Diario de Sevilla

En góndola por la calle Entrecárce­les

- Francisco Correal

El día coincidía con los 95 años de la inauguraci­ón de la Exposición Iberoameri­cana de Sevilla el 9 de mayo de 1929. Como consta en el cuadro de Alfonso Grosso del Salón del Almirante del Alcázar, el acto lo presidió el rey Alfonso XIII. Sendos retratos de su nieto, el rey emérito Juan Carlos I, y de su esposa, la reina Sofía, presidiero­n el Pabellón Real de la Exposición Universal de Sevilla inaugurada el 20 de abril de 1992 por el nieto de Alfonso XIII. Un retrato del bisnieto de este monarca, Felipe VI, jefe del Estado desde 2014, preside el Salón de Plenos del Ayuntamien­to de Sevilla.

Los retratos del rey emérito y del monarca que actualment­e rige los destinos del país los realizó Juan Valdés (Badajoz, 1942), que ayer inauguró una doble exposición en Sevilla. Sólo faltó una góndola gigante que por Entrecárce­les llevara a los muchísimos amigos que se dieron cita para ver sus cuadros, muchos de ellos inspirados en el Carnaval de Venecia, en la Fundación Cajasol, hasta el Ayuntamien­to, donde se puede contemplar otra de sus facetas, la de retratista. Con ochenta retratos que son otras tantas interpreta­ciones personales del artista y pueden verse en el Patio Mayor de la Casa Consistori­al.

Es el año de Juan Valdés. En realidad, todos lo son. Pero este 2024 recibió la medalla de Andalucía y es el autor de la procesión del Corpus, que este año además coincide con el día de San Fernando, patrono de la ciudad. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, presidió la puesta de largo de la exposición de pinturas en la Sala Vanguardia; José Luis Sanz, alcalde de Sevilla, hizo lo propio con la de los retratos. Pero Juan Valdés es todo lo opuesto a un pintor institucio­nal. Un pintor popular, hecho a machetazos como quien dice, como los que daría el imaginario Juan Valdés colombiano para encontrar las matas de café.

Antonio Pulido, presidente de la Fundación Cajasol, evocó a quien fue su vecino de parking. Juanma Moreno lo considera un exponente de la “Andalucía del coraje” que se sobrepuso a las pruebas que le puso la vida, que no fueron pocas: huérfano de padre con cinco años, de madre con ocho. La vida y sus abuelos fueron sus maestros. Entre 37 aspirantes, consiguió una beca de la Diputación de Badajoz y en Sevilla empezó pintando… autobuses. Amén de sus cualidades artísticas, el presidente de la Junta señaló sus principale­s herramient­as: “tesón, fe y honradez”. “Una vez me dijo que Dios se llevó lo que necesitaba y le dejó el arte”.

Alguien dice de este extremeño, paisano de Zurbarán, que es la “esencia de Andalucía”. Josefina Molina lo escogió para interpreta­r a Blas Infante en la película La Lola se va a los puertos, basada en la obra teatral de los Machado, en la que Rocío Jurado cantaba el Himno de Andalucía. Cada vez que va a su despacho del palacio de San Telmo, Moreno ve en uno de los pasillos la firma de Juan Valdés bajo los retratos de los presidente­s de la Junta que le precediero­n. “Yo espero estar también colgado ahí, pero yo no me voy todavía, no hay que pintar el retrato por ahora”.

La escalera de Juan Valdés es tan conocida ya como la de Jacob, la de la saeta de Serrat o la de la película de Einsenstei­n. Una vida llena de escalones y barandales, como descansill­os para ir conociendo a las personas que marcaron su vida, empezando por su mujer y sus dos hijas. “Yo quiero seguir subiendo escaleras hasta que Dios me apague la luz de la azotea”.

Algunos personajes de la exposición de retratos acompañaba­n al autor como en la obra de Pirandello desde la calle Álvarez Quintero hasta el Ayuntamien­to: Cristina Hoyos, Ricardo Miño, Los del Río, Alfonso Carmona, María José Santiago, los presidente­s del Ateneo, Emilio Boja, y de la Cámara de Comercio, Francisco Herrero, al que ha colocado junto al Nobel Mario Vargas Llosa. Y tres plumillas que escoltamos al maestro Antonio Burgos: José Félix Machuca, Cristóbal Cervantes y este cronista, que contó la historia de Juan Valdés en la serie Plaza de España, sentándolo en el banco de Badajoz, entre los de Ávila y Baleares.

En la Casa Grande fue el alcalde el que hizo las veces de anfitrión. Tres reinas en la entrada: Gracia Montes, Juanita Reina y Rocío Jurado. Casi nada. Lora del Río, la calle Parras y Chipiona. La duquesa de Alba preside un quinteto de retratos. Juan Valdés siempre arrasa, y eso que la mañana de ayer estaba llena de eventos culturales (jornada sobre los Machado, inauguraci­ón de la exposición de Manuel Salinas). Llenó un autobús de amigos de Sevilla en los dos viajes que hizo a Mérida y Badajoz para ser reconocido en su cuna. Y en la Casa de la Provincia no se cabía el día que inauguraba a la misma hora que la Casa de Alba mostraba su patrimonio pictórico en el Museo de Bellas Artes.

Pepa Montes le hace fotos a Ricardo Miño junto a su retrato. Buen cuarteto de guitarrist­as: además del trianero, Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar y Paco Cepero. Junto a ellos, el sitar de Gualberto. Había dos retratos sin nombre, incógnitas que finalmente se desvelaron. “Parece el título de una copla, el que no tiene nombre”, dice Cristóbal Cervantes. Uno pertenecía a Manuel Herrero Presa, un sevillano del Cerro del Águila que por la base americana terminó en Madrid y abrió un tablao flamenco, Zambra, en el hotel Wellington, “de allí salieron Joaquín Cortés o Antonio Canales”. Este empresario contaba que no ponía los pies en el Ayuntamien­to desde aquel lluvioso último día de enero de 1998 en que la Casa Consistori­al acogió la capilla ardiente con los restos del munícipe Alberto Jiménez Becerril y su esposa Ascensión García Ortiz asesinados por ETA. “¿Dónde estoy yo, Juan?”, le pregunta al pintor el segundo retratado sin nombre. Era el empresario Juan Ramón Guillén.

Un pintor por Entrecárce­les, junto al busto de Miguel de Cervantes. Como un ensayo de la procesión del Corpus cuyo cartel este año llevará la firma de Juan Valdés. El éxito está asegurado. En la Fundación Cajasol, además de su interpreta­ción del Carnaval de Venecia y los retratos de la Familia Real y fotografía­s de sus posados (sólo Antonio López y Hernán Cortés lo han conseguido), está el cartel de las Fiestas Primaveral­es de 2011, con una plasticida­d digna de un cuadro de Degas.

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DAVID DOMÍNGUEZ Juan Valdés explica un cuadro a Juanma Moreno en presencia de Antonio Pulido.

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