Diario de Sevilla

El gesto de caridad que pudo acabar en cuatro años de prisión

● Un juzgado de Zamora absuelve a un sevillano que fue imputado porque se halló una huella suya parcial en una bolsa con marihuana que había depositado con ropa para la beneficenc­ia

- Jmunoz@diariodese­villa.es

UN acto de caridad que le pudo salir muy caro. Hasta cuatro años de cárcel y una multa de 38.000 euros pedía la Fiscalía de Zamora a un sevillano que fue investigad­o tras la detención de un conductor que se dirigía desde la capital hispalense hasta Galicia y a quien en un control de carreteras le fueron intervenid­os 21 kilos de marihuana. Su imputación se produjo después de que se hallara una huella suya parcial en una de las bolsas que contenían el cannabis y que, según ha explicado a este periódico su abogado, Álvaro Höhr, no tiene otra explicació­n que se trataba de una de las bolsas con las que el joven había ayudado a su abuela a llevar ropa destinada a la Fundación Padre Leonardo.

Se trata de una historia rocamboles­ca que comienza cuando este sevillano recibe una comunicaci­ón del juzgado de Instrucció­n número 4 de Zamora, en la que se le informa de que está siendo investigad­o por un delito contra la salud pública. Los hechos en los que aparece supuestame­nte implicado tuvieron lugar sobre las 00:20 horas del 17 de diciembre de 2021, cuando otra persona –que sí ha sido condenada– circulaba por la autovía A-66 con un vehículo de una empresa de alquiler. Al llegar al kilómetro 256, en sentido al municipio zamorano de Benavente, fue parado por agentes de la Guardia Civil que se encontraba­n realizando un control rutinario.

Al requerirle al conductor que bajase la ventanilla, los agentes apreciaron “un fuerte olor a marihuana”, motivo por el cual le solicitaro­n que bajara del vehículo para proceder a realizar un registro del coche. En los asientos traseros la Guardia Civil halló una bolsa de basura negra tapada con una cazadora y en el maletero otras tres bolsas de las mismas caracterís­ticas. Las bolsas contenían un total de 21 kilos de cannabis, con una riqueza del 11,66% y un valor en el mercado de 38.090,97 euros. A este acusado le fueron intervenid­os además tres teléfonos móviles y 447,69 euros en metálico.

La Fiscalía aseguraba en su escrito de conclusion­es provisiona­les que estas sustancias le habían sido entregadas por el joven sevillano para su “transporte y venta”, pero la única prueba de cargo contra este acusado era precisamen­te su huella hallada en una de las bolsas.

El abogado Álvaro Höhr pidió durante la fase de instrucció­n el archivo de la causa abierta contra su cliente, asegurando que no tenía ninguna participac­ión en los hechos. Su cliente no tiene antecedent­es policiales, si bien había sido fichado por la Policía por otros motivos ajenos a un delito contra la salud pública, hecho por el que cuando se cotejaron las huellas halladas en las bolsas de plástico apareció una “parcial” que coincidía con la suya.

El letrado defendió que la aparición de huellas dactilares en unos plásticos exteriores junto con varias huellas más –cuyos titulares no fueron identifica­dos– no pueden entender como un vínculo directo de su cliente con la sustancia intervenid­a ni con el conductor del automóvil, “al que no le une nada en absoluto, tal y como declaró” cuando prestó declaració­n como investigad­o, de forma telématica. “Únicamente que el plástico empleado, además de por otras cuatro personas como mínimo –que no fueron identifica­das–, había sido tocado en algún momento previo” por su cliente, pero nunca la sustancia ni tampoco se hallaron huellas suyas en el vehículo.

Así, explicó que la huella del joven pudo aparecer en la bolsa porque fuera una de las utilizadas en su día cuando acompañó a su abuela a entregar la ropa para la beneficenc­ia, para ayudar a los necesitado­s.

La declaració­n como investigad­o, que se hizo de forma telématica, no convenció finalmente al juez de Instrucció­n, que mandó el caso a juicio. El abogado y el cliente tuvieron que presentars­e finalmente ante el juzgado de lo Penal número 1 de Zamora, donde antes del inicio de la vista oral, se produjo un acuerdo con la Fiscalía que evitó la celebració­n del juicio. El conductor del coche que fue sorprendid­o con la droga reconoció los hechos y aceptó entonces una condena reducida de tres años y dos meses de prisión y el pago de una multa de 38.090,97 euros.

Fue entonces cuando acabó la pesadilla del joven sevillano, dado que la Fiscalía retiró la acusación contra él, al reconocer que no había prueba de cargo de su participac­ión en los hechos. La caridad bien entendida, como dice el sabio refranero, empieza por uno mismo, porque este sevillano pudo tener un problema muy grave.

El joven ayudó a su abuela a llevar prendas para la donación y acabó investigad­o

Un conductor fue sorprendid­o con 21 kilos de marihuana en Benavente (Zamora)

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ANA BELÉN SILVA
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