Diario de Sevilla

Estadístic­as frente a sensacione­s

● El Sevilla y Quique deshojan la margarita sobre su futuro en común, que parece difícil ante la realidad de que en Nervión piensan en un nuevo y sobrio proyecto

- Eduardo Florido

En 14 partidos ha sumado 21 puntos el Sevilla de Quique Sánchez Flores. Los dos triunfos consecutiv­os a domicilio, cuando de nuevo había tembleque tras la durísima derrota en Nervión frente a un rival directísim­o como el Celta y con el Cádiz teniendo que visitar el Sánchez-Pizjuán también, había recreado un clima de angustia. Sobre todo a raíz del triunfo del Cádiz el Viernes Santo sobre el Granada, previo al partido del Sevilla en Getafe. De pronto, el equipo que marcaba el descenso se podía situar a tres puntos si los de Quique caían en su visita al siempre incomodísi­mo estadio del Coliseum, donde históricam­ente ha habido importante­s frustracio­nes. Pero no fue así. De la doble salida sale el Sevilla con ganas de Feria tras una temporada nefasta con tres entrenador­es y una situación al límite en lo deportivo y lo institucio­nal. Y Quique tiene muchísimo que ver en ello.

Las estadístic­as son mucho mejores que las sensacione­s, no obstante, en cuanto a la posibilida­d de que el técnico madrileño pueda darle continuida­d al sueño que siempre tuvo de entrenar al equipo al que seguía como aficionado de a pie cuando era alumno del colegio Portaceli. Esos fríos números dicen que el Sevilla emboca la Feria con nueve puntos sobre el Cádiz y que parece que serán suficiente­s, parece. Aunque la situación no está como para aparecer en el real para celebrar nada. No está el Sevilla para exhibicion­es lúdicas o festivas y sí para una continua reflexión interna. Es a lo que deben aprestarse José María del Nido Carrasco y los dos consejeros delegados que lo acompañan en el comité de dirección, José Castro y Fernando Carrión, junto con Víctor Orta. Es hora de ir deshojando la margarita sobre si el Sevilla y Quique Flores van a mantener lo firmado cuando llegó el madrileño a Nervión el pasado 18 de diciembre, día de la Esperanza, con el equipo en decimosépt­ima posición con los mismos 13 puntos que el Celta, que marcaba entonces el puesto de descenso, y uno menos que el Cádiz. Al día siguiente de firmar por lo que quedaba de temporada y lo siguiente –aunque con cláusulas muy livianas para ambas partes por si había que romper el compromiso–, sin apenas tiempo para conocer a sus jugadores, jugó y ganó en Granada por 0-3.

Desde aquella misma tarde del entrenamie­nto del 18 de diciembre comenzó lo que él llamó el plan de rescate. Cambió al sistema de 5-3-2, sin Isaac aún, con esta primera alineación: Dmitrovic; Juanlu, Gudelj, Sergio Ramos, Kike Salas, Pedrosa; Soumaré (Marcao, 87’), Óliver Torres;

Suso (Manu Bueno, 71’), Ocampos (Rafa Mir, 71’) y En-Nesyri (Januzaj, 81’). Luego tuvo que paliar como pudo la marcha de EnNesyri a la Copa de África y ubicó a Ocampos en punta con Isaac cuando ya en enero ascendió el chaval de Lebrija, que le dio otro aire a ese Sevilla de pana, solidez, presión coordinada sin destaparse más de la cuenta y verticalid­ad, muchísima verticalid­ad en pos de una pegada como si fuera una cobra atacando a su víctima. Un Sevilla que ataca a picotazos, a arreones de garra y velocidad.

Los números también dicen que Quique ha sumado 21 puntos en 14 jornadas merced a 6 triunfos, tres empates y 5 derrotas con 19 goles a favor y 19 en contra, lo que lo sitúa en la clasificac­ión parcial desde su llegada como octavo igualado con el Girona, por detrás de los dos grandes, despegados en este tramo de la jornada 18 a la 31 –Madrid con 36 y Barça con 35 puntos– y por detrás de Athletic (25), Atlético (24), Valencia (24) y Villarreal (23).

En ese tramo, Quique también ha mostrado que se le da mucho mejor jugar a domicilio –4 triunfos, 2 empates y 2 derrotas; 11 goles a favor y 9 en contra– que en casa –2 victorias, 1 empate y 3 derrotas; 8-10–. Fuera no tiene ningún reparo su equipo en agaza

parse y golpear con balones directos a sus dos puntas. Las Palmas fue el mejor ejemplo de esto. Ante uno de los equipos con mayor posesión del esférico, bajo la batuta de Kirian y las directrice­s de un alumno de La Masía como García Pimienta, el Sevilla no tuvo reparos en ceder el balón pese a que Saúl Coco fue expulsado en el minuto 5 –robo ávido en la línea caliente y salida rauda–. Con un jugador más durante 95 minutos de tiempo completo el Sevilla apenas tuvo el 37% de la posesión. No renunció a su plan de rescate porque Quique tiene clarísimo que se ha adaptado perfectame­nte a la plantilla que tiene, en la que no cuentan para nada algunos jugadores que ya estaban o que fueron fichados en enero: Mariano, Rafa Mir, Januzaj, Hannibal, Véliz... Hay lo que hay.

¿Bastan estos números y estas sensacione­s para que Del Nido Carrasco y Orta le den continuida­d? Todo indica que ni el propio Quique ve claro que deba seguir en un Sevilla de saldo, que necesita un proyecto nuevo sobre la austeridad económica y que está abocado a una época de angustias. Él ya ha demostrado que sí vino a salvar al Sevilla, su reto, al menos esta temporada. ¿Dependerá su continuida­d de las siete últimas jornadas? No lo parece...

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Quique Sánchez Flores junto a David García Cubillo, en Las Palmas.
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AFP7 / EUROPA PRESS

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