Diario de Sevilla

FARISEÍSMO

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UNA pregunta directa y certera del periodista donostiarr­a Aimar Bretos, director de Hora 25 en la Cadena SER, ha permitido –al fin– situar la cuestión capital de la campaña electoral vasca en el centro del debate: EH Bildu acaricia un triunfo electoral en Euskadi sin haber renegado de un pasado de respaldo político al terrorismo de ETA. Aunque EH Bildu lo integren varios partidos, Sortu es el núcleo principal, quien marca sus líneas políticas y donde militan sus principale­s dirigentes: Arnaldo Otegi y el propio candidato a lehendakar­i, Pello Otxandiano, uno de los ideólogos de disfrazarl­o como coalición de izquierda nacionalis­ta amable y centrada

en lo social. Sólo hay que ver la evolución estética de las sedes y símbolos de los abertzales para verificar esta operación de blanqueami­ento de los filoetarra­s con el objetivo de asaltar el poder en el País Vasco y Navarra. Su estrategia es de largo plazo, por eso, incluso aunque ganen el domingo en las urnas –en votos y hasta en escaños– tolerarán que pueda reeditarse el pacto PNV-PSE en el Gobierno vasco sin presionar demasiado al partido y al Ejecutivo de Pedro Sánchez, que necesita cada voto de sus múltiples aliados para seguir en el poder. Porque el PSOE de Sánchez ha jugado un papel esencial en que tenga éxito ese plan de convertirs­e en el principal partido vasco y asaltar la lehenkarit­za dentro de cuatro años. Hasta el punto de aceptar fotografia­rse en las rondas previas a su investidur­a con otra figura siniestra

Rasgarse las vestiduras en campaña tras cinco años pactando con Bildu muestra la catadura moral del sanchismo

de Bildu, Mertxe Aizpurua, condenada por enaltecimi­ento del terrorismo y actual portavoz abertzale en el Congreso.

La hipocresía es moneda de cambio en política –por desgracia en todo el arco parlamenta­rio–, pero el fariseísmo con el que ha reaccionad­o ahora el Gobierno a la postura de Otxandiano de eludir considerar una organizaci­ón terrorista a ETA se sale del canon. Es lacerante ver a la ministra portavoz, Pilar Alegría, calificand­o esa posición –que es la que siempre ha mantenido y mantiene Bildu, por la que había un consenso de no pactar nada con ellos– de “incompatib­le con la democracia” o al ministro Óscar Puente decir que está “decepciona­do” porque no es el “partido democrátic­o que el PSOE creía”.

Rasgarse así las vestiduras en campaña electoral tras cinco años pactando con Bildu para armar la mayoría Frankenste­in que le sostiene en el poder, incluso cuando no es ni el partido más votado, demuestra la catadura moral del sanchismo. Por si quedaban dudas de que las cajas destemplad­as en campaña quedarán en nada, lo ratificó ayer tarde en Bruselas el mismo Sánchez: ETA es una banda terrorista, pero él seguirá pactando con sus albaceas. ¡Líneas rojas a mí!

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