Diario de Sevilla

DERROTADOS ANTE EL TURISMO EXCESIVO

- ▼ CARLOS NAVARRO ANTOLÍN cnavarro@diariodese­villa.es

SEIS de cada diez viviendas del barrio de Santa Cruz son para turistas, según informábam­os ayer con toda la precisión que caracteriz­a a Manuel Ruesga. La despersona­lización del centro histórico es un hecho consumado sin síntomas de que pueda ser reversible. Las vuelos de bajo coste y las ansias de recuperar el tiempo perdido durante la pandemia son las dos principale­s causas de un boom turístico con excesos pernicioso­s. La consecuenc­ias se sufren en distintas situacione­s. Desde en la forma de pasear por las calles, invadidas por mesas o grupos, hasta en los hábitos de la hostelería, que en muchos casos han hecho ya la caja desde bien temprano gracias a los guiris que almuerzan y cenan mucho antes que nosotros y olvidan de cuidar al cliente local, pasando por la invasión de monumentos donde hay largas colas de espera para el acceso. Hemos entregado la ciudad a este modelo de turismo incontrola­do y todo indica que todavía podremos ceder más y más. Esto no hay quien lo cambie, como no hay quien sepa cómo adelantar el horario de la Feria, que comienza cada vez más tarde, como no hay quien module y reordene una Semana Santa también afectada por los excesos, como parece que no hay quien haga de Sevilla una ciudad con suficiente­s taxis, como nadie arbitra medidas para proteger y ayudar a los comercios centenario­s que permiten que Sevilla tenga un sello único... Pueden sumar ejemplos a la lista de derrotas de la ciudad en un discurso que, ciertament­e, está trufado de pesimismo, fundamenta­do en que en otras ciudades se aprecia con claridad que este fenómeno no tiene solución a corto plazo. Las ciudades que sufren un turismo excesivo, invasivo y en ocasiones agresivo entregan sus calles, sus bares, sus comercios y, lo que es mucho peor, sus modos de vida. Asumen la derrota, se dejan comer el terreno y renuncian a poner cierto orden por razones económicas que solo atienden al corto plazo. El centro histórico es de viernes a domingo un caso práctico del Sevilla sin sevillanos. Basta un paseo por la calle Feria para comprobar la cantidad de establecim­ientos (no son bares ni mucho menos tabernas) que sólo venden porciones de pizza y botellines. Al menos son de Cruzcampo. Harían bien los dos principale­s candidatos a la Alcaldía en precisar qué medidas proyectan para frenar el proceso evidente de degradació­n del centro. Los vecinos de Santa Cruz, el Arenal, San Bartolomé y no digamos la Alfalfa agradecerí­an saberlo. Podemos vivir sin acoger la sede de la Agencia Espacial Española, pero no con turistas y visitantes (como los de las despedidas de solteros) metidos hasta en la sopa.

Entregamos la ciudad y nuestros hábitos, nos dejamos descuidar por muchos bares que ya no se acuerdan de cuidar al sevillano

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