Cuando Juanma Moreno no está, José Luis Sanz sortea patinetes
● Las elecciones municipales del 28-M consagran al presidente de la Junta como estrella popular, Sevilla y Cádiz están entre sus objetivos prioritarios
EL PSOE ha nacionalizado la campaña y el PP de Andalucía, la ha morenizado. Si esto es un error de Pedro Sánchez, un cálculo equivocado de la factoría de Moncloa, se verá el próximo domingo, pero lo del PP andaluz es un acierto que, no obstante, bebe de la estrategia socialista de superar a sus alcaldes con reclamos nacionales. Íbamos a hablar de farolas y se coló lo de Doñana, pero de los regadíos sin agua se pasó a lo de Bildu, y el PSOE entró en pánico hasta que el caso Vinícius ha caído como un telón sobre la campaña.
Juanma Moreno es la estrella de los populares y cada una de sus visitas anticipa aquellos lugares donde su partido o está a punto de ganar por mayoría absoluta o aún tiene posibilidades hasta este domingo de soñar con la victoria. Sevilla, por ejemplo. O Cádiz. Dos candidatos muy diferentes, en la capital gaditana Bruno García está cortado por el mismo patrón que el presidente de la Junta, todo serenidad, amabilidad blanca sin ninguna arista. En la hispalense, José Luis Sanz hace cosas raras: sortea un patinete. En la ciudad turistificada, donde los trolley se levantan antes que las gallinas y los patinetes juegan a ser coches, el candidato del PP regala uno de estos artilugios entre los jóvenes que vayan a escucharle a Sevilla Este. Lo mismo al que le toque se va por el carril verde.
Juanma Moreno ha alcanzado la categoría de líder político. Más allá de las siglas de su partido, el presidente de la Junta es una marca definida y de éxito, es un trabajo suyo, bien madurado durante los meses de la pandemia, nunca estropeado y consolidado en las elecciones autonómicas del año pasado. Conviene recordar los datos: Moreno obtuvo en los comicios de 2022 un 43,1% de los votos emitidos, 20 puntos más que los socialistas, un océano de papeletas por delante de Juan Espadas.
Tres años antes, en 2019, al PP sólo le votó un 26,7% de los electores, diez puntos menos que a los socialistas. Basta que Juanma Moreno conserve la mitad de la diferencia de junio para que empate con el PSOE, lo que ya sería un éxito.
En la década de los 80, muchos andaluces votaban a Felipe sin detenerse qué era su socialismo, Juanma Moreno no ha alcanzado ese nivel de popularidad, pero la corriente es la misma, más allá de las siglas y de los términos municipales, se vota al hombre que nunca pone mala cara. Bruno García es un juanmita, como le llaman en el PSOE, como José María Bellido en Córdoba, como Ramón Fernández-Pacheco lo era en Almería, candidatos a semejanza del líder.
Moreno para en la Sevilla de
José Luis Sanz cada vez que tiene un rato entre San Telmo y el Parlamento, ha ido a Pino Montano, a Triana, Sevilla Este y el martes pasado a las Letanías, una de las zonas del Polígono Sur, el barrio más pobre de España. Juanma le hace de cicerone a su candidato, la marca blanca del PP entra en todos los rincones de Andalucía, no hay una barriada donde le piten, todos le conocen de los días aciagos en que el Covid nos tenía encerrados y nos adelantaba en Canal Sur si el fin de semana se podría viajar entre provincias.
Los sondeos de Sevilla mantienen una pequeña ventaja del socialista Antonio Muñoz que el PP cree que podrá superar si Moreno insiste en placearse por los barrios. Está por ver si la popularidad del presidente se filtrará hasta la elección local, eso aún no está escrito y la historia no es concluyente, hay mareas azules que borraron las alcaldías socialistas, como la sucedida en el último mandato de Zapatero, y otras ocasiones, como la de 2019, en la que el Gobierno conjunto del PP y Ciudadanos en la Junta apenas motivaron al cambio municipal.
Basta que Moreno conserve la mitad de la diferencia de junio para que empate con el PSOE