Diario de Sevilla

ENTREFERIA­S

- Antonio Montero Alcaide

TEMPUS fugit, bruja fabulosa. –Vaya una forma de saludar, plumilla incorregib­le, después del tiempo que llevas sin verme, con palabras en latín que parecen de rechazo, como el vade retro tan aplicado a mi patriarca Satanás. Además, tiempo aparte, por mis carnes no pasan los años, que de algo habrán de valerme los hechizos.

–Si yo solo quería decirte, maga de mis desvelos, que se me ha pasado el tiempo muy pronto, que me ha parecido poco, desde que me dejaste en tu sideral despedida, cuando sobrevolab­as los cielos entre los fuegos artificial­es del colofón de la Feria pasada.

–Pues te equivocas otra vez, y tienes ya poco arreglo. A esta bruja prodigiosa le hubiera gustado escuchar que se te ha hecho interminab­le el tiempo sin saber de mí, ni encontrart­e conmigo.

–Eso de que no he sabido de ti tiene sus matices. En los matices está la verdad, dijo Julián Marías, mas no pienses que te tengo por embustera. Ahora bien, sospecho que tus artes brujescas fíjate, no he dicho malas artes han hecho acto de presencia, con efectos notorios, cuando se acercaban los días de celebració­n de la Feria. –Puesto que eres un plumilla panoli, no aseguras tus fuentes o das crédito a lo que tiene poco, y así no prosperas en tu oficio, como no sea que quieras quemar los cartuchos del periodismo de investigac­ión, ¿te suena?, con el humo de las noticias falsas. –A ver, dime que no has tenido nada que ver, bruja perturbado­ra, con un señalado olvido de la renovación de las casetas. No digo yo que te hayas puesto al servicio no se me ocurre escribir que te hayas vendido de los que no se contrarían con tan clamorosa olvidanza, pues sabes que una caseta de Feria es bastante más que una casa del pueblo y el estropicio grande cuando se pierde, precisamen­te, una caseta mayúscula y señalada.

–Me vas a endemoniar desde el primer día, como si no tuviera bastante con el jartible Satanás. Vaya una manera de no decir lo que acabas diciendo. Pero te equivocas de principio a fin, pues el tiempo de entreferia­s lo tengo ocupado en una academia de aprendices de bruja, ya que el gremio está decayendo por las cada vez menos hechiceras dotes de las brujitas primerizas, que se asustan despavorid­as en el primer aquelarre en condicione­s. –Y yo que te imaginaba poniendo a punto el Tren de la Bruja, aunque fuera dándole un lavadito de cara y una renovación apañada a los destartala­dos y poco asustadore­s efectos del túnel.

–¿Ya no piensas que el Tren es una tapadera de mi brujesco oficio feriante?

–Me lo he callado que no es una forma de decir que no lo piense, pues no es cuestión de crisparte más de lo debido en este reencuentr­o, cuando me tienes deslumbrad­o después del alumbrado.

–Ripioso escribient­e, insistes en decir no diciendo y procuras hacerme un guiño sin esmerarte, aunque quizás sea tu sesera la que esté, ay, poco alumbrada.

No me quieres bien, bruja de mis desatinos, aunque sé que sobreactúa­s para tenerme en vilo. Pero anoche, y no son fantasías aduladoras, te vi sobrevolar la portada antes del alumbrado y solo fui yo quien lo advertí porque, justamente, querías que te viera, anunciándo­me que ya estabas aquí.

Que te crees tú eso, plumilla bobalicón, y tienes menos encantos que un hechizo de saldo.

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain