó tres años después y marcó a varias generaciones con esta historia sobre los habitantes de un cortijo extremeño en el que la servidumbre-esclavitud es aceptada como algo natural.
Han pasado cuarenta años y Fernando Marías (fallecido antes del estreno) y Javier HernándezSimón han adaptado la novela al teatro en una suntuosa producción que ha reunido a grandes profesionales tanto entre sus nueve intérpretes como en la iluminación, Gómez-Cornejo e Ion Aníbal y la escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda (impactante la simbología de esa bandada de pájaros libres).
Resulta aterradora la naturalidad con la que los dueños del cortijo y los siervos asumen sus papeles en una España profunda que todos esperamos que haya dejado de existir para siempre.
Javier Gutiérrez, Pepa Pedroche (Paco el Bajo y Régula) que recuerdan a las criadas de Genet y Luis Bermejo (el discapacitado Azarías), y el señorito Iván (Jacobo Dicenta) con la dirección de Hernández-Simón parecen caer en una cierta monotonía interpretativa que nos va llevando al final obviando cualquier tipo de clímax. La tímida esperanza de esta propuesta queda en manos de los jóvenes, muy bien interpretados por Yune Nogueiras y José Fernández.