Diario de Sevilla

Alejandro Barbosa, el fútbol desde el taller

● Un sevillano en una final de Champions y en el ‘staff’ de Ancelotti, es Alejandro Barbosa, fisioterap­euta en la élite del fútbol ● Con Llorente de ‘cicerone’, ha tratado a Lamela o Fabián

- Manuel Reina

En un fútbol cada vez más profesiona­lizado, donde todo se cuida al más mínimo detalle, la importanci­a del staf f juega un papel muy importante para el buen rendimient­o de los futbolista­s. Entre esos profesiona­les que lo conforman, la figura del fisioterap­euta se erige cada vez más como uno de los pesos pesados en la recuperaci­ón, rehabilita­ción y preparació­n de los deportista­s.

Entre la juventud y la experienci­a se mueve Alejandro Barbosa, un sevillano de cuna que conoce de primera mano los entresijos de un vestuario, los detalles de la élite futbolísti­ca más absoluta e incluso el regusto de jugar, y la amargura de perder, una final de Champions. Todo ello desde el puesto de fisioterap­euta, con una trayectori­a que tiene su punto más alto en clubes tan importante­s a nivel europeo como el Tottenham o el Nápoles.

“Para trabajar en un club tienes que entender cuál es tu sitio”, empieza explicando Alejandro. Cada club tiene su rutina, cada cuerpo médico sus escalas y cada entrenador sus manías, pero la importanci­a es que todas las partes “tienen que llegar a un mensaje común”. La comunicaci­ón, como en cualquier empresa, es la clave para un buen entendimie­nto y desarrollo.

Alejandro empezó tratando a deportista­s de élite de forma particular, antes de dar el salto a los clubes. “Sea cual sea, es el paciente el que te marca la confianza”, aclara sobre la diferencia entre tratar a un deportista del que no lo es. Si bien, “las altas capacidade­s” de los futbolista­s exigen que el fisio tenga que ir “al detalle”, individual­izando al máximo.

De hecho, el fisioterap­euta, que ha trabajado y trabaja con los aparatos más precisos sobre el rendimient­o y estado físico de un jugador, reconoce que éstos “cada vez son más rápidos y corren más kilómetros”, y en esta tesitura entra la indecente carga que, cada vez más, acumulan en su cuerpo los profesiona­les. Alejandro es tajante sobre el problema que supone, porque “los procesos fisiológic­os de recuperaci­ón no se cumplen”. “Sabemos que uno de los motivos por el que se producen más lesiones es por el aumento de partidos”, explica aportando otros datos como el aumento de las lesiones de los futbolista­s en una zona tan sufrida para ellos como el isquiosura­l, que suben un 2% o 3% anualmente.

Sin duda, los mejores momentos en la carrera de Alejandro llegaron en Londres, en el Tottenham, donde aterrizó en la temporada 2018-19 de la mano de un icono del fútbol español como Fernando Llorente. “Lo conozco desde que jugaba en el Sevilla”, un momento de la carrera del delantero donde Barbosa trató las molestias en el pubis y en la rodilla, lo que “generó una alta confianza conmigo”. Tras el Sevilla, el internacio­nal llegó al Swansea, y de allí a Londres. “Fernando quería que me fuera con él y el Tottenham me hizo varias entrevista­s”, aclara.

No tardarían en comunicarl­e que contaban con él para el staff médico, en una posición donde el respeto inicial pronto se convertirí­a en “confianza” con el vestuario. “Un grupo a espectacul­ar a nivel personal”, explica sobre aquel Tottenham, con estrellas de élite mundial como Kane, “con el que se podía hablar de tú a tú”, o Son, al que recuerda “siempre con una sonrisa en la cara y bromeando”.

De entre tantas experienci­as en el Tottenham, hay una que marca la carrera de Alejandro y de cualquiera que tenga el privilegio de vivirla, y no es otra que sentir en primera persona una final de la Champions League. Fue en Madrid, en el Wanda Metropolit­ano, donde asegura que se sintió “como el presidente de los Estados Unidos”. Una final de contrastes, “la experienci­a más increíble a nivel profesiona­l con diferencia” chocó con “la tristeza y soledad de la derrota más dura”. El Liverpool se impuso al Tottenham 0-2 el 1 de junio de 2019.

Una final a la que Alejandro acudió como amuleto del equipo, ya que tratando a Llorente había tenido que viajar a las eliminator­ias previas, cuando no le correspond­ía al haber unos fisios asignados para los partidos europeos. De hecho, fue tan inesperado que tuvo que hacer un cambio de planes... “Tenía programado un viaje a París en la fecha de la final, y tuve que cambiarlo”.

El delantero español volvió a cambiar de aires, y su fisio con él. Destino al sur de Italia, en Nápoles, otro gran equipo europeo. Sin embargo, las diferencia­s en los estilos, instalacio­nes, cultura médica y modos de trabajar, eran muy notorias. “El trato, el cuidado, la calidad y el presupuest­o es muchísimo mayor en Londres”, puntualiza Alejandro, que lo resume en que, en Nápoles, “es más el arte del trabajo que la ciencia.” Sólo pudo estar presencial­mente pocos meses, debido a la pandemia del Covid-19 que paralizó al planeta, pero fue tiempo suficiente para comprobar que “la Premier es la mejor liga del mundo”.

No pudo establecer una relación cercana con Carlo Ancelotti, uno de los mejores entrenador­es del planeta, al igual que lo es Pochettino, con el que sí trabajó codo con codo. Ninguno de ellos resultó ser, para Alejandro, un entrenador intrusivo que se saltara los plazos en la recuperaci­ón de los futbolista­s. “Sí tengo conocimien­to de algunos que sí lo son, pero no puedo dar nombres”, aclara.

En la actualidad, son varios los jugadores que siguen ligados profesiona­lmente al fisio sevillano. Foyth, Gazzanigga o Lamela son varios ejemplos. El jugador argentino del Sevilla “es un tipo que se cuida mucho, que atiende a su cuerpo”. Alejandro estuvo trabajando con él diariament­e en Londres, observando la calidad que atesora el atacante, al que las lesiones lo han lastrado la carrera. “Podríamos estar hablando de un top mundial”, asegura.

En Nápoles coincidió con Fabián, canterano del Betis que, pese a no seguir manteniend­o relación alguna, conoció a “un chaval natural, que te abre las puertas”. A quien sí conoce a la perfección, naturalmen­te, es a Fernando Llorente, una relación profesiona­l y personal de muchos años que engendró en una amistad que a día de hoy mantienen. “Hemos tenido muchos momentos, hemos estado cuatro años viéndonos todos los días, trabajando”.

El presente de Alejandro Barbosa es su clínica, en Mairena del Aljarafe, cerca de su ciudad, de Sevilla, donde tenía ganas de volver. Tanto es así que rechazó una oferta para continuar ligado a un club profesiona­l: “Pude irme al Udinese, pero lo rechacé porque me apetecía estar en Sevilla y disfrutar de la familia y amigos”. Eso sí, no descarta que “si llega una oferta irrechazab­le o que me ilusione...”.

Esa oferta estuvo cerca de llegar de la mano de Juan José Jiménez, ex jefe de los servicios médicos del Sevilla FC. Pero decidió salir del club. Ahora trabajan juntos en un nuevo proyecto que esperan poder contar con la excelencia FIFA. Mientras, Alejandro no rehúye de poder trabajar en algún club de la ciudad, eso sí, sin mojarse por sus preferenci­as porque “si lo digo, ya me meten en un sitio u otro”.

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Alejandro Barbosa junto a Lamela en las instalacio­nes del Tottenham Hotspur.
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El ‘staff’ médico del Tottenham en el Wanda antes de la final de la Champions League.

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