La lluvia llena de agua el vado de Quema
Al segundo día se obró el milagro. El vado de Quema ya tiene agua para las hermandades rocieras que lo atraviesan desde ayer. Fue una de las imágenes que mayor sorpresa y satisfacción causaron entre los romeros, después de que la romería arrancara por este enclave sin caudal alguno. Horas después de que muchos peregrinos se bautizaran con agua embotellada, este tramo del río Guadiamar comenzó a llenarse la tarGuadalquivir
letra las sevillanas que canta el coro de la hermandad, patrimonio musical de la fiesta. La memoria vence siempre al olvido a la hora de entonar los versos que ponen la banda sonora a esta mañana dibujada en el redondel de la plaza. Lupe, con un impecable vestido rojo, lleva a Gines “en el corazón” desde pequeña. Un alma partida en dos. La de este de del martes, al paso de corporaciones como la de Torremolinos. Entonces aquello era aún un gran charco, pero ayer, al fin, hubo corriente que cubrió los pies de los rocieros, para sorpresa de hermandades como Salteras, Albaida, la Castrense de Tablada y su ahijada, Montequinto, que se estrena como filial esta romería. No se sabe si esta situación se mantendrá los próximos días o será momentánea. Según detalló la Confederación Hidrográfica del
pueblo aljarafeño y la de su Hermandad de los Gitanos, donde ejerce de camarera de la Virgen de las Angustias. Privilegio que lleva “a gala” en la capital y en estos 12 escalones por donde ahora baja el verde simpecado, que va recibiendo las oraciones de quienes perdieron la cuenta de las romerías vividas.
Afloran las primeras lágrimas. (CHG) a Diario de Sevilla, el agua no corresponde a ningún desembalse –el próximo previsto para los regantes se realizará el 29 de mayo, Lunes de Pentecostés–, por lo se deduce que obedece a la aportada por las lluvias de los últimos días al Guadiamar mediante las escorrentías. La aparición del agua en el Quema devuelve a la normalidad la romería, marcada por la inestabilidad meteorológica.
Como las de Juani Rodríguez, de estirpe algabeña. A su familia la llamaban “la del mono”, pues, según narra, un familiar se encaramó a un árbol “en una arriá”. Aquella gesta se convirtió en apodo. Juani pasaba los veranos en Gines desde pequeña y pronto se quedó a vivir aquí. Su hermana emparentó con uno de los personajes de los que más se ha escrito en la historia rociera: la Niña Juliana, ginense que creó escuela a la hora de tocar los palillos. Fue una de las primeras en acudir al Vaticano a cantar el rosario por sevillanas, una de las principales aportaciones de Gines al legado musical de la devoción rociera. Murió en vísperas de una romería, con la carreta ya preparada en el corral.
Juani apura la entrevista. Se apoya en su muleta para acercarse al simpecado. Aunque ande con dificultad, acompaña a la hermandad en su transitar por el pueblo. Como despedida, una confesión: “Se me va el corazón con ellos”. A ella y a todos. Con Gines se entrega el alma. Una verdad a prueba de atascos. La alegría le gana a la prisa.