Diario de Sevilla

Voz de la imaginació­n

● Junto con el amor y la muerte, Murakami también se ha interesado por la música a lo largo de su carrera, y así lo plasma en sus propuestas

- Gonzalo Gragera

Acertó Hegel con aquella metáfora con la que definió a la filosofía como el mundo al revés. Ese mundo de las ideas, las conjeturas, las lógicas, que funciona como maquinaria o como estructura de nuestro pensamient­o, de nuestro lenguaje, es decir, de nuestra realidad más o menos factual. Para aproximarn­os a la literatura de Haruki Murakami, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2023, podríamos empezar por ahí. Por decir que es una especie de mundo al revés, distópico, fantasioso, en cierto modo metafórico, con el que el escritor japonés trata de dar una respuesta, una verdad, con la que comprender nuestra naturaleza –que esto es, por otra parte, uno de los propósitos esenciales de la literatura–. En sus más hondas y eternas expresione­s: la del amor o la de la muerte. Porque son estos dos los principale­s temas en los que se resume la trayectori­a de Murakami. Así en la conocidísi­ma Tokio Blues o en la obra Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, entre otros títulos.

Junto con el amor y la muerte, Murakami también se ha interesado por la música a lo largo de su carrera, y así lo plasma en sus propuestas. Una particular­idad que nos recuerda a los libros de otro escritor, checo, igualmente perpetuo aspirante al Nobel, Milan Kundera –de hecho, en una ocasión leímos, en una crítica con sorna, que Murakami no era más que un Kundera para lectores sin “lecturitas”–. Sea lo que sea, la música es inspiració­n para el desarrollo de las obras del escritor japonés. Por ejemplo, en la novela Baila, baila, baila, donde los ritmos del rock and roll están presentes, o en 1Q84, en cuyas páginas se cruzan guiños que se extienden al mundo del cine y de la propia literatura.

Es la imaginació­n, en la creación de historias y de sus mundos, el rasgo más destacado de Murakami, por el que es reconocido por millones de lectores. Una capacidad sobresalie­nte para recrear escenarios que, sin desligarse de las referencia­s culturales de su país natal, inventan nuevas realidades. Es el estilo y la obsesión del autor, su sello, cultivado desde sus inicios, con La caza del carnero salvaje o El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas. Esta última claro ejemplo de la tendencia e interés de Murakami hacia lo distópico. Una escuela con una larga tradición y que entronca con productos culturales contemporá­neos, por ejemplo, la serie Black Mirror o la saga de Los juegos del hambre, y con autores como Orwell, Huxley, Bradbury, Atwood o Cormac McCarthy.

Se trata de una tradición, la de la fábula distópica, que suele tener buena acogida, por el sencillo esquema de su planteamie­nto y, a su vez, por la riqueza de las tesis que se nos sugieren. Por su capacidad para hacernos reflexiona­r. Esta es la fórmula que le ha funcionado a Murakami para ser uno de esos autores superventa­s que, sin embargo, no nos resultan complacien­tes con el público. No es el escritor japonés uno más de la lista de autores convencion­ales que triunfan a base de clichés y soluciones consabidas. Recuerda en este aspecto a Umberto Eco. Otro autor que supo conjugar lo pop con lo original. El pensamient­o elaborado y la propuesta de masas. Es quizá esta la senda más difícil de recorrer para cualquier autor. Resultar interesant­e, tener eso que se suele decir mundo propio, acento, personalid­ad, y, también, convencer a millones de lectores y formar parte de las listas de los más vendidos. Es decir, estrenar un nuevo cauce –sin pretension­es adanistas, porque todo viene de algo– en el amplísimo territorio de la literatura y que se te sumen a la corriente. Probableme­nte no haya una mejor definición de éxito.

Éxito que ahora le llega a Murakami con el Princesa de Asturias de las Letras, premio con el que se le reconoce toda una trayectori­a. Esa trayectori­a en la que convergen realidad y fantasía, recreación y verdad factual o histórica. Un juego que, analizando la obra del escritor japonés, se podría interpreta­r como aquello que vemos, o que sentimos, y aquello que imaginamos, o que pensamos. Las dos realidades que constituye­n a la persona, estar e imaginar, y que concluyen en un mismo horizonte, lo que somos. Murakami describe – y ahonda–, desde la imaginació­n de sus historias, aquello que somos, la materia de la que estamos

Como Eco, Murakami ha sabido combinar el pensamient­o elaborado y la propuesta de masas

hechos. Y todo ello desde la dualidad. Es curioso como esa visión platónica, tan occidental, diríamos, es una constante en sus novelas, en tramas que se desarrolla­n y emanan de la cultura japonesa. Los dos mundos de El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, el amor y el conflicto social en Tokio Blues, las dos narracione­s que conforman Kafka en la orilla, las dos hermanas protagonis­tas en After Dark o las dos entregas de La muerte del comendador.

Con este galardón se reconoce a un autor que genera otra dualidad, la de las filias y las fobias –como todos los grandes, claro– y que ha construido eso tan recurrente pero tan difícil, la voz y la mirada. Con la voz y la mirada de Murakami los lectores descubren el mundo de siempre, pero visto desde la imaginació­n, desde una estimulant­e óptica. Porque la literatura –no recuerdo quién lo dijo– es lo de siempre pero por primera vez visto.

Tina Turner, la Reina del Rock’n Roll, murió ayer a la edad de 83 años, después de una larga enfermedad en su casa en Kusnacht, cerca de Zúrich, Suiza, según un comunicado de la familia.

El verdadero nombre de la estrella del rock era Anna Mae Bullock, nacida el 26 de noviembre de 1939 en Nutbush, Tennessee (Estados Unidos).

Fue su álbum Let’s Stay Together, del cantante d’Al Green, el que la hizo saltar a la fama mundial en 1972. Doce años después sacaría su quinto álbum, Private Dancer, que la elevaría a la cumbre del éxito con la venta de ocho millones de ejemplares y tours en los que llenó tantos estadios que el Libro Guiness de los Récords la considerab­a la artista que había reunido más público en sus conciertos.

Otros grandes éxitos fueron What’s Love Got to Do With It, Private Dancer, I Don’t Wanna Lose You and The Best.

“Con su música y su infinita pasión por la vida, ella maravilló a millones de fans en todo el mundo e inspiró a las estrellas del mañana. Hoy le decimos adiós a una querida amiga que nos deja a todos su mayor trabajo: su música”, señala la cuenta de la cantante en Instagram.

Turner se instaló en 1995 junto con su marido, el productor musical alemán Erwin Bach, en Suiza y en 2013 renunció a su nacionalid­ad estadounid­ense y adoptó la de su país de residente.

El mismo año de su naturaliza­ción como ciudadana suiza, Turner sufrió un incidente cerebrovas­cular y tres años después se supo que sufría cáncer.

Sus penas se agravaron con el deceso de dos de sus cuatro hijos, Craig en 2018 y Ronnie el año pasado.

Habrá una ceremonia funeraria para Turner de carácter estrictame­nte privado, con la presencia de sus familiares y amigos cercanos.

Por su parte, numerosos dirigentes políticos españoles expresaron ayer sus condolenci­as por una de las cantantes más famosas de todos los tiempos, cuyo estilo salvaje y estridente en el escenario era mundialmen­te conocido.

El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, ha sido uno de los primeros en hacerse eco de la noticia, lamentado la pérdida de la cantante, aunque, según ha expresado, le quedarán sus canciones como consuelo. “Es un día muy triste para la música y para quienes hemos disfrutado de su dilatada carrera. Como consuelo nos quedan sus canciones. Para mí Simply the best”, ha publicado el titular de Cultura –muy conocido

La cantante saltó a la fama mundial en 1972 gracias al álbum ‘Let’s Stay Together’

‘Private Dancer’ vendió ocho millones de discos y fue un auténtico fenómeno mundial

por su afición a la música y el baile– en su cuenta de la red social Twitter.

Por su parte, la ministra de Igualdad, Irene Montero, también la ha destacado en redes sociales como un “ejemplo para todas las mujeres durante décadas a lo largo y ancho del mundo”.

En la misma línea, el presidente de la Junta de Andalucía, el popular Juanma Moreno, ha destacado la voz de la cantante, que ha calificado como “irrepetibl­e”, y ha expresado que “muchos la recordarán como lo que era: simply the best” (haciendo un guiño a su inmortal tema)

Para el presidente del Senado, Ander Gil, “la historia de la música rock pierde hoy a su reina”. “Nos deja Tina Turner con 83 años. Todos perdemos a la cantante, pero ganamos para siempre su música y su leyenda”, ha indicado en Twitter.

la presidenci­a, sobre todo por que, más allá de otras considerac­iones, la mayoría de pañuelos fue evidente.

Ese tercer toro, aun sin acabar de descolgar sus embestidas, tuvo al menos una clara nobleza que el torero de Fuenlabrad­a quiso encauzar en busca de la ligazón y desde la máxima quietud, aunque también con cierta ligereza de muñecas, en un trasteo muy jaleado hasta las apuradísim­as bernadinas de remate y la estocada delantera con que lo tumbó.

Sin premio, por tanto, Espada también puso toda la carne en el asador con el serio sexto, al que cuajó un soberbio inicio de faena que incluyó tres largos y mecidos derechazos con las dos rodillas en tierra, antes de que el de Algarra comenzara a rebrincars­e.

Pero, dándole un tiempo preciso y necesario entre los pases, el madrileño le ayudó a asentarse y pudo trazarle excelentes naturales antes de meterse entre los pitones, ya con el toro muy a menos, aun a costa de que éste le levantara los pies del suelo, sólo que esta vez la oreja se la negó él mismo con la espada.

El cartel lo abrió el mexicano Octavio García El Payo, que tanto con el noble primero de Algarra como con el manejable y aplomado cuarto de Montalvo mantuvo las mismas precaucion­es, sin decidirse nunca a dar el paso adelante, y sin el aguante ni el mando necesarios para sacar de ambos un mínimo partido.

La feria de San Isidro pasa su ecuador y hoy se anuncian Manzanares, De Justo y Roca Rey

más desequilib­rante del cuadro madrileño, un Enes Ünal que se marchaba con síntomas inquietant­es de una posible lesión de rodilla, iba a alterar para nada el guión de la película. El Getafe, con la sorprenden­te presencia de Djené en el medio centro por delante de una aguerrida defensa,

 ?? DS. ?? Primer plano de Murakami.
DS. Primer plano de Murakami.
 ?? DS ?? Tina Turner, en pleno concierto.
DS Tina Turner, en pleno concierto.

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