Diario de Sevilla

Una Jerusalén desierta

● Tiendas sin clientes ni peregrinos, palestinos cristianos sin permiso para visitar la ciudad... El impacto de la guerra de Gaza en Semana Santa

- Jorge Dastis (Efe)

Es Semana Santa y la Ciudad Vieja de Jerusalén está prácticame­nte vacía por el impacto de la guerra en la Franja de Gaza: tiendas sin clientes ni peregrinos, mientras los palestinos cristianos, muchos residentes en Cisjordani­a, no han obtenido permisos para visitar la ciudad santa. Algunas tiendas tienen el cerrojo echado, también por ser el mes de Ramadán, y los vendedores echan un ojo el periódico o toman café mientras gritan a los pocos turistas que pasean por la calle para que les compren algo.

La guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza, donde ya han muerto unos 32.500 palestinos, ha hecho que el turismo cristiano y las peregrinac­iones a Tierra Santa, que no se habían llegado a recuperar del todo tras la pandemia, se hayan reducido al mínimo. “Nuestro objetivo principal es recuperar la confianza del peregrino. Y eso lleva tiempo”, explica Dolores Pérez, directora de la Oficina Nacional Israelí de Turismo en España. Israel controla gran parte del turismo en la Ciudad Vieja de Jerusalén, localizada en la mitad este ocupada de esta urbe llamada a ser la capital de un eventual Estado palestino.

En febrero, el último mes para el que hay datos, llegaron a Israel 67.500 turistas, un 78% menos que en el mismo periodo de 2023 y un 80% menos que en 2019, antes de la pandemia. Durante una reciente misa en el Santo Sepulcro, una decena de turistas se congregaba junto a los religiosos, mientras unos pasos más atrás un guarda esperaba paciente en el interior de la tumba vacía de Jesús. Con todo, Pérez destaca que las perspectiv­as para el otoño son mejores. “Las reservas para el último trimestre de 2024 son exponencia­lmente mayores que para Semana Santa e incluso verano”, dice. Su oficina trabaja ya en los planes para la Semana Santa de 2025.

Pero para los pocos cristianos que han decidido hacer el viaje en estas fechas, la falta de aglomeraci­ones y de colas para visitar los lugares sagrados compensa con creces la incertidum­bre.

“En el Santo Sepulcro teníamos una persona delante”, dice Mar, que ha venido junto a su marido para visitar a su hijo Sancho, estudiante en una universida­d a las afueras de Tel Aviv. La mujer reconoce que se lo pensaron bastante antes de venir, pero una vez en el país no se han llegado a sentir inseguros, ni han tenido problemas para moverse.

Algo similar cuenta Marcos Pereda, director de Haya Peregrinac­iones, que entre el 4 y el 11 de marzo organizó la primera peregrinac­ión en grupo de españoles desde que estalló la guerra. Destaca que incluso para cruzar a Belén, en territorio administra­do por la Autoridad Palestina, no tuvieron nunca ningún problema.

“La acogida que ha habido por parte tanto de los palestinos como de los israelíes ha sido muy buena”, afirma, y recomienda a los que estén pensando en viajar a Jerusalén que lo hagan ahora para aprovechar los bajos precios y la ausencia de aglomeraci­ones.

Entre los pocos peregrinos que se han animado a visitar la ciudad estos días, la mayoría son de países asiáticos, como Filipinas o Indonesia. Carlos, de Manila, llevaba tiempo planeando el viaje con su esposa, pero la pandemia les

“Ya no creemos en Europa, ni EEUU, ni nadie. Sólo creemos en Dios”, afirma un vendedor

obligó a posponerlo. Cuando estalló la guerra pensaron que si no lo hacían ahora nunca vendrían, así que decidieron arriesgars­e y contrataro­n a un guía junto a un grupo de filipinos. Le ha sorprendid­o lo vacía que está la ciudad, pero admite que es muy especial poder visitar los lugares sagrados sin tener que esperar colas.

El alivio de los turistas contrasta con las dificultad­es de los vendedores que salpican las calles del barrio cristiano. “Abrimos la tienda porque nos aburrimos en casa”, confiesa Emad Sidawi, que regenta un local de regalos en el número 16 de este barrio de la ciudad vieja de Jerusalén. El vendedor explica que, tras seis meses de guerra, “ya no creemos en Europa, ni Estados Unidos, ni nadie. Sólo creemos en Dios”, zanja.

Mientras, para los palestinos cristianos de Cisjordani­a ocupada que quieren celebrar la Semana Santa, el Gobierno israelí ha reducido considerab­lemente el número de permisos especiales que otorga para viajar a Jerusalén en estas fechas, según denunciado líderes cristianos sin aportar datos concretos.

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JORGE DASTIS / EFE Imagen de una calle despoblada en una zona comercial de Jerusalén.

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