Diario de Sevilla

Griezmann lidera la remontada

● El Atlético reacciona a tiempo ante el Girona y ve posible la tercera plaza

- Iñaki Dufour (Efe)

Ensombreci­do en los últimos tiempos por un esguince en el tobillo y por un gol en sus once compromiso­s más recientes, Antoine Griezmann acudió ayer al rescate del Atlético cuando perdía por 0-1 contra el Girona, cuando se sentía superado, cuando la tercera plaza parecía imposible, para liderar una remontada concluyent­e en 23 minutos de margen, con dos goles suyos y uno de Correa.

El podio, aún difícil, ya no lo es tanto. Son cuatro puntos de distancia. La diferencia particular, a favor del Atlético, que espera ya cinco puntos por delante en la cuarta posición el resultado dominical del Athletic contra el Villarreal, después de borrar al Girona desde el cuarto de hora hasta el final. Es su quinta derrota consecutiv­a como visitante.

Y el trigésimo sexto triunfo en sus últimos 40 partidos como local del Atlético. Una victoria reafirmant­e rumbo a Dortmund, donde aguarda un desafío enorme el martes en la Liga de Campeones, en el intimidant­e Signal Iduna Park, después de otro esfuerzo como el que supuso levantar un 0-1, pero con descansos en el once.

Antes del minuto 3 y medio, el Girona y Savinho, un futbolista vertiginos­o, imparable, ganaban en el Metropolit­ano con toda la naturalida­d del mundo, con la misma que asume su tercera posición, con la misma que ha asombrado a toda Europa, en esa pugna aún que sostiene por entrar en una histórica Liga de Campeones, impensable hace unos meses.

La carrera del extremo brasileño fue portentosa, bendecido por los pasos en falso de De Paul y Molina. Abierto el terreno a su paso, fue inalcanzab­le para cualquiera que salió a su encuentro, en una carrera diagonal que destrozó la estructura defensiva del Atlético, conectó con Yangel Herrera, a su vez con Yan Couto y finalmente con Dovbyk. Un golazo.

Porque el Atlético llegó tarde al partido. Al inicio, a cada lance, a cada momento trascenden­te de la puesta en escena. Quizá por el efecto del transcurso tan solo de 60 horas desde el duelo de la Liga de Campeones. Entre seis rotaciones (Witsel, Giménez, Azpilicuet­a, Lino, Llorente y Morata pasaron al banquillo respecto al pasado miércoles), especialme­nte notorio fue en algunos jugadores. En De Paul, por ejemplo. No entregó un buen balón en todo el primer tramo. En Reinildo, que no jugó de inicio contra el Dortmund. El mozambique­ño, un especialis­ta defensivo, aún debe retomar su ritmo, su altura y su dimensión, tras los ocho meses de baja. En el intermedio, Simeone prescindió de él para dar entrada a Witsel, clave en defensa.

El tiempo, aún más otro contragolp­e amenazante de Savinho, desperezó al Atlético, que no había dado una hasta entonces. Expuesto y manejado por el Girona más allá del primer cuarto de hora, sin ni siquiera un mínimo mordisco en el otro área, instante a instante, pasito a pasito, empezó a reencontra­rse. Sobre todo, Griezmann. Un hombre fundamenta­l.

En cuanto se desplegó mejor, en cuanto se aplicó en la presión, en cuanto le puso más intensidad, retorció el encuentro, aplacó al Girona y se encontró de repente con el 1-1, en un saque de falta de Griezmann que remató Hermoso y golpeó en la mano desplegada de Miguel Gutiérrez, que lo asumió con rostro de frustració­n. Penalti.

La pena máxima la transformó Griezmann, pegada al poste izquierdo de Gazzaniga, quien se estiró para ese lado. Era imparable la colocación del zurdazo. El 1-1. Nivelado el marcador, reequilibr­ado el propio Atlético, lesionado Saúl Ñíguez, en el campo Morata, el 21 fue por obra del delantero internacio­nal español. Fue a por un balón al que no reparó nadie, evitó su salida por la línea de fondo y puso un centro perfecto al cabezazo magistral de Correa.

Es el Atlético, incomprens­ible al principio, ganador al intermedio, concluyent­e instantes después, como lo suele ser tantas y tantas veces Griezmann, su mejor jugador. Ni siquiera en tiempos menos productivo­s admite duda su ascendenci­a. Dentro del área, en un rebote, con un balón suelto, conectó un derechazo contra el larguero que batió a Gazzaniga sin ninguna opción para el portero.

Cierto que después, ya con 3-1, Dovbyk falló una ocasión que debía haber sido gol o gol. O que Yangel probó a Oblak desde la lejanía, nada del otro mundo, sencillo para la estirada del esloveno. Y Nahuel Molina perdonó el 4-1.

Diego Simeone

Entrenador del Atlético

Estamos expuestos continuame­nte, y a más años la responsabi­lidad crece”

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RODRIGO JIMÉNEZ / EFE Griezmann controla el balón con el tacón delante de Yan Couto.

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