El superhéroe AugerAliassime vuela alto
Como los superhéroes del cómic, Felix Auger-Aliassime tiene una doble identidad: sensible, solidario y con inquietudes artísticas cuando se viste de calle, imperturbable, sin piedad y con una raqueta entre ceja y ceja cuando salta a la pista. El jugador nacido en Montreal hace 22 años tuvo un rol esencial, con tres victorias en sus partidos individuales y una más en dobles en la consecución de la Copa Davis.
El tenista que se hizo famoso por perder ocho finales seguidas acaba el año con cuatro títulos, con la participación en las finales ATP y con una Copa Davis que su país nunca había ganado. Llegó a Málaga como jugador con mejor ránking, sexto en la ATP, y se metió en el papel. Ganó en cuartos al alemán Oscar Otte; en semifinales al italiano Lorenzo Musetti y media hora después el dobles con Vasek Pospisil a Fabio Fognini y Matteo Berettini. Y en la gran final se encontró con otro jugador de su generación, Alex de Miñaur, al que pasó por encima por 6-3 y 6-4.
Auger-Aliassime, discípulo desde el año pasado de Toni Nadal, vino al mundo el mismo día que su ídolo Roger Federer, un 8 de agosto, aunque 19 años más tarde, en 2000. Es un québécois de padre togolés y madre canadiense que, por cada punto que gana sobre la pista, dona 5 dólares a una asociación que vela por la protección y la educación de los niños en Togo. De exquisita educación, toca al piano y se no ser tenista le hubiese gustado ser artista. Pero poca fiesta hace en sus partidos. Ni celebra los aciertos ni lamenta los errores. Aprieta el puño derecho y poco más. La Davis viaja a Canadá arropada por su capa de superhéroe.