“Se puede vivir sin tiroides gracias a terapias que reponen al cien por cien su función”
● En el Día de la Tiroides, el doctor Tomás Martín detalla las novedades sobre sus afectaciones
“Actualmente, podemos vivir sin tiroides; hace unos años no era posible”. Son palabras del coordinador de la unidad de referencia en Ecografía Intervencionista en Patología Tiroidea y responsable de la Unidad de Tiroides del Hospital Virgen Macarena, Tomás Martín. “Y podemos hacerlo porque hemos sido capaces de disponer de un tratamiento sustitutivo que repone practicamente al cien por cien la función del tiroides”, explica.
En el Día Mundial de la Tiroides, el endocrinólogo advierte de que cada vez más personas viven sin esta glándula cuya función es secretar hormonas encargadas de regular la temperatura corporal, el consumo de energía del organismo y, en cierta medida, el apetito, el sueño o el carácter. Y, entre las patologías más prevalentes que hacen que una persona se vea obligada a prescindir de ella, está el cáncer de tiroides, cuya incidencia lleva años en aumento en todos los sectores de población. También en los niños.
“En las dos últimas décadas ha pasado de una incidencia por cada 100.000 habitantes de 2 casos a 7,2, es decir, se ha más que triplicado”, alarma. “Sobre todo en el grupo de edad por encima de la pubertad y más en el género femenino porque en ese momento es cuando las mujeres por su estatus de estrógenos tienen más probabilidad y más prevalencia de problemas de tiroides que los hombres”, explica el especialista.
La tiroides es una pequeña glándula que se encuentra en el cuello por detrás de la laringe y regula la producción de energía y el metabolismo en todo el organismo, incluyendo el corazón, el cerebro, la piel, los intestinos y la temperatura corporal. Precisamente por ello, el exceso o la escasez de sus hormonas puede tener un impacto importante en la salud y el bienestar.
Para el doctor Martín ese aumento de casos de cáncer de tiroides en niños, que también extrapola, casi en los mismos porcentajes, a la población adulta, se debe, por un lado, a un diagnóstico cada vez más preciso, ya que en cualquier analítica rutinaria de sangre se mide ahora el nivel de la hormona tiroidea, y, además, ésta es una de las determinaciones que incluye el sistema de cribado que se le realiza a todos los recién nacidos, en la conocida como prueba del talón. Por otro lado, también se ha consolidado la realización de cada vez más ecografías, tanto a nivel de pediatría como de endocrinología o radiología. “Todo ello es lo que nos permite detectar antes problemas que con anterioridad pasaban inadvertidos”, apostilla Martín.
La exposición a radiaciones ionizantes en la infancia (causadas por ejemplo por tratamientos con radioterapia o por sucesos o accidentes industriales o nucleares), es el factor de riesgo que más claramente está en relación con el desarrollo
El Macarena es referente en Andalucía en ecografía intervencionista y en orbitopatía tiroidea
de cáncer de tiroides, aunque también intervienen otros aspectos como el déficit de yodo. “Y también existen síndromes genéticos, propios de la familia. Es decir, el componente genético es clave en el desarrollo de algunos de estos tumores”, añade el doctor.
En cualquier caso, según advierte el especialista, los síntomas ante los que hay que alarmarse son la aparición de un bulto o nódulo en la región anterior del cuello. “Un bulto duro, que no se mueva, que moleste, y que se asocie a una pérdida de voz o dificultad para hablar, lo que es una disfonía, o para tragar alimentos, una disfagia”, explica. “También la aparición de ganglios cervicales que no tengan un origen infeccioso”, especifica.
En general, este tipo de neoplasia es más frecuente en mujeres, unas tres veces más que en los hombres, y su prevalencia se incrementa con la edad hasta alcanzar el máximo pico en torno a los 45-64 años en mujeres y entre 50 y 64 años en varones. Sin embargo, según los estudios, los casos de mal pronóstico y mayor malignidad se dan en mayor medida en hombres, sobre todo antes de los 15 años o después de los 75.
Pese al aumento de la incidencia, y según el doctor Martín, “el cáncer de tiroides no es de los más agresivo y su incidencia en la población estaría en un 2%”. La tasa de mortalidad asociada ha disminuido en los últimos años, debido a un diagnóstico más precoz y preciso, a los avances terapéuticos conseguidos en el tratamiento del cáncer de tiroides avanzado que no responde al radioyodo y al diagnóstico molecular. “Eso nos está permitiendo personalizar al máximo el tratamiento para cada paciente”, apostilla el especialista.
En el Macarena, la Unidad de Tiroides, de la que Tomás Martín es responsable, es referente en Andalucía desde hace cinco años en ecografía intervencionista para la eliminación de recidivas de tumores de tiroides no susceptibles ya a soluciones quirúrgicas. “La puesta en marcha de una unidad específica por endocrinólogos ha permitido que el tratamiento y el diagnóstico sea mucho más rápido y más personal”, indica el doctor. Los pacientes que llegan a ella con nódulos de sospecha son sometidos rápidamente a una ecografía y una punción.