“Arruinó a 600 familias, el mundo se nos vino abajo, fuimos expoliados”
● Dos antiguos responsables de la junta de delegados describen el calvario que les hizo pasar el tesorero, conocido como el Dioni de Almensilla
El juicio por el desfalco en el Sector F de Almensilla tuvo ayer como protagonistas a dos antiguos componentes de la junta de delegados y vecinos de esa zona de la localidad aljarafeña, y por tanto víctimas de Julio Mateos Palacios, tesorero de la junta de compensación (el organismo que recibía los fondos de los parcelistas para urbanizar la barriada) y conocido como el Dioni de Almensilla porque, al igual que aquel famoso ladrón que asaltó un furgón blindado y después huyó a Brasil, también se quedó el dinero de centenares de residentes y en 2015 se fugó a República Dominicana. Así pues, fueron dos testimonios desde el dolor de quienes fueron engañados a costa de su dinero y de su “confianza” en el acusado. “Todavía me tiembla el cuerpo. Nos ha arruinado a 600 familias”, dijo Francisco Carvajal, que llegó a ser presidente de la junta. “Nos quedamos estupefactos, lo que hemos vivido no tiene nombre, fuimos expoliados”, lamentó Juan Carlos Aguilera, también secretario de la junta. Ambos, además, fueron imputados por la Fiscalía hasta que en 2020 la Audiencia archivó la investigación contra ambos.
“Julio Mateos e Ismael Perea decían en qué se gastaba el dinero”, ratificó el primero de los testigos. Perea era concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Almensilla y presidente de la junta de compensación. “Todavía me tiembla el cuerpo. Tuve que pedir un préstamo para ponerme al día, impliqué a parte de mi familia y tardó el tiempo de meterlo en el banco para llevárselo”, rememoró en alusión a los fondos que debía ir aportando para que al Sector F llegasen el agua o la luz, entre otros servicios básicos.
En mayo de 2015, el tesorero envió un correo electrónico a los parcelistas, “una cartita” según Carvajal, en el que confesaba que se había quedado su dinero. “Pensé que nos había hecho algo muy grande y no sabía reaccionar. Llamé a Aguilera y le dije ‘tenemos un problema inmenso, Julio ha metido la mano en la caja y no especifica cuánto se ha llevado’. Y por lo menos queríamos que nos lo devolviese. Nos ha arruinado a 600 familias”, relató también.
Cuando fueron al banco, añadió, les dijeron que ellos no estaban autorizados para pedir la cuenta de la junta de compensación porque las únicas firmas legítimas eran las de Mateos y Perea. Tras la correspondiente gestión para figurar como autorizados, vieron que “quedaban 235.000 euros de saldo”. “Puse el grito en el cielo”, proclamó
Carvajal antes de centrarse en una abogada ya fallecida, esposa de un auditor que sí está en la causa como acusado, porque le preguntó por qué su despacho (Torrens Abogados) había cobrado 1,4 millones de la junta a pesar de que, según él, no le constaba qué trabajos había hecho por ellos. “Fuimos a Hacienda y el inspector le dijo que en Sevilla había despachos de abogados que hacían cosas raras y blanqueaban dinero. A partir de ahí ya no volví a tener contacto con esa señora”, narró.
“Si hubiéramos sospechado antes, nos habríamos levantado. Era mi dinero, a mí me han arruinado”, insistió Carvajal. “Yo lo que quiero es urbanizar, no dejar una ruina a mis hijas”, concluyó.
El segundo testigo coincidió con el primero en que tenían “confianza” en Mateos, como asesor fiscal que era y miembro
Los dos testigos, y víctimas, empezaron la causa como imputados por la Fiscalía
de la junta de compensación antes incluso de que ellos se incorporasen a la de delegados. “Nos quedamos estupefactos. Lo que hemos vivido no tiene nombre, fuimos expoliados y después nos imputaron. Que un trabajador como yo se vea con una losa de 10 millones de euros [importe del préstamo que pidió la junta a un banco] es indescriptible”, destacó Aguilera.
“Contratamos a un auditor [el encausado Juan Carlos Navarro] para que las cuentas fuesen claras, no para que nos engañaran como nos engañaron”, prosiguió este testigo, que también fue cuestionado por el correo electrónico de Mateos. “El mundo se nos vino abajo”, contestó.