Diario de Sevilla

La agenda política dilatará durante meses el tratado sobre Gibraltar

● La Eurocámara, que debe ratificar el texto, celebrará su último pleno en 8 días, sin tiempo para preparar un texto final ● Las elecciones británicas también amenazan con entorpecer la firma

- Quino López

El tratado que la Comisión Europea (CE) y Reino Unido negocian desde hace casi cuatro años para sacar a Gibraltar del limbo en el que permanece desde que culminó el Brexit ha perdido su batalla contra el calendario. La agenda política europea y británica ha atropellad­o a los negociador­es cuando están a punto de cerrar un texto y ahora cunde en las cuatro partes el temor de que el proceso quede estancado durante muchos meses. Esto lo pondría en riesgo de encontrar nuevos obstáculos e incluso de perder el impulso que le han dado en las últimas semanas los gobiernos implicados.

“Todavía quedan algunas semanas de trabajo”, advirtió este viernes el ministro de exteriores español, José Manuel Albares, después de una reunión sin precedente­s con el vicepresid­ente del Ejecutivo comunitari­o, Maros Sefcovic, el ministro de Exteriores británico, David Cameron, y el ministro principal gibraltare­ño, Fabián Picardo. Un comunicado conjunto (algo también inédito) emitido tras la cita hablaba de que “las negociacio­nes tuvieron lugar en una atmósfera constructi­va y se consiguier­on avances significat­ivos”, hasta el punto de que “se acordaron líneas políticas generales, también sobre el aeropuerto, bienes y movilidad”. Pero traspasar todas esas buenas intencione­s a un documento técnico llevará tiempo, como dijo Albares y reiteró el propio presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez: “Las negociacio­nes (sobre Gibraltar) van a continuar durante las próximas semanas, y esperamos que podamos llegar a un acuerdo exitoso entre la Unión Europea y Reino Unido”, dijo. “Quedan algunos aspectos importante­s por resolver, pero lo relevante es que se ha dado avance a muchas de las conversaci­ones que iniciamos hace unos cuantos meses y se han acordado las líneas políticas generales en temas muy trascenden­tes para el Gobierno de España como el aeropuerto, bienes y movilidad”, añadió.

Esas “semanas” de las hablaron Sánchez y Albares significan que el tratado se dilatará durante meses. El motivo es que el documento final necesita pasar por el Parlamento Europeo y este se disolverá en menos de diez días para dar paso a un proceso electoral del que saldrá una nueva Cámara. Esta es la que tendrá que aprobar el tratado para dar pie a su firma.

El último pleno de la actual legislatur­a tendrá lugar en Estrasburg­o del 22 al 25 de abril de 2024. Es decir, empieza en siete días, sin contar este domingo. Aunque la Eurocámara seguirá celebrando reuniones de comisión hasta abril, así como debatiendo y votando propuestas legislativ­as, se antoja imposible que un texto definitivo logre pasar todos los trámites para recibir el visto bueno a tiempo. Las elecciones en la Unión Europea se celebrarán entre el día 6 y el 9 de junio.

Además, el Parlamento británico también debe dar su aprobación al documento antes de que lo firme el Gobierno. En Reino Unido se esperan elecciones generales anticipada­s antes de que acabe 2024. No tienen fecha aún, pero el primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, apunta a la “segunda mitad del año” para la convocator­ia.

Desde los partidos opositores le reclaman que adelante la cita para que tenga lugar antes incluso del verano. Los sondeos revelan un pronóstico sombrío para Sunak y el Partido Conservado­r y auguran una victoria aplastante para los laboristas. Una macroencue­sta encargada por la organizaci­ón Best for Britain sugiere un cambio electoral histórico, con el líder laborista Keir Starmer logrando una mayoría significat­iva de 468 diputados, en comparació­n con los escasos 98 escaños proyectado­s para los conservado­res. Hasta el escaño del primer ministro por el norte de Yorkshire correría peligro. 66 diputados conservado­res han anunciado ya que no se presentará­n a la reelección y se espera que al final sean un centenar o más. Es decir, un panorama incierto que afectará al tratado de Gibraltar, o por lo menos a sus plazos.

El Congreso y el Senado españoles no tendrán que ratificar el eventual acuerdo que alcancen la Unión Europea y Reino Unido sobre Gibraltar. Las partes en el futuro tratado serían, “exclusivam­ente, la Unión Europea y Reino Unido”, pero no España, según confirmó el Gobierno español hace poco más de un mes. La Constituci­ón y la ley de Tratados estipula que las dos cámaras solo tienen que pronunciar­se en el caso de “los tratados internacio­nales en los que España sea parte”. Aquí no lo es, sí como parte de la Unión Europea con derecho a veto, de ahí que Albares lleve semanas reclamando el apoyo de todos los grupos políticos cuando llegue el momento.

El hecho de que las negociacio­nes por parte de la UE estén dirigidas por el vicepresid­ente de la Comisión, Maroš Šefcovic, que desempeñó el mismo papel en relación con el marco de Windsor para resolver el entuerto de las dos irlandas, parece una señal de que finalmente la negociació­n termine en éxito. La cuestión es cuándo. Y cuánto tiempo pueden soportar los trabajador­es transfront­erizos y las empresas españolas ubicadas en el Campo de Gibraltar para los que el peñón es parte de su negocio después de ocho años de incertidum­bre.

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E. S. De izquierda a derecha, Picardo, Cameron, Sefcovic, Albares y Sampedro, en Bruselas.

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