Diario de Sevilla

La alegría gana a la prisa

● Triana y Macarena se encuentran en el Cachorro al despedirse de la ciudad ● Gines se convierte en epicentro del Aljarafe el día de su salida

- DIEGO J. GENIZ

Un miércoles muy rociero o de la santa paciencia. Lo entiendo. Resulta más que comprensib­le que quien sea ajeno a esta fiesta pierda los nervios cuando se encuentra el tráfico desviado o paralizado por la salida no de una hermandad, sino hasta de cuatro en una mañana de mayo. La vida cotidiana de la prisa frente a la que pone el reloj a cero y se olvida de la rutina por una semana. Usted viene con su coche a la capital para sus quehaceres diarios y atisba un panel electrónic­o que le advierte del corte de la circulació­n en el Patrocinio. Cae entonces en la cuenta de que estamos en vísperas de Pentecosté­s y que toparse con carretas, carriolas, bueyes y cualquier otro animal de cuatro patas (excluimos aquí a los de dos, incluso los del género humano) puede convertirs­e en tónica habitual estos días.

El coche en ralentí en una fresca mañana cuyo cielo se quita el abrigo de las nubes de las últimas jornadas. Al llegar al Patrocinio, una patrulla de la Policía indica a los conductore­s que han de esperar la salida de las comitivas romeras. Macarena y Triana van prácticame­nte hilvanadas. Ambas se han encontrado en el Cachorro, punto de no retorno de estos peregrinos que estrenan sus primeras pisadas, ahora, sobre el asfalto de la carretera.

La de la Macarena fue la primera en salir. Lo hizo a las 08:00 desde San Gil, con el sol despuntand­o y más de un estómago en ayuno. Recorrió el centro de la ciudad. La de Triana adelantó también el horario de salida. Poco después de las 08:30 comenzó su camino desde la parroquia de San Jacinto, aquel templo que tantos titulares aportó en la sequía informativ­a del verano pasado gracias a la polémica poda del ficus. El árbol sigue ahí, con sus nuevos brotes verdes, recordando aquellos versos de Antonio Machado en el poema A un olmo seco (perdonen este momento de misticismo literario). Lo indultaron en agosto y ya aporta una escuálida sombra en estas postrimerí­as de mayo.

El discurrir por la urbe de las hermandade­s es cada año más raudo. A toda prisa, para entorpecer lo mínimo posible. Por la Pañoleta, Macarena y Triana van buscando la Cuesta del Carambolo, puerto de alta montaña en el cosmos rociero. Un Alpe d’Huez para el que los cuerpos se preparan desde bien temprano.

Aún no son las 11:00 y desde el carril de sentido contrario los conductore­s al volante –con el pitido de claxon de quien ha perdido ya la paciencia– contemplan a más de un peregrino con botellín en la mano. Es lo que tiene esta romería, que cambia el reloj biológico (pocas definicion­es alcanzan tal grado de cursilería) de quienes se echan a andar.

En este universo peregrino hay una mezcolanza que entusiasma la vista de quienes como un servidor aguardan en el habitáculo del coche. Romeros con cubana, camisa de flores nada discretas, peregrinas vestidas según el dictado de Simof (o de We Love Flamenco, al gusto siempre del consumidor) y también mucha vecina con ropa excesivame­nte cómoda para alcanzar Castilleja sin morir en el intento. Pocos ejercicios más saludables existen que subir la Cuesta del Carambolo. Ni en una clase de spinning se queman tantas calorías.

Reflexione­s en una espera sobre el asfalto mientras este desfile de la alegría pasa por delante de los ojos de los que no podemos escapar de la rutina del día a día. Muchos conductore­s deciden coger un atajo y se encuentran con un nuevo atasco, el que hay formado en el muro de defensa, ya que por el extremo sur están saliendo Sevilla y el Cerro. La del Salvador recibe una ofrenda floral delante del Ayuntamien­to (a cinco días de elegir alcalde). Depara las imágenes más bellas de la jornada. Carretas por un centro histórico entregado en cuerpo y alma a los turistas. Prometo no aburrir más con este asunto a los negacionis­tas de la turismofob­ia (vaya palabro), que de todo hay en este mundo.

A las 11:00 queda el paso franco en el Patrocinio. Las caravanas van subiendo al Aljarafe, que disfruta de su prime time rociero. Umbrete, Bormujos y Gines. Confieso que siempre sentí debilidad por este último municipio, donde impera el verde y amarillo en cuanto se pone un pie en él. Hay misa de romeros en la parroquia de Belén presidida por el arzobispo. Si en la capital el Salvador presume de escalinata cuando la baja el simpecado de Sevilla y Villamanri­que de sus famosos escalones en los que se rinde pleitesía a la Primera y Más Antigua, en Gines hay 12 peldaños por los que se desparrama­n la gracia y la autenticid­ad que son marca de la casa. Nada aquí es impostado. Todo sale de dentro. La palabra hermandad escrita siempre en mayúscula.

Guadalupe Raves, Lupe, es diputada de Asistencia Social de esta filial. Procura que ninguna persona mayor se quede sin su asiento en la zona acotada para quienes son “las raíces de nuestra historia”. Medallas de cordón viejo sobre el cuello de antiguas ginenses que se saben al pie de la

El Ayuntamien­to recibió a la Hermandad de Sevilla a cinco días de que se elija alcalde

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JUAN CARLOS MUÑOZ Una multitud de romeros contempla en la plaza principal de Gines el momento en que el simpecado se coloca en la carreta. Empieza la romería de 2023.
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