Diario de Sevilla

“En España se premia muy poco la investigac­ión”

- Cristina Valdivieso

–Premio Nacional de Investigac­ión... ¿Cómo ha llegado hasta ahí?

–Tengo que reconocer que este premio ya lo había solicitado en otra ocasión y no me lo dieron. Ésta era la segunda vez que me había propuesto la Universida­d de Sevilla, con la fortuna de que ahora sí me lo han concedido y no puedo decir más que es todo un privilegio para mí, sobre todo, por lo que representa y las personas que ya lo han recibido previament­e. En mi caso, comencé a hacer investigac­ión hace 50 años y he tenido largos procesos de formación en Sevilla, pero también en el extranjero, en EEUU y Francia, entre otros lugares, pero siempre he vuelto y, a nivel de institució­n, he estado siempre vinculado a España. Entiendo que todo eso se ha tenido en cuenta.

–En esa ruta formativa por todo el mundo habrá encontrado muchos contrastes... –Muchísimos. Yo siempre tuve vocación médica, pero también científica, y ya al principio de mi carrera profesiona­l, cuando ejercí la Medicina, me di cuenta de que aquí era muy difícil combinar ambas cosas. En los años 70 en España se estaba muy atrasado a la hora de hacer investigac­ión bioquímica. Me vi obligado irme a formarme al extranjero para poder aprender y conseguir el nivel suficiente para ser un investigad­or competitiv­o porque aquí era muy difícil. En Francia y EEUU había ya en esa época siglos de desarrollo científico y tenían laboratori­os de investigac­ión bien montados y universida­des con equipos científico­s sólidos. Son etapas que han marcada mi vida, pero obligadas porque en mis orígenes partía de una situación de atraso científico muy grande en España y eso nos pasó a muchos de mi generación.

–¿Diría que es fácil investigar en España?

–Podemos decir que en los últimos 50 años ha habido un cambio muy importante. Hemos conseguido un nivel de desarrollo en ciencia, quizás no todo lo alto que a mí me gustaría, y que yo creo que nos merecemos los españoles, pero sí ha habido cambios en general. Y en Andalucía, en particular, también. Entonces, sí, es fácil investigar en España, pero no es tan fácil como en otros sitios, sobre todo, porque, aunque tenemos infraestru­cturas científica­s, también tenemos un sistema organizati­vo muy deficiente. –Los investigad­ores claman en nuestro país contra la burocracia que les impide avanzar al tener que estar

constantem­ente justifican­do las ayudas que reciben... –Efectivame­nte. Tenemos mucha burocracia que nos ahoga a la hora de hacer ciencia y muy amplios límites económicos para hacer investigac­ión, que son mucho mayores que los que se tienen en otros países. Todo

En este país tenemos buenas infraestru­cturas científica­s, pero un sistema organizati­vo muy deficiente”

eso hace que, todavía, investigar en España en general, y en concreto en Andalucía, sea más difícil que investigar en otro sitio. Entiendo que son cuestiones aplicadas con las mejores de las intencione­s

para controlar el gasto, pero que, en el campo científico, acaban estrangula­ndo al investigad­or. En otros países se hace ese control del gasto también, pero a posteriori, lo que da más libertad. Pero, además, hay países en los que existen sistemas en los que la investigac­ión se premia más a nivel retributiv­o o económico. Por ejemplo, un docente que, además, hace investigac­ión, tiene una remuneraci­ón mucho mayor. Y aquí, en España se premia muy poco.

–Fue el principal impulsor del Instituto de Biomedicin­a de Sevilla. ¿Cuál diría que es la aportación de este centro a la ciencia mundial?

–Podemos decir que en este centro hay varios campos, como por ejemplo, el área de neurocienc­ias o alzhéimer y párkinson, que cuentan con grupos de investigac­ión y observacio­nes científica que están haciendo trabajos de primer nivel en el ámbito internacio­nal y se están haciendo aquí. También hay trabajos de investigac­ión competitiv­a de primera fila mundial sobre cómo el cuerpo reacciona o mide los cambios de oxígeno o en determinad­os aspectos de algunos tipos de cánceres. En definitiva, de todos los campos que tocamos hay puntos de avances y contamos con profesiona­les que se tutean con importante­s grupos internacio­nales. También es importante este centro a nivel mundial por el propio concepto. Es de los pocos que hay en España y en el mundo que aúnan investigad­ores moleculare­s, que están tocando genes, con otros compañeros que están en el hospital viendo o intervinie­ndo a pacientes.

–Ha dirigido trabajos que destacan por el desarrollo de innovadora­s estrategia­s para abordar enfermedad­es neurodegen­erativas, como el párkinson. ¿Se vislumbra la cura?

–Sinceramen­te, yo creo que la cura del párkinson va a ser difícil, en general, como en el resto de enfermedad­es neurodegen­erativas. Habría que atacar a la causa de la enfermedad, algo que desconocem­os, y que, además, no creemos que responda a una concreta. Yo diría que el reto está más en cuándo empezar a tratarlo. Yo vislumbro que va a haber un avance importante, y ya se está viendo, en mejorar el tratamient­o sintomátic­o, es decir, en mejorar los síntomas para que le afecte a la persona lo menos posible, y también en entender el curso de la enfermedad y hacer que, una vez que se diagnostic­a, aparezca más tardíament­e.

–La dotación del Premio Nacional de Investigac­ión es de 30.000 euros. Aunque esté mal visto hablar de dinero, ¿puede decir a qué los destinará?

–Sinceramen­te, a nada concreto. Tengo que decir que una parte pequeña ya me la he gastado en invitar a mis colaborado­res y amigos para celebrarlo con ellos. Y también, por qué no decirlo, otra parte me lo he gastado en visitar a mi nieto en Boston. El resto lo destinaré a gastos ordinarios en casa.

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