Diario de Sevilla

TODOS SOMOS LA MADRE DE JESÚS

- cnavarro@diariodese­villa.es CARLOS NAVARRO ANTOLÍN

LA sociedad censura acciones que la ley tolera. Repudiamos conductas que la Justicia no castiga. Rechazamos roles pernicioso­s (encubridor­es, colaborado­res, testigos cobardes, gente que pasaba por un sitio y nunca ha visto nada...) que salen sorprenden­temente gratis. Cada vez que alguien asevera que confía en la Justicia siempre pienso lo mismo: ¡Si no queda otra! En demasiadas ocasiones tenemos claro que delinquir en España sale relativame­nte barato. Nadie se pudre en la cárcel, que es lo que tantas veces se desea para un asesino. Aunque también tenemos claro que para muchos ha sido un suplicio estar unos cuantos días en prisión. Eso debe marcar para toda la vida si se tiene un mínimo de vergüenza, aunque en este país la vergüenza cotiza a la baja y la desvergüen­za es un valor añadido. Pronto comenzará el juicio por el asesinato de Jesús Rosado Jiménez, un joven de 18 años que fue salvajemen­te atacado en la puerta de su casa en Palomares del Río por una pandilla que lo había perseguido en la maldita noche de Halloween de 2022. Un caso que nos dejó conmociona­dos. Una madre coraje que nos ha ofrecido un testimonio desgarrado­r. Eran cinco pero solo se sientan dos en el banquillo como supuestos coautores del crimen. Los otros tres irán como testigos, luego, al menos, no tendrán ese derecho a mentir que tendrán reconocido. De los dos acusados, uno de ellos es menor. ¿Quién educa a esta clase de gentuza que sale por la noche con navajas en el bolsillo y un grado de agresivida­d semejante?

Ninguna madre debe abrir la puerta del hogar para recoger el cuerpo muerto de su hijo como una Piedad del siglo XXI

Hay padres que se desentiend­en demasiado pronto, se declaran impotentes para asumir el reto de la educación, hacen la vista gorda en una sociedad que, además, orilla a cualquiera que pretende ejercer la necesaria autoridad, que no se debe confundir interesada­mente con el autoritari­smo. Aquí algunos papás tienen mucha culpa aunque los psicólogos de pago les rebajen el grado de responsabi­lidad para que puedan respirar y, claro, el profesiona­l pueda seguir cobrando las sesiones. Hay nenes aviesos que tendrían que estar encerrados una larga temporada, pero en este país se perdona con facilidad al delincuent­e y se aparta a la víctima, se le impone la condena del silenciado­r. Por eso es tan importante oír a la madre de Jesús, darle voz, difundir su testimonio. María del Carmen Jiménez Cifuentes, la madre de un chico que volvía de pasear con su novia y se topó con unas alimañas que, já, dirán ahora que no eran consciente­s del alcance su violencia. Ella lo recogió en sus brazos aquella noche como una Piedad de Miguel Ángel. En la misma puerta de su casa. Los hijos no deben morir antes que sus padres. Una madre no puede abrir la puerta de su hogar y encontrars­e a su hijo muerto. Si vemos todo esto normal estamos perdidos. Que los jueces sean valientes dentro de los límites del Derecho. Que la madre pueda vivir con dignidad honrando la memoria de Jesús y educando a sus otros dos hijos. Que nunca se sienta incómoda en su barrio, en su trabajo, en la sociedad.

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