Un círculo con tercios
Esta mañana escuché que los toros están en peligro. Lo escuché a primera hora de la mañana. Me sonó apocalíptico. Pareciera que anduviésemos alrededor de La Monumental de Barcelona en pleno 2010. Pero no, lo escuché en Sevilla. Delante de la Macarena y a finales del mes de marzo de 2024. Lo dijo el que pudiera ser un gran personaje de novela naturalista: un católico de la Maestranza y nazareno del albero con unos 28 años en la espalda. No lo dijo un inconsciente ni un antitaurino de nacimiento. Lo dijo un sevillano del centro de toda la vida.
Por la tarde en el trabajo anduve discutiendo sobre el mismo asunto. ¿Están los toros muertos, están en peligro, es cierto eso de que los jóvenes están empujando para arriba? ¿Es un negocio, un arte o ambas cosas? Debatir ha sido todo un combate. Pareciera que si el toreo no existiese, Dios mismo lo estuviese haciendo con nosotros. ¡Qué verónica hemos tenido!
La noche fue colosal. Mira que esta mañana –insisto– escuché que los toros están en peligro. Pues bien, a eso de las 20:00 en la Plaza de la Magdalena, el círculo taurino Puerta Carmona ha terminado reuniendo y llamando a más de cien personas en torno al toreo. Entre ellos, diputados nacionales, regionales y locales. De derechas y de izquierdas. Protagonistas de la tauromaquia. Escritores y emblemáticos sevillanos. Jóvenes y adultos. Y allí, en primera línea, estaba el mismo personaje que me había alertado sobre los toros esta misma mañana.
Quizás, y sólo quizás, el toreo necesite eso. Un círculo donde combatir. Un círculo que se mueva y que haga ruido. Un círculo que tenga bien marcados sus tercios y sus límites. Ayer fue el Círculo de Puerta Carmona, y allí estaba mi amigo, el que sabe que los toros están en peligro. Javier Santos Marroquín (Sevilla).