Sevilla FC: ¿fin de los sainetes?
La RAE define sainete en su tercera acepción (coloquial) como “situación o acontecimiento grotesco o ridículo y a veces tragicómico”. Las penúltimas acciones del reputadísimo (con motivo) director deportivo del Sevilla FC, Monchi, bien pueden ser definidas así, lo cual tiene desconcertado al mundo del fútbol y en particular al sevillismo, que no sale de su asombro. No escapan de la quema Castro y Del Nido hijo, responsables del desastre económico que lo condiciona todo, pero, volviendo a Monchi, es sabido que el sostén del equipo la temporada anterior eran el portero Bono, los centrales Diego Carlos y Koundé y el veteranísimo centrocampista Fernando. Los demás completaban lo que Monchi suele llamar “el cuadro”. Pues bien, los centrales ya no están, el veterano es aún más veterano (y que ha pasado por procesos delicados de lesiones y enfermedades) y el único que continúa es el portero. Era elemental que tenían que llegar tres jugadores de garantías para suplir esas carencias. Bien: como centrales arribaron Marcao, que no juega por una lesión que ya traía, y Nianzou, un joven con supuestas virtudes pero con unas carencias palmarias derivadas (¿solamente?) de su juventud, y para refrescar a Fernando no vino nadie. Con el fin de dar lustre a la plantilla, fichó del Manchester United al brasileño Telles (lesionado cuando daba su mejor versión), Isco (fiasco evidente que ya está fuera), el danés de nombre y estancia fantasmales Kasper Dolberg (también recibió el boleto, claro) y una nulidad (no jugar es eso) llamado Januzaj, al que no se ha podido quitar de encima tras su aportación. Ahora llegan los remiendos: Badé (que sí pinta bien), regresó Ocampos (al que en verano no quería) e intentó el fichaje de Reine-Adelaide, que no pasó el corte médico. Las últimas acciones han sido las incorporaciones de Gueye y Bryan Gil. A falta de ver si estos últimos movimientos, junto con la mejoría que Sampaoli le ha dado al juego del equipo, resultan, la lista de sainetes no tiene precedentes. Esto que ha perpetrado Monchi lo hace Óscar Arias y el hombre no encuentra agujero para esconderse. Ángel Fernández (correo electrónico).