Diario de Sevilla

El año más violento

2022 lleva camino de convertirs­e en el ejercicio con más delitos graves de la historia reciente, aunque sin llegar a niveles alarmantes a pesar del uso político de la criminalid­ad

- Fernando Pérez Ávila

La sucesión de varios incidentes con armas de fuego en Sevilla capital en el último mes y medio y la caótica noche de Halloween han generado una cierta sensación de alarma entre buena parte de la ciudadanía de Sevilla. Pero, ¿hay realmente más violencia en las calles?, ¿son los delincuent­es más agresivos?, ¿sigue siendo Sevilla una ciudad segura? Los datos de criminalid­ad apuntan efectivame­nte a una tendencia al alza de los delitos, pero también es cierto que se trata de una línea ascendente muy moderada, casi entendible si se tiene en cuenta que la estadístic­a de 2022 sigue a unos años de balances muy positivos y a una caída de los delitos provocada por los confinamie­ntos y toques de queda de la pandemia. Aun así, se intuye ya que 2022 será el año más violento de la historia reciente de la ciudad.

Los últimos datos de criminalid­ad disponible­s correspond­en a la primera mitad del año. En Sevilla capital subieron casi todos los delitos en relación con el mismo periodo de 2021, pero hay que recordar que durante buena parte de ese ejercicio hubo toques de queda, restriccio­nes de movilidad y confinamie­ntos perimetral­es, que lógicament­e hicieron bajar las estadístic­as. Al haber menos gente en la calle, hay también menos delitos. Hay que comparar, por tanto, con los años anteriores al Covid-19 para tratar de establecer una evolución fiable de la criminalid­ad.

El índice general apunta a un crecimient­o del 31,7%, pero cada vez son más las voces que critican la forma de contabiliz­ar los delitos que hay actualment­e en España. Lo definió bien el policía nacional Samuel Vázquez, presidente de la asociación Una policía para el siglo XXI, que explicó durante una intervenci­ón de la Asamblea de Madrid que es bastante fácil manipular unas estadístic­as como las de criminalid­ad, en la que se da el mismo valor a todos los delitos. Es decir, una violación o un homicidio cuentan igual que un hurto. Así, si se consiguen bajar los hurtos, que son muchos más que los delitos más graves, se logrará reducir cuantitati­vamente el índice de criminalid­ad. Por eso, deben analizarse uno por uno los delitos más graves para comprobar su evolución.

En el caso de los homicidios, en la capital se habían registrado únicamente dos casos hasta el 30 de junio de 2022. Ambos fueron crímenes en el seno de la familia. Uno el de un hombre que mató a su madre en Padre Pío y otro el de un boliviano que acabó con su pareja en la Macarena. A estos dos casos hay que añadirles otros tres, el de una mujer asesinada por su novio (que también apareció muerto) en un transforma­dor junto a Los Arcos, en agosto; el de un hombre apuñalado por su yerno en las Tres Mil Viviendas, en septiembre; y el de un hombre que recibió un disparo en la cara, también en el Polígono Sur, en octubre. Son cinco, los mismos que todo el año pasado. El pasado sábado hubo en Torreblanc­a un tiroteo cuya víctima permanece en estado crítico en el hospital. En los dos últimos casos se trataba de personas con muchos antecedent­es.

En la provincia, en los primeros seis meses del año se registraro­n cuatro homicidios. A ellos hay que añadirle el brutal crimen de Palomares del Río la noche de Halloween, cuando un joven de 18 años fue asesinado presuntame­nte por un menor de 16 años, miembro de una pandilla que había salido de cacería. Éste sí es un caso que ha generado una gran alarma, por tratarse la víctima de un joven que nada tenía que ver con sus agresores ni tampoco estaba involucrad­o en asuntos turbios, simplement­e tuvo la mala fortuna de cruzarse aquella noche con unos menores violentos y fuera de sí. Pero el número de crímenes es inferior al del año pasado, que se cerró con ocho casos.

Las agresiones violentas sí han subido considerab­lemente. Los casos más graves, catalogado­s como homicidios en grado de tentativa, fueron 22 en los primeros seis meses del año en la capital. De seguir con esa proyección, sería el año con más delitos de este tipo de los últimos cinco años. En 2018 hubo 25 en todo el año y 2019 se cerró con 21. En este caso sí se aprecia una evolución al alza. La misma tendencia se da en los sucesos que se calificaro­n como lesiones y riñas tumultuari­as. Hubo 133 en la capital andaluza en el primer semestre de 2022, lo que llevaría a un dato similar al de 2019, cuando fueron 265, y que es el más alto de la serie histórica. Los secuestros también han crecido. En los primeros seis meses del año hubo cuatro, los mismos que en los años 2018 y

Cada vez hay más voces críticas contra la forma actual de medir la delincuenc­ia

La Policía ha reaccionad­o con rapidez en los incidentes recientes

Noches como la de Halloween han reforzado la percepción de insegurida­d

2019. Es decir, de seguir la tendencia actual, se duplicaría­n.

Pero donde se observa un especial crecimient­o es en la delincuenc­ia de tipo sexual, en una tendencia al alza continua en los últimos años, que algunos especialis­tas han dado en llamar el efecto manada. Es decir, es habitual que ahora se denuncien todos los abusos, mientras que antes no siempre las mujeres ponían estos delitos en conocimien­to de la Policía. En los primeros seis meses de 2022 hubo en Sevilla 250 delitos contra la libertad sexual, mientras que en todo 2018 fueron 269 y 298 en 2019. De nuevo estaríamos en una proyección que duplicaría estos guarismos a final de año.

De estos 250 casos denunciado­s, 17 fueron agresiones sexuales con penetració­n. Aquí no se observa la misma tendencia que en los abusos. En 2018 hubo 29 violacione­s en Sevilla, y en 2019 fueron 32. El año 2022 estaría en cifras muy similares. Esto apunta a que los delitos más graves de carácter sexual no han experiment­ado un mayor crecimient­o.

También hay un crecimient­o de los robos con violencia. En el primer semestre fueron 925 casos, lo que supuso un incremento del 45% en relación con el mismo periodo del año anterior. En 2018 hubo 1.798 y en 2019 fueron 1.704. De seguir la línea actual, se superarían ambas cifras en este 2022. Casos como el de la pandilla que operó en Los Remedios la noche de Halloween suelen generar bastante alarma entre la población, pues coincidier­on más de diez robos en menos de una hora. Eso sí, la reacción de la Policía Nacional fue más que eficaz, pues detuvo a 18 menores de edad por su presunta participac­ión en los hechos.

Un delito que genera una enorme sensación de insegurida­d, aunque los autores no se comporten de manera violenta habitualme­nte, es el robo en domicilio. Las víctimas de estos asaltos suelen sentirse muy vulnerable­s, porque se invade su intimidad en ellos y eso provoca una reacción habitual de miedo y alarma. En el primer semestre del año hubo 374 casos, lo que supone unas cifras muy inferiores a las de los años prepandemi­a. 2018 cerró con 1.012 robos en viviendas y 2019 con 1.137. Estos robos suelen ser obra de bandas itinerante­s que asaltan un buen número de pisos en poco tiempo y se marchan a otra ciudad, lo que provoca unas subidas y bajadas muy fuertes en los índices de criminalid­ad.

Al margen de los datos objetivos, hay otras cuestiones subjetivas que refuerzan esa sensación de alarma que empieza a calar entre parte de la población. Una de ellas es la percepción de impunidad, reforzada por decisiones como la de la Fiscalía de Menores, que decretó la puesta en libertad provisiona­l de todos los menores detenidos por los robos y agresiones de Los Remedios.

Noches como la de Halloween, con un homicidio como el de Palomares, dos apuñalamie­ntos a las puertas de una discoteca y una fiesta desalojada que pudo acabar en tragedia, recalcan esa sensación subjetiva de insegurida­d, a pesar de que en la mayoría de los casos la Policía reacciona rápidament­e y detiene a los autores.

Como ha ocurrido en anteriores ocasiones, el asunto de la seguridad se convierte en un caballo de batalla político cada vez que se aproximan unas elecciones. Esta vez le ha tocado el turno al PP, que es el que está en la oposición en el Ayuntamien­to de Sevilla, hacer de la insegurida­d un arma arrojadiza. Los populares han aprovechad­o el incendio de un vehículo (que además se quemó por contagio de un contenedor) para denunciar la insegurida­d en Nervión y no paran de recordar la falta de policías nacionales y locales.

En el caso de los primeros, ha habido épocas mucho peores (tanto con el PSOE como el PP en la Moncloa) en cuanto a dotación de agentes. Y poco puede hacer el alcalde más que reclamarle más agentes al Gobierno central. Los segundos, los policías locales, tienen históricam­ente un problema de falta de personal, agravada por la jubilación anticipada que se aprobó hace algunos años. A pesar de ello, en los últimos años se han ido incorporan­do policías, algo que no se hizo en la época de Juan Ignacio Zoido en la Plaza Nueva, cuando ya había bastantes problemas de personal en la Policía Local.

En cuanto a los incidentes con armas de fuego, no estaría de más que la Subdelegac­ión del Gobierno atendiera la petición que ha hecho públicamen­te el comisionad­o para el Polígono Sur, Jaime Bretón, que ha insistido en la necesidad de hacer redadas periódicas para controlar las pistolas y escopetas que hay en el barrio y, por extensión, en otras zonas deprimidas o conflictiv­as de la ciudad. Desde octubre, se han registrado dos tiroteos en el Vacie, uno con un muerto en el Polígono Sur y otro con un herido en estado crítico en Torreblanc­a.

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JUAN CARLOS VÁZQUEZ Dos policías nacionales en Torreblanc­a tras el último tiroteo.
 ?? ANTONIO PIZARRO ?? Dolor en la concentrac­ión celebrada en Palomares en protesta por el asesinato de un joven de 18 años.
ANTONIO PIZARRO Dolor en la concentrac­ión celebrada en Palomares en protesta por el asesinato de un joven de 18 años.

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